Día festivo ¡Bien!
Salgo de casa y cuando doy dos pasos me doy cuenta de qué he salido en pijama, así que doy vuelta atrás y ando para casa con prisa. Cuando llego y abro la puerta veo a mamá de frente riéndose de mí.
— ¿Qué, andamos con prisa?
— ¡Mamá…!
Nos reímos y voy a la habitación a cambiarme, cuando ya estoy preparado vuelvo a irme de casa.
Me dirijo a Rubix a tomarme algo, al llegar me parece reconocer a una chica especial en estos momentos para mí.
—Hey Cat— ella me mira y viene hasta mí y sonriéndome me mira a los ojos y me siento de una manera que pocas veces he experimentado.
Su luz me está arrasando y ya me encuentro perdido en ella, Catleya montes Núñez.
— Cannes…
— ¿Ah?
Ella ríe y quedo hipnotizado con su risa y lo feliz que se ve, desde que su esguince se curó, parece otra de la que conocí en la caída que provoco el esguince.
— Vente conmigo y Eze— la miro y después dirijo mi mirada a la mesa de la que ha venido y miro al chico que nos observa.
—¿Segura? No quiero molestar, estabais tan bien.
— No molestas ¿Verdad Eze?— se dirige al chico y el nombrado asiente.
Así que los dos sin darnos cuenta nos damos la mano y las cruzamos yendo para la mesa, y al sentarnos el chico me mira sonriendo de medio lado.
— Eze González Lorey— se presenta.
— Cannes Ordóñez Santiago— respondo.
Estamos pasando un buen rato en el bar tomando algo y al chico le suena el teléfono.
— Chao.
Él se despide de nosotros y yo aprovecho para sentarme en donde él se sentaba para quedar de frente a Catleya. Catleya bebe de su coca-cola y yo la observo, parece modelo y solo estudia marketing.
Cerca de las siete de la tarde, invito a las dos rondas que hemos bebido aquí y la acompaño a su casa antes de irme a la mía.