POV Ivón
Salimos Amelia y yo dejando a Andrew en su casa con ese tipo, no me gustaba la idea pero, yo trataré de ver que puedo hacer para que podamos salir de este lugar.
Amelia llevaba en la mano algo marrón como un abrigo largo con capucha y no le vi bolsillos en su vestimenta y me comencé a preguntar donde tiene el dinero guardado para la compra.
Entonces, cuando miro alrededor para ver si podía escapar solo que había muchos ingleses o varios con uniformes rojos alrededor que debía significar algo ¿no? Además, estaban armados.
Se me acerca Amelia para hablarme casi en un susurro—si intentas escapar gritaré que me has robado para que te disparen—la escucho decir y trago casi en seco.
—¿Qué voy a hacer ahora ADONAY?—la sigo sin replicar y entramos como por un callejón donde hay una mesa y dos sillas. Una de un lado y otra del otro lado y ella toma asiento de un lado frente a mi y se pone el abrigo marrón con capucha que llega como a los tobillos y me acuerdo inmediatamente de la mujer que vi en visión aquel día pues, eran muy similar cuando la veo con eso puesto—¿será que es ella...?
—Ah que bueno que está aquí adivina—alguien llega e interrumpe mis pensamientos y noto que es un hombre el cual, me dice Amelia que me haga a un lado y solo observe lo que ella hace.
Yo al escucharla frunzo el ceño y me pongo a su par. El hombre se sienta frente a ella—adivina, quiero conquistar a una mujer y ya escuché de otra persona que pudo lograrlo y me recomendó con usted. Dígame que debo hacer—ese hombre de edad de como cuarenta años parecía estar ansioso pude notar y vi su rostro con la poca luz que entraba, vi que tenía una barba y ropa algo desgastada como si fuera de un nivel de estatus más bajo creo. Con el cabello castaño claro con algunas canas y ojos azules.
—Primero, ¿qué tienes para darme a cambio?—dice Amelia.
—Solo tengo estos cuatro Florín por ahora—le pasa cuatro monedas sacadas de su bolsillo y ella los toma rápidamente—Entonces, ¿debo matar a algún animal o algo así?—añade el tipo.
—Oh, esta vez no—comenta Amelia y yo trato de no pensar que dijo lo que escuché—aunque...—añade de forma pensativa—debes enterrar dos muñecos de frente en su patio sin que ella se de cuenta y rociarlos con sangre humana que no sea la tuya sino, de una mujer virgen. Amarrados los dos muñecos y harás esta oración—manifiesta y veo al tipo con cara de suspenso moviendo una de sus piernas frenéticamente—yo declaro que esta persona y dices el nombre de la chica se casará conmigo y toda persona que intente casarse con ella sea atacado por el espiritu del anima sola hasta que ella este conmigo casada. Todo matrimonio que tenga que no sea conmigo llegue al fracaso y solo tendrá paz y prosperidad en su matrimonio si está conmigo. Estos dos muñecos uno soy yo osea, tú y otro será la joven que dirás su nombre cuando hagas el entierro y es para que quede amarrada a ti y hechizada cuando te vea declarando que será tuya por la eternidad y llamas al anima sola para que te ayude en esto—tapo mi boca con la mano por lo terrible de lo que escuchan mis oídos.
—¿Eso es todo?—pregunta el hombre como si esperaba algo más nose, más impactante o grande diría yo.
—Sí—responde Amelia.
—Pero, ¿cómo me hago para conseguir sangre de una mujer virgen?
—No es mi problema.
—¡A YAHWEH no le gusta que hagan tales cosas!—estalle como dinamita no pudiendo controlarme más ante tales cosas—lo que te espera es el infierno si haces algo como eso, la muerte eterna y-y— se pone de pie Amelia y me da una bofetada en la mejilla izquierda.
—¡Tu, callate!—vocifera Amelia y después se sienta otra vez—no la escuches es mi aprendiz y es su primer día hoy—además, si YAHWEH como lo llama ella supiera y ve tu situación ya te hubiera ayudado. No le hagas caso. Ahora si me disculpas debo irme— Amelia se pone de pie y se quita la capucha para luego llevarla en la mano y camina hacia la salida del callejón dejando al hombre sumergido en sus pensamientos.
—¿Ahora quieres también que te espere?—ella se para en la salida del callejón de espaldas—mejor llamo a los guardias ahora—yo aprieto mi mano en un puño del enojo pues, a hecho que este hombre por sus palabras, vaya muy probablemente y haga algo que es bastante grave además, ¿sangre de una virgen? Santo padre no puedo dejar a este hombre así pero, no tengo de otra.
—¡No!—yo voy corriendo hacía ella y sigue esta mujer caminando como si no le hubiera dicho nada a este hombre entonces, no puedo actuar sin ser prudente porque, si me encarcelan o disparan ¿cómo buscaré a Xiang?
Llegamos al mercado y la veo usar las monedas que le dió el tipo a ella comprando alimentos como panes y leche.
Caminamos de vuelta a su casa y entonces, pienso en el camino lo que dijo Amelia que ¿yo era su aprendiz? ¿qué rayos está pasando aquí? No lo entiendo bien. ¿Quiere que sea una bruja al igual que ella e incita a tomar la sangre de humanos para hacer cosas horribles? Ni hablar.
—Entra y ve a ver a Robert...¡Oye!—Amelia me da otra bofetada y yo estaba tan centrada pensando que no me di cuenta cuando llegamos—lo que me faltaba además de bocona eres despistada. ¡Mujer inútil!—yo al escucharla solo me toco la mejilla derecha que me arde bastante y entro adentro.
Vislumbro a Robert hablando con Andrew sobre no se que de seguro cosas del jardín y cuando me ven se callan ambos. Andrew me ve con el ceño fruncido y Robert se acerca a mí—tu, sígueme y tu también—nos llama a Andrew y yo por igualmente y lo seguimos al comedor—tomen asiento—lo hacemos—va a no se donde ya me estaba dando igual todo solo miraba al piso con deseos de llorar queriendo irme a casa.
Luego de unos minutos pone frente a nosotros dos un plato con pan con algo amarrillo encima que pienso es mantequilla y un vaso de leche—coman que más tarde saldremos todos a una reunión—le escucho decir a Robert y luego, oigo sus pisadas alejandose del lugar donde estabamos como subiendo las escaleras.