Una Luna para cada Lobo

Capítulo 9

   Las chicas decidieron ser ellas las que preparen ese día el desayuno. "Esta cocina es de las mujeres" fue lo que declaró Margret. Los chicos se rieron y se quedaron en la sala.
  Cada una ayudaba en algo mientras conversaban.
—Margret, desde que estamos aquí no te he visto comunicándote con tu novio ni una sola -le dice Johana a Margret.
—Me olvidé de eso -responde ella con sorpresa. Había olvidado completamente que tenía novio.
—La mejor novia del año -se rió Sandra con sarcasmo.
—Después de esto es posible que cuando regreses no tengas novio -dice Johana divertida.
—Que pase lo que tenga que pasar -contestó Margret indiferente.
—No te siento enamorada.
—No lo estoy. Él me gusta mucho, pero no es el hombre que se a ganado mi corazón.
—¿Llegará algún día ese hombre? -pregunta Sandra tomando una taza de té.
—Sé que llegará y cambiando el tema a uno más interesante ¿No se han dado de cuenta de la mirada de Julián? -pregunta Magret con curiosidad.
—Sí, muy sospechoso -contesta Johana dándole la razón.
—¿Qué mirada? -pregunta Sandra que no tenía idea de lo que le sucedía a Julián. Aunque si lo notaba algo despistado a veces.
—Como dicen, la interesada es la última en enterarse.
—¿Me pueden explicar? Contexto por favor.
—Julián te ve mucho -le responde Margret.
—¿Qué tiene de raro?
—Su mirada, es algo más que amistad -dice Johana. Tenían que hacerle ver a Sandra la realidad porque estaban seguras de que ella sentía lo mismo por él.
—Se parecen a los chicos -dice Sandra quejándose. Últimamente estaban enfocados en ese asunto.
—Ellos también están sospechosos ¿Será que Julián les dijo algo? -comenta Margret.
—¿Y qué piensas de Julián? -pregunta Johana. Ya parecía un interrogatorio.
—¿Otra vez esa misma pregunta? -pregunta Sandra ya cansada.
—Pero ahora sé honesta. Estamos entre chicas.
—Lo he estado pensando mucho y...
—¿Y? -insiste Magret.
—No sé lo que siento -responde Sandra incómoda.
—Eso significa que no lo vez ahora como sólo un amigo.
—No sé lo que siento. La verdad que lo he extrañado tanto y cuando me escribía y me llamaba me hacía tan feliz. Cuando me dice cosas lindas mi corazón se acelera y es tan especial conmigo. Me siento protegida a su lado.
—¿Y cómo que no sabes que sientes? Estás enamorada, es un hecho -declara Johana muy segura. No se podía equivocar ya era más que claro.
—Pero somos amigos -dice Sandra.
—¿Quieres perder a un hombre como Julián? -pregunta Margret mirándola fijamente.
—¿Perderlo?
—Si no te decides él puede fijarse en otra ¿Te gustaría? -pregunta también Johana.
—Yo... no. No quiero que él esté con otra. Yo... lo quiero -Sandra se termina dando de cuenta de lo que sentía por Julián. No quiere verlo con otra mujer porque ella lo quiere a su lado siempre.

***
  Desayunaron y hablaron. Sandra veía a Julián pensando. Él la observó también y sus miradas se encontraron se sonrieron y desviaron la mirada incómodos. Los amigos observaban a la pareja disimuladamente.
  Decidieron ir al centro comercial a comprar los regalos navideños. Se separaron para que sea sorpresa y quedaron a cierta hora encontrarse en cierto restaurante para almorzar.
  Mientras Sandra observaba una vitrina buscando un regalo para llevarle a su madre le sonó el celular y casualmente era su ella.
—Hola mami ¿cómo estás?
—Yo bien, lo importante es como estas tú -responde su madre.
—Bien.
—¿De verdad? ¿Cómo la estás pasando?
—De verdad. Estas vacaciones han sido inolvidables. Hace mucho que no disfrutaba tanto y el paisaje es hermoso -dice Sandra muy alegre y animada. 
—Me alegro que te diviertas. No todo es estudiar y trabajar, aunque si son cosas importantes, pero disfrutar la vida también lo es.
—Sí, estás vacaciones me han hecho ver muchas cosas que necesitaba -ella pensaba en Julián y en lo ciega que estuvo por tantos años.
—Me gusta escucharte tan feliz.
—Ahora estamos comprando los regalos de navidad.
—Te llamo más tarde cuando te desocupes. Recuerda que tu mami te quiere -le dice Carolina despidiéndose.
—Y yo a ti.
  Julián por su parte estaba desesperado por encontrarle un regalo especial a Sandra 《¿Qué podría ser?》 Él ya le había dado regalos antes, pero esta vez quería que reflejara sus sentimientos 《Que difícil es》
—¿Puedo ayudarle? -le pregunta una vendedora en una tienda de joyas.
—Usted es mujer ¿Qué regalo le gustaría que le dieran?
—¿Para una conocida, familiar, amiga o novia?
—Casi novia, así que tiene que ser algo especial -responde Julián y la mujer sonríe mostrándole algunas cosas.
 Se reunieron en el restaurante acordado luego de hacer las compras. Metieron todas las bolsas en el auto, tratando de que no se viera lo que estaba dentro y fueron a sentarse a ver el menú.
—Hay muchos platos no sé que pedir -dice Magnu observando el menú.
—Julián paga pide lo que quieras -responde Lion en broma.
—Interesados -dice Julián.
—Yo quiero el menú del día -pide Johana.
—Se ve bueno. También lo quiero -contesta Óscar.
 Duraron un rato y todos decidieron lo que comerían y beberían.
—¿Y consiguieron los regalos? -pregunta Julián.
—Sí, compre todos y algunas cosas para mí. Me encanta las tiendas de por aquí -dice Margret emocionada.
—Y que mejor que comprar con el dinero de Julián -comenta Lion alegre.
  Julián se les quedó viendo seriamente y ellos se rieron. 
—Tú sabes que te queremos con o sin dinero -dice Sandra.
—Te hemos aguantado desde antes que empezarás a trabajar -contesta Gus.
—El que se los ha aguantado soy yo -replica Julián.
  Sandra tuvo arcadas como si fuera a vomitar. Dejó de comer y puso su mano sobre sus labios.
—¿Estás bien? ¿No te gustó la comida? -pregunta Magnu.
—Si quieres pedimos otro plato para ti -le dice Johana.
—No es eso,  sólo fue unas náuseas -responde Sandra con la mano tapando su boca.
—¿No será que...? -pregunta Lion.
—¿Un Sandrito? -pregunta Gus.
—No digan eso ni en broma. Eso significaría que su padre sería... -dice Sandra recordando a su ex- Además, siempre me cuidé y si estuviera embarazada de él ya tendría como más de 4 meses.
—Saben que las náuseas son normales por el lupus -les reclama Julián.
—Lo sabemos -responde Gus.
—Pero nos gusta molestar -contesta Lion.
—Pero ya no estás como antes que vomitabas por todo y te pusiste flaquísima -comenta Magnu.
—Unos kilos menos y Sandra desaparecía -dice Magret bromeando.
—Eso es en el pasado. Ya estoy mucho mejor y no he vuelto a estar hospitalizada. Que incómodo es -contesta Sandra que tenía malos recuerdos de los hospitales.
—Yo estuve sólo una vez hospitalizado y me gustó -comenta Óscar.
—Fue sólo 2 días. Yo estuve casi un mes y me sentía en prisión. La vía siempre se me filtraba y tenían que puyarme de nuevo para colocarme una nueva. Mis pobres venas sufrieron mucho.
—Yo detesto las inyecciones, duelen mucho -dice Gus.
—Eres un cobarde. Una vez huiste cuando había jornada de vacunación -le dice Johana.
—Si ustedes quieren puyarse por gusto allá ustedes, pero yo no.
—No es por gusto, es para la salud -responde Magnu.
—Mi salud está perfectamente bien sin vacunas -contesta Gus.




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