—Como Skyler ya hizo el discurso conmovedor y romántico como la brillante escritora que es, yo seré breve —alzo la copa en dirección a los novios—. Lexy, eres mi mejor amiga y te deseo toda la felicidad del mundo. Fox, te adoro y te considero un amigo porque veo lo mucho que amas a una de mis hermanas del alma —Fox besa la mejilla de su esposa—, pero si la haces llorar, seré tu peor enemiga. Y soy abogada. No me decepciones.
Todos ríen.
—Advertencia recibida. —me guiña un ojo.
—Por los novios. —musito alzando la copa.
Todos me imitan y beben. Yo apenas le doy un sorbo; necesito mis sentidos activos. Debo estar alerta por cualquier cosa que pueda pasar.
Dogan ha intentado hablar conmigo un par de veces, y Charlotte no lo ha dejado acercarse. No entiendo el motivo de querer hablar conmigo. Prefiero que se concentre en su novia y me deje fuera de su novela personal. Ya tengo suficiente sintiéndome atraída por él y sentir culpa por eso.
El DJ cambia la música a algo más animado y los amantes del baile se levantan sin pensarlo. Hector me invita a bailar y acepto con una sonrisa. Sus pasos son precisos y confiados; es casi criminal lo bien que se mueve. Me dejo llevar, olvidándome de todo menos de él y su ritmo impecable. Después bailo con mis amigas y con Portia, quien no tiene problemas para mover las caderas y contagiar energía. La música llena la sala y, por un instante, me siento como en un videoclip.
La burbuja se rompe cuando Hector me dice que debe irse. Mañana tiene un vuelo a África y prometió cenar con su familia. No puedo retenerlo; no siento que tenga derecho. Él se despide de mis amigas, de Fox y lo acompaño hasta la salida.
—Gracias por acompañarme.
—Para eso están los amigos —responde con una sonrisa.
Le doy un abrazo.
—Creo que yo me iré luego de que corten el pastel—exclamo—. Todos están en pareja. Incluso Sky está embobada con el amigo de Fox.
Ríe y se aparta.
—¿No te afecta que tu esposo esté con su novia?
Golpeo suavemente su hombro.
—No digas eso en voz alta. No quiero ser responsable de un chisme viral de boda.
Toma mi mano y la besa.
—Si algún día cambio de opinión y deseo casarme, te buscaré.
—Seguramente me encuentres soltera con un gato. —respondo, haciendo la típica predicción que siempre se cumple en películas malas.
—Genial, y si no me alegraré por ti y me buscaré otra. —agrega con una sonrisa.
Aparto la mano.
—Y te ayudaré con gusto.
—Sería mejor si eres tú.
Me echo a reír.
—Ya lárgate. Esas frases no funcionan conmigo. Ni con gatos.
Me quedo un minuto sola viendo cómo Hector se aleja y luego me doy la vuelta para regresar con los demás. En ese momento aparece Charlotte, y no puedo evitar rodar los ojos.
—No sabía que estabas aquí —dice con esa sonrisa que grita “problemas inmediatos”.
Enarco una ceja.
—Puedes fingir que no estoy. No me importa.
Paso a su lado y ella me detiene del brazo.
—No quiero que nos llevemos mal —frunzo el ceño—. Entiendo que te guste Dogan porque es guapo y un buen hombre. Si te disculpas, yo lo haré y todo quedará en orden.
Suelto una carcajada que resuena en el pasillo.
—¿Disculparme? Claro, justo después de que los unicornios invadan la pista de baile. No tengo motivos para hacerlo. Lo que te dije fue la verdad después de que me insultaras. No necesitas fingir interés en que nos llevemos bien. Prefiero que no me hables y finjas que no existo. No me voy a ofender. Todo lo contrario, es casi divertido.
—Viper… —da un paso hacia mí y yo doy uno atrás cuando me toma de la mano, con una suavidad que me pone en alerta.
—Suéltame. No me interesa —digo mientras tiro de mi brazo.
Charlotte me suelta de repente y cae al piso con un sonido leve.
—¡Viper, solo intentaba disculparme, no era necesario empujarme!
—¿Qué? —la miro desconcertada, sintiendo un sudor frío recorrer mi espalda. Entiendo en un instante que no fue un accidente.
—Charlotte. —Dogan aparece y se inclina para ayudar a su novia a ponerse de pie—. ¿Estás bien?
Me quedo de piedra al comprender el teatro. Fingió disculparse para provocarme, y como no lo logró, armó esta escena para parecer víctima frente a Dogan y hacerme ver como la mala.
No puedo evitar reírme antes de salir de mi asombro y aplaudir, con un sarcasmo que casi debería ser un deporte olímpico.
—Vaya, felicidades por la actuación. Te quedó muy bien.
—Dogan, me empujó. Solo quería disculparme, como dije que haría. —se excusa Charlotte con una voz temblorosa que no le creería ni un niño… Tal vez Dogan sí.
Dogan pasea la mirada entre nosotras, su mandíbula tensa.
#10 en Novela romántica
#5 en Chick lit
#3 en Otros
#2 en Humor
comedia romantica, embarazo insperado, matrimonio accidental
Editado: 20.10.2025