Una Luz en Ti

EL PERDÓN Y VIDA NUEVA -19 | LEYLEY

Llevo tan solo unas horas fuera del hospital y ha sido todo algo caótico, para empezar al llegar a casa mamá se puso demasiado nerviosa al verlo todo como habían sido los últimos días, los días en los que yo estuve empotrada en una camilla de hospital.

Puso la marcha de su cuerpo a supervelocidad y en diez minutos, un cuarto de hora arregló el piso de abajo y mi cuarto para qué yo estuviera muy bien en lo que cabe.

— Mamá, qué estoy bien, estate tranquila por favor.

Mamá me mira y se calma al ver tal sinceridad en mis ojos y mi postura física.

Viene, me abrazo y cenamos, eso ayer por la noche, ahora qué son apenas las once de la mañana, estamos desayunando, mis padres pidieron la baja laboral para poder estar para mí estos días en los que de alguna manera también se puede decir que estoy de baja. Hace días que no veo a Marcos, papá viene a la habitación para hablar del tema conmigo, yo antes de lo que me paso, no quise darle bombo al asunto, así que decidí perdonarle y ambos decidimos qué a partir de ahora esto sería un recuerdo doloroso, pero qué era hora de vivir.

El perdón y vida nueva.

— Ley, un chico vino a verte.

Así es como papá me provoca unos gigantes nervios, aunque ya había visto a Cannes en alguna ocasión. Los recuerdos me vienen como lluvia de mayo a la mente y los puedo observar. Los intentos de romances fallidos, y como papá ahuyentaba a los chicos de mí, pero por alguna razón presiento que está intentando cambiar y qué ya no será así.

— Hey Cannes.

— Os dejo a solas.

Observo a papá mirarme, sonreír y irse al sofá con mamá.

— Caty.

Me rio y eso parece alegrarlos a los tres, pero ese apodo por el que Cannes me ha llamado me ha hecho gracia y me ha dado ternura. Con su luz brillante y su ser amable, me atrapa cada vez que estamos juntos, él es como la playa, el verano y todo lo bueno para mí, bendito el esguince que me hice.

Pasa con nosotros toda la tarde y a la noche se va a su casa. Antes de cenar, vuelven a llamar al timbre y voy a abrir aún con la mirada amenazante de mi madre en el pescuezo.

—¡Marcos!— doy un mini salto y me abrazo a él.

Ha venido a verme, ya que se ve que Eze se lo dijo y hasta ahora no había podido venir.

—No te preocupes.

Mamá lo invita a cenar, pero que se tenía que ir a su casa, que solo había aprovechado una salida para pasar a verme.

Asiente y nos despedimos, luego nosotros cenamos, me ducho y me acuesto. Hablo con Cannes por whats y luego de dos horas, dejo el móvil tras despedirnos y me duermo.




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