Llevaba dos días sin saber nada de ella, y algo me inquietaba, sabía qué algo había pasado, y lo quería saber.
— ¿Tía puedo llamar a una persona un momento?— ella me mira y sonriendo asiente con la cabeza y pronunciando un sí silencioso con sus labios.
Primera llamada un fracaso. Segunda llamada nada de nada, comunicaba, y la tercera fue la victoria.
— Hola Cannes.
Su voz sonaba más apagada que la de costumbre, era mi confirmación de qué si pasó algo.
— Hola nena.
— Qué quieres Cannes— noto su voz cansada, triste y agotada, todos sinónimos de qué no está para nada bien.
— Saber de ti Catleya.
Ella tarda en contestar, no sé por qué, pero quiero pensar qué le ha sorprendido mi respuesta.
— ¿Por qué?
—… Me sentía inquietado, sabía qué algo pasaba y quería saber de ti, sé que puede…
— Para, respira, te entiendo, todo iba tan bien, llevo dos días hospitalizada— su voz se quiebra al decir que está hospitalizada, y algo quiebra mi corazón.
— ¿Sé te puede visitar?
— Sí, ¿Por qué?
— Para saber, tengo qué volver al trabajo nos hablamos.
Ella y yo nos despedimos y al colgar, necesito hacer unas respiraciones profundas antes de volver a trabajar. Cuando hago el descanso, y empiezo a desayunar, veo como una silueta de mujer se sienta a mi lado, la miro y mis ojos se cristalizan.
— Tuli ella está… Hospitalizada— ella me abraza y me dice que la vaya a ver, que vuelva a la tarde.
—¿Segura?— asiente.