Hoy hemos salido pronto de la casa de sus padres porque, anoche antes de acostarnos, mamá nos llamó.
Diciéndome que hoy cerca del medio día tenemos la primera visita a la primera casita donde empezaré mi vida más independiente de ellos, donde seguiremos creciendo como familia con Cannes. Quedamos en su casa a las nueve de la mañana porque quería vernos y que tomáramos algo antes de ir.
Y en eso estamos, nos encontramos en la casa donde crecí, donde conocí al amor de mi vida y al papá de estos bebotes. Donde he vivido momentos inolvidables.
—Te amo Nnes.
— Te amo Leley.
Mi madre se gira poniendo tres vasos en la mesa y llenándolos luego de refrescos. Ya que los tres ya habíamos desayunado.
—Gracias por hacerla tan feliz, Cannes.
Miro a mamá y ella al notarlo, me mira y sonríe. Él, le responde un de nada sincero.
—La amo hasta morir y más— le dice cogiéndome una mano y apretándola.
Luego de eso, nos terminamos las bebidas y nos ponemos en pie. Ha llegado la hora de irnos a ver, nuestro futuro hogar. De la casa de mis padres a la que nos han regalado por mi cumpleaños, que es pasado mañana, tardamos veinticinco minutos.
Cuando me fijo en el barrio donde está, abro los ojos hasta el límite y quedo fascinada. Es uno de mis favoritos.
—Mamá…
— Dime Cat.
— Gracias.
Ella sonríe y me mira por el retrovisor. Cuando llegamos y estaciona, bajamos y vemos a unos muchachos en la puerta de una de las casas y van trajeados.
— ¿Es esa mamá?
— Sí, Cat.
— ¡Mamá! — la abrazo fuerte y me emociono rompiendo a llorar.
—Si es… mi favorita de este barrio; te acuerdas cuando… te lo dije de pequeña
— Si y papá también, por eso, ahora es vuestra.
Cuando nos acercamos a ellos y nos quedamos quietos, nos saludan y nos cuentan lo que haremos hoy.
— ¿Todo lo pagaréis Jadey y usted, cierto?— mamá asiente y yo me la quedo mirando.
—¿Mamá?
— Cosa de tu padre— sonrío y susurro.
— Papá…— moviendo la cabeza a un lado.
Al entrar, ahogo un suspiro de sorpresa y un grito, de lo bonita que es por dentro, me la imaginé así, pero no tanto.
—Felicidades por la bendición— nos dice el hombre.
—Son dos— decimos.
—¿Gemelos?
Asentimos y sonrío. Luego, al llegar a la primera planta, paramos en la cocina.
—Como hemos visto, en la primera planta están. El recibidor, la sala, un baño, un almacén, la cocina y el patio.
Salimos al patio y abro la boca de la fascinación.
—Precioso.
Cannes me coge una mano y nos miramos.
— Cuenta con un garage en el lateral derecho que hace esquina. Lo veremos al salir.
Luego, entramos y tenemos que subir unos diez escalones para encontrar el baño con bañera a medio subir.
—La habitación de matrimonio cuenta con baño propio y plato de ducha, y hay tres habitaciones más.
Damos unas vueltas por arriba y bajamos al patio otra vez, para sentarnos en una mesa redonda y larga que hay.
—Ahora, hablaremos de posibles reformas.
Primero contamos como la hemos visto y todo lo que nos ha gustado, en general queda dicho que nos ha gustado bastante.
—¿Qué le faltaría, según tú, Catleya?
—Me gustaría una habitación de más en la planta de las habitaciones, poder hacer un miniestudio en esa pequeña sala de cuatro muebles que da un poco de claustrofobia si puede ser, hacerla un poco más abierta.
—¿Y tú Cannes?
—Yo con una parte de aquí atrás de gimnasio, lo demás me parece perfecto, si se pudiera hacer todo, estaría genial.
La mujer se lo va apuntando en una libreta con el nombre del banco y la sub-inmobiliaria y mientras el hombre saca el plano de la casa para que señalemos los cambios. Luego, entre mi madre y ellos miran otro día para verse. Luego de salir, nos despedimos y les sonrío. De camino al coche de mamá, me adelanto a ellos y ando más rápido para esconder las lágrimas que empiezan a caer por mis mejillas.
—¿Estás bien? —me pregunta mamá a mi lado cuando llegan al coche.
Yo asiento, pero aun así, ellos me miran cuidadosos, con miedo a que me vuelva a romper.
—¿Quién conduce esta vez?
—Ya lo hago yo — dice Cannes.
Mi madre asiente y yo me subo, luego de atarme el cinturón y ponerme la música en los cascos, me hago un poco bola y me tumbo, cierro los ojos y escucho un susurrado, te amo a dos voces. Al llegar a casa, papá está preparando la comida, cuando entro en la cocina y la olor entra por mi nariz, mi barriguilla resuena y me sonrío mirándomela.