Una loca suelta en Navidad

Capítulo 1

Reencuentro inesperado

 

—¿Qué haces? —me pregunta mi hermana al verme colocar un muñeco en agua.

—Nada, imagino que este muñeco es mi ex —lo ahogo imaginariamente y luego cierro el bote.

—¡Estás loca! —me dice y se va, no le llevo el apunte y sigo con lo mío, no podía aún olvidar lo que Emiliano me había hecho ¿Cómo fui tan boba? Cuando obtuvo lo que quiso me dejo, sola, loca y alborotada, porque nadie en esta vida, me había hecho sentir lo que solo él podía y por eso lo odiaba con todo mi ser.

—Mari, que bueno que te encuentro, necesito que me acompañes al aeropuerto —me pide mi hermano mayor Augusto.

—Vas a buscar a la hija de Eduardo —hago referencia a la pareja de mi madre, su única hija venía todos los años a pasar la navidad con nosotros.

—Si y sabes que la odio, pero mamá me pidió de favor que la busque.

—No puedes negarte al pedido de nuestra reina, además debes admitir que siempre te gusto Laura.

—Mejor te callas.

—Sabes que es la verdad, a lo mejor este año se te dé la oportunidad con ella, no somos nada, solo hermanastros, mamá y Edu no tendrán nunca bebés, así que no hay lazos que los unan.

—Me estoy arrepintiendo de traerte conmigo —subimos a su coche y emprendemos camino al aeropuerto, al llegar vamos por ella.

—¿Tu crees en el destino? —dice de repente Augusto y dejo mi celular para mirarlo.

—¿Qué? Porque dices eso.

—Ese que viene con Laura no es tu ex —miro hacia donde él me dice y era cierto, Emiliano venía muy enamorado de la mano con ella, sentí un calor recorrer todo mi cuerpo en ese momento.

—¡Vamos a casa! —me di vuelta para irme, pero Augusto me detuvo al tomarme de la mano.

—¡Aquí te quedas! Madura un poco —me dice y me río en su cara.

—Vete al carajo, yo aquí no me quedo —me solté de su agarre y camine rápido a la salida, busque un taxi y de camino llame a Nicolás, mi mejor amigo.

—¿Qué pasó? —me pregunta al verme bajar del auto.

—Paga y te explico —le pido, ya que no traía conmigo mi cartera.

Ingreso al edificio en donde vivía y lo espero para subir juntos al ascensor.

—Marilina ¿Qué pasó?

—La vida pasa, el imbécil de Emiliano, es novio de Laura ¿Puedes creerlo? —me apoyo en su pecho y largo mi llanto contenido.

Mi amigo me deja quedarme en su casa, pero no podía estar aquí para siempre.

—¿Ahora qué hago?

—Debes regresar a tu casa, no puedes huir para siempre.

—Eso es lo malo, que mañana nos vamos a la casa de campo de la abuela Magdalena, será la peor navidad de mi vida.

—Hay Mari, su pudiera ayudarte —en ese momento la lámparita se me prende y me lanzó encima de Nicolás.

—Eres un genio, ve a hacer tu bolso, vienes conmigo a casa de la abuela Magda.

—¿Qué? ¿Te volviste loca?

—Sí, ya hace mucho que enloquecí, sobre todo cuando acepte ser la amante de Emiliano, y mira que lo fui cinco años, ahora que se separó no tuvo mejor idea que meterse con alguien de mi familia.

—A su favor, tu lo dejaste, por eso se separó, además que él no conoce a tu familia, siempre fuiste la otra.

—Ni me lo recuerdes, pero eso no importa, tu vendrás conmigo como mi novio.

—Para que Marilina ¿Cuál es tu propósito?

—Que vea lo que perdió, no solo eso, también que sepa que está con mi media hermana, a ver cuanto le dura.

—O sea que tu crees que cuando te vea, va a dejar a Laura.

—Emiliano me ama, Laura es solo diversión.

—Cuanta seguridad.

—Bueno, ¿Vas a ayudarme? Necesito que él vea lo que perdió y sobre todo que sufra.

—¡Está bien! Pero vamos mañana, debo hacer muchas cosas antes de ir.

—¡Perfecto! Solo préstame ropa para dormir.

En la mañana siguiente me levanté cansada, puesto que no había dormido casi nada, de mi mente no salía la imagen de ellos dos tomados de la mano, odiaba que esto me suceda, cómo pude enamorarme de alguien así, y sobre todo dejar que se me fuera de las manos.

Durante el viaje a casa fui en silencio, sabía que toda la familia estaba levantada, ya que él viaja al campo de la abuela, es retirado y siempre salimos temprano.

—¡Llegamos! —me saca de mis pensamientos Nicolás y al mirar al frente de mi casa, ya veía el movimiento.

—Bueno, actúa normal, así como si fueras mi pareja, eso sí, nada de besos, bueno, solo en la mejilla.

—Será cómo tu digas, pero ya vamos, porque mientras más lo atrases, más te estresas.

—¡Está bien! Vamos —abrí la puerta y baje, espere a Nicolás y lo tome de la mano, al llegar a la entrada, saque mi llave y abrí, ingresamos y pasamos al comedor en donde todos se encontraban desayunando.

—¡Buen día! —dije llamando la atención de todos, sobre todo la de él, quien al verme hizo él amague de levantarse, pero algo lo detuvo.

—Marilina ¿En dónde estabas? —me pregunta mi madre.

—Es mi culpa señora, pasa que su hija y yo…

—¡Somos novios! Pase la noche en su casa —respondí.

—¿Es en serio? ¿Tu y él? —consulta Augusto, y antes de que arruine mis planes me hago la boba.

—¡Laura! —suelto de la mano a Nicolás y voy hacia ella, quien se levanta y me da un abrazo— ¿Cuándo llegaste? —me hago la boba y sonrió falsamente.

—Ayer en la tarde, mira, te presento a Emiliano, mi pareja —lo señala y solo asiento con una sonrisa.

—Bienvenido a la familia, bueno, los dejo que con Nicolás tenemos que armar mis maletas, pero ustedes sigan desayunando —me giro y tomo de la mano a mi amigo a quien llevo a mi habitación, al llegar me tiró en mi cama y ahogo un grito sobre mi almohada.

—¡Lo odio! —dije con dolor en mis palabras.

—Porque mejor no te quedas y pasamos la navidad aquí.

—No, esa opción no es viable, mi abuela no tiene la culpa de que su nieta haya sido una imbécil, vamos a ir al campo y le voy a hacer la vida imposible a Emiliano.



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En el texto hay: navidad, amor, oportunidades

Editado: 30.12.2022

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