Una Luz en Ti

LA BRISA. MI PULSO Y LA COMEDERA DE CABEZA -44|LEYLEY

Luego de comer, salimos de dentro y la brisa que hacía me sentaba muy bien, Cannes se aleja hasta llegar a esa esquina y yo miro nuestro chat, los mensajes que le dejé la última vez que estuvimos separados y veo el visto. Me miro el chat entero de ese día y luego salgo; miro al frente y lo veo acercarse.

Decido no darle vueltas, aunque la comedera de cabeza y varios pensamientos me lo pongan difícil. Me miro la barriguita y les susurro.

— Papá debió tener algo para dejarme en visto, no suele ser habitual— y luego levanto la mirada y lo veo mirarme mientras se relame los labios.

Me levanto como puedo y rodeo su cuello con mis brazos y nos besamos.

No le comento lo de WhatsApp porque tampoco tiene mucha importancia, aunque habían mensajes que hacían ilusión. Me dice de irnos a dar una vuelta y yo asiento, más vale no darle más motivos a la mente para dar vueltas a un asunto que poco tiene.

Todos podemos tener cosas y tener que dejar en visto o no mirar mensajes. Cojo el móvil del bolsillo y miro la hora, justo para merendar. Me pregunta por si me pasa algo que me ve distraída, y como no quiero tener rollos o sentirnos distanciados. Se lo comento.

Me dice que estuvo en la tienda y en casa de sus padres y lo miró, que como no quería pasar de mí y no podía responder, lo tuvo que hacer.

Asiento y recolzo la cabeza en su hombro más cercano mientras llegamos al coche.

Cuando me siento en el copiloto donde él sin darme cuenta ya ha ajustado un cinturón premamá, suspiro e intento aliviar, esta aceleración que siento.

Cuando empezamos a movernos, pongo la música, el pen donde puse música que nos gusta y me coloco bien de nuevo. Escuchando música que me recuerda a nosotros, como la de Mi Motivo o Desde los 16. Me miro la mano y veo el anillo que pedí para él, pero que me dijo que de momento me lo pusiera yo, que él tiene pensado algo.

Y me queda tan bien, cuando juntamos nuestras manos y veo toda una vida a su lado. Mis ojos se nublan y un par de lágrimas caen. Me dormí a la primera glorieta que hicimos. Aunque me extrañó cuando Cannes me despertó, porque desde que estoy embarazada de Ivs y Al; dormir en el coche se me hace un mundo.

Vamos, me va susurrando hasta que despierto y le pregunto si me dormí, siendo lo más claro. Asiente y me dice. — Vamos, que tenemos que cumplir ese gusto inconcedido de anoche mis niños.

Lo miré y sonreí, a nada de volver a llorar… Estoy tan emocionada que todo da comienzo a lágrimas sueltas. Porque ser tan emocional… siempre estuvo en mi ser. Unas tres creps enrolladas se plantan en la mesa, delante de mí y mi boca se vuelve agua, y mi barriga resuena.

—Gracias nnes— le agradezco enormemente y empezando a comer le veo sonreír de reojo.

—No sabes como disfruto verte comer así, ley— susurra él cuando justo traen el suyo.

El atardecer empieza cuando la salida finaliza y vamos a regresar a la caravana.

¿Has disfrutado nena?— asiento y le cojo una mano para abrazarla y ponérmela encima de mi pecho, cerrando los ojos por un momento.

Al llegar el coche y encender la música suena Todo Lo Que Soy de Marmi y me sube algo más la energía que me faltaba. En la vuelta, no me dormí, pero no pude cenar porque al llegar estaba tan cansada que me acosté en el sofá y me dormí.

Son las tres de la mañana cuando abro los ojos y veo el lienzo a medio acabar y una de nuestras canciones sonando bajo… No lo veo por ninguna parte de la sala y me levanto con cuidado. Ando hasta la cocina y lo veo lavando trastes… Me acerco por su espalda y rodeo su cintura para abrazarlo y susurrarle un te amo grandioso, cerrando los ojos y mi mejilla plantada en su espalda, notando su calor.

De repente unas ganas de llorar me empujan y empiezo a sentir sollozos sobresalir de mi pecho. Cannes se gira, luego de apagar el agua, se seca rápido las manos y sostiene mi cara, haciéndome mirarle a la cara.

Me relamo los labios y suspiro. No llevo muy bien el no sentirle tan cerca, estos días en los que nos hemos pasado horas hablando, me he sentido tan feliz y contenta. Incluso antes de poder estar tan juntos como estos dos o tres días o un poco más, porque la verdad, que las cuentas no las llevo.

Pero; no soporto no poder sentirle, ni hablarle por un día entero como un día pasó.

Y sí, que se puede vivir perfectamente y todo, pero no es lo mismo, estar sin que estar con. Le pregunto por el lienzo y porque a estás horas se pone a hacer eso, me responde que ya estaba por decirme de ir a dormir, y quería dejar esas cosas hechas. Aunque le quedaba algo del arte.

Antes de irnos a la cama, pasé por delante del lienzo y me lo quedo mirando. Es precioso, y él por detrás me susurra en un oído, más preciosa eres tú.

Me muerdo el labio inferior y me ruborizo; a dormir. Cuando me acuesto, me pongo de lado y antes de cerrar los ojos, le digo un te amo emocionado que él responde con otro y me abraza.

Así nos dormimos. Abrazados y recordándonos que nos amamos y que, por encima de todo, seremos más fuertes que lo que nos quiera tirar.

Volví a moverme una vez más y noté como la espalda y las lumbares me dolían, una sensación que molestaba al mover; pero ya lo tenía normalizado por lo que tengo.




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