Calor, Cannes y yo estamos en la playa y estamos en el agua, pero siento una extraña calor por debajo de mi cintura, él me ha subido encima suya haciéndome enredar mis piernas alrededor de sus caderas.
— Te echaba de menos amor.
— Y yo a ti princesa.
Nos damos un beso y una ola nos hace una ahogadilla, la cual recordaremos siempre porque después de eso, al salir de bajo agua nos reímos como nunca antes; además ese día fue uno de los mejores que tuve.
Salimos a la toalla y me pongo de espalda al sol, él se pone al contrario de lo que he hecho yo y me mira, ese momento de mirarnos en silencio y pensar en lo que ha sido lo nuestro es tan mágico.
Como ir por el coche y mirar a través de la ventana y pensar liberalmente sin nadie que te pueda rechistar.
— Ley, despierta, nos tenemos que ir ya va anocheciendo.
Lo escucho e intento despertar, pero no puedo, él me da besos por la espalda y se sube, empieza a masajearme y eso se siente bien.
— ¿Me ayudas?
Él asiente y dándome las dos manos puedo levantarme finalmente. Recogemos todo y empezamos a ir al coche. En medio camino empieza a gotear y sé que va a llover, como no me gusta mojarme con la lluvia, ando más rápido y él corre.
Llegamos y cuando ya estamos dentro, nos atamos y antes de que él arranque nos besamos tiernamente.
En medio recorrido me duermo y esa música de fondo deja de sonar para mí. Lo siento Cannes por dejarte aburrido al conducir.
— Nena hemos llegado a tu casa.
— Catleya, despierta—esa voz.
— ¿Papá?
Abro los ojos y rápidamente bajo del coche y nos abrazamos muy fuerte, papá ha estado de viaje laboral hasta hoy, no esperaba verlo.
— Bueno os dejo solos de nuevo— cuando se aleja, vuelvo a mirar a mi sexy novio y sonrío.
— Gracias nnes.
— Por ti, lo que sea Ley.
Nos besamos y me abrazo a él, sin querer alejarme y que se tenga que ir. Pero lo inevitable sucede y él me aleja con cuidado, mirándome por si reacciono mal, pero para nuestra sorpresa, no me sienta mal.
—Adiós Leyley.
— Adiós Nnenes.
Volvemos a besarnos y él se sienta en el coche, cuando suena como lo arranca, mis ojos se cristalizan y doy la espalda para andar hasta la casa.