Una Luz en la Oscuridad.

9.- Lluvia de estrellas.

El otoño llegaba a su mayor esplendor, aun con la llamada del rey del sol muchas festividades no fueron canceladas, a petición de la reina de la luna algunas fueron inclusive celebradas con total normalidad, esto alivianaba los espíritus de aquellos que irían a la lucha.

Muchos voluntarios de todas las razas y pueblos partirían junto con los reyes a las tierras fuera de los cuatro universos al Tártaro, un lugar de caos donde las realidades del tiempo y el espacio eran irrelevantes. Otros se quedarían en el llamado el árbol de la esperanza, el cual había sido vinculado al mundo por los cuatro reyes para salvaguardar las fuerzas de la vida y la creación y protegerlos del rey demonio muchos años atrás, el titán de la sabiduría afirmaba que ese era el objetivo de aquellos demonios, si el árbol caía los cuatro universos se marchitarían.

Pero la mayor parte de los guerreros se quedarían en sus hogares, listos para resistir hasta el último hombre o mujer con tal de proteger lo que amaban, todas las esperanzas estarían en aquellos que cruzarían los límites del universo junto con los dos reyes.

Nunca se había visto nada igual, aun en tiempos del mito, cuando todas las razas se habían unido para enfrentarse a un enemigo común, dando origen a la cruzada de plata, la cual con el paso de los tiempos pasaría a llamarse el Fénix Blanco.

Muchos campeones encabezarían el ataque a los demonios, iniciando por los reyes del sol y la luna, escoltados por los Guardianes, los verdaderos gobernantes del mundo, uno por cada galaxia habitable dando el total de noventa y nueve. Pero los líderes de las razas también enviarían a sus mejores guerreros, como había sido el caso de los elfos de la Luz, quienes eran liderados por la princesa Sol en representación de su reina.

Las festividades empezaron, muchos partieron a sus hogares para ver a sus familias, otros preferían visitar lugares desconocidos aunque fuese una única vez, por su parte Ilse, Kalan y Jaden junto con muchos otros prefirieron ir reuniendo fuerzas, en la sede de las fuerzas del Fénix blanco. Un viaje que llevaría años por realizar, horas en portales mágicos.

Sirilan, anterior mente conocido como el palacio de los cuatro reyes, una grandiosa estructura de cinco torres y un grandioso domo ubicado en un pequeño planeta habitable de hermosas praderas verdes y ríos cristalinos, cuyas torres perimetrales simbolizaban a los reyes del sol, la luna, el cielo y las estrellas, y en cuya torre central se erguía como un gigantesco árbol blanco de hojas doradas.

Hasta que el rey demonio llegó, las cinco torres al igual que su blanco muro cayeron dejando solo los cimientos de un domo, en el cual las manos mortales reconstruyeron lo que ahora sería conocido como la tumba de la reina, protegido por los torum angelicales y los poderosos dragones.

Un lugar maravilloso en donde se guardaba el cuerpo de la difunta reina en una caja de diamante lunar, que siempre había abierto sus puertas a todos los que quisieran contemplar a su reina, ahora estaban cerradas, únicamente los Guardianes, Reyes raciales, guarda espaldas y traductores eran recibidos por los protectores del templo.

Los guerreros llegarían a aquel lugar conocido como el centro de los cuatro universos, y se reunirían en los planetas cercanos, planetas creados por los titanes algunos meses atrás para esta gran reunión.

El planeta era inmenso, pero los poblados y campamentos estaban plagados de vida, casi no había lugar para dormir, la comida, aunque abundante era controlada por el Fénix blanco, proporcionando alimentos aptos para que los guerreros tuviesen fuerzas y salud, el agua también era racionada, y las armas sin excepción eran revisadas por maestros herreros, Enanos y Elfos.

Kalan había encontrado un lugar donde acampar, a las afueras de un poblado donde los tres podrían sustentarse con la comida y el agua que el gato había traído en su mochila. Con la aprobación de los soldados de elite, pudieron establecer su propio campamento.

-Mandrágora, Iris, diente de León, miau, algo de Milagrosa, azulina-, Contaba Kalan aquellas hierbas medicinales que guardaban en su mochila.

-No has vendido nada desde que llegamos a este lugar-, le dijo Jaden encendiendo la fogata-, ¿por lo menos dejaste lo innecesario en alguna parte?

-Si te refieres a las artesanías y objetos relativamente no mágicos miau, los he vendido antes de venir… aunque me gustaría que Ilse trajera más milagrosa cuando regrese.

-Sabes que no puedes vender aquí, todo será para la batalla que se aproxima.

-Estoy completamente consiente de eso miau-, le dijo saliendo de la mochila-, esta noche partiré con otros recolectores en búsqueda de más hierbas que los titanes hayan hecho crecer en estos planetoides, lunas, lo que sean miau.

-Es increíble-, susurro Jaden observando el crepúsculo-, por fin puedo contemplar el mundo con mis propios ojos… y ya me lo quieren arrebatar.

Kalan tomo algo de pan y los puso al fuego, de un brinco de gato llego a un riachuelo que corría tras el campamento, volviendo con suficiente agua, cortó vegétales y cangrejos, agrego algunas especias y sal.

-Huele, la teníamos pendiente desde hace mucho tiempo miau.

-ja, solo no dejes que los de la elite vean el sake o te meterás en problemas.

Ilse observo a los dos reírse mientras ella salía del río, la sonrisa de ambos era algo que ella había atesorado en su corazón desde el día que los había conocido a cada uno, fue hasta ellos para entregarle a Kalan algo más de milagrosa. El gato agradeció entrando de entero en la mochila, saliendo con frascos y bolsas de cuero vacías, un cuchillo y una linterna electica.



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En el texto hay: elfos, magia, magia fantasia

Editado: 27.09.2020

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