Una Luz en Ti

MIL CALORES -26 |LEYLEY

Cuando lo tengo en mi mano me alzo y me giro para verle morderse el labio inferior y siento que explotaré de mil maneras y los mil calores que ya siento en mi cuerpo.

Cuando ya estoy allí a centímetros de él, lo observo antes de pensar meterme allí donde ni pensándolo vamos a dormir tan pronto. Cannes estira uno de sus brazos y me coge de un codo para tirarme encima de él y empezar algo que dejamos a medias con unos minutos de cosquillas que acaban tirándome de la cama.

Vuelvo a sentarme en Cannes y se ríe sabiendo lo que busco y que él sin decírmelo sé que se muere de ganas por verme así, nunca lo ha visto y es de las primeras veces que nos encontramos así desde que nos conocemos. Estoy de espaldas a él y él me da caricias por la espalda y siento escalofríos que ni eso son porque en vez de darme frío me producen más calor.

Me giro y él frunce esa naricita tan molona y las cejas ceñidas y tirándome de nuevo a él nos besamos y volvemos a los juegos de antes. Sentimos la puerta principal abrirse, pero siento que ya no puedo frenar lo que siento y dejarlo así.

— Te amo Leya.

Juntamos nuestras narices y le beso la frente, la punta de la nariz y uno fogoso en los labios, al romperlo él me sorbe el labio inferior y yo siento más calor. Me quito la camiseta cuando puedo y él me sigue quitándose la suya.

Después sentimos cerrarse de nuevo la puerta y a mis padres hablar en la calle de un lugar del pueblo de al lado.

Lo miro y después miro el preservativo que he dejado en la mesita al lado derecho de mi cama, él sigue mis miradas y medio sonríe cuando cruzamos miradas.

Él lo coge y se pone de pie y hace ese trance hasta tenerlo puesto y yo no he podido quitarle la mirada, así que he visto cada movimiento. Esta vez yo estoy tumbada en la cama y él a cuclillas encima de mí, ya siento explosiones, pero aun así quiero seguir.

Vamos dando vueltas hasta que ninguna tela queda en nuestra piel, sus besos corriéndome y mis labios saboreándole.

Me mira a los ojos sin quitarme la mirada de ellos y su pregunta es obvia, asiento y me da el primer empujón, al principió escuece y nos quedamos quietos hasta que el escozor frena un poco y después al yo asentir se empieza a mover y yo suelto algún que otro jadeo y él gruñe, en medio de un beso yo le cojo de un mechón pelirrojo y el gime, ese ruido que me enloquece.

—Cannes me falta poco— asiente y siento como ralentiza la velocidad de los empujones.

Yo ya llego al orgasmo y me corro del todo, él parece seguirme a la nada y después cuando se sale, me besa y lo tira en la basura bajo la cama que tengo y se acuesta, dejándome la cabeza en su pecho.

—¿Catle?

— ¿Mm?

—Te amo tanto que se me va a salir el corazón del pecho.

Nos besamos y siento nuestras respiraciones más flojas y mis ojos pesados. Lo miro y él está mirándome, le acaricio la mejilla y su brazo al que estoy cogida y me recuesto de nuevo a él, quedándome dormida.




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