Luego de estar por la feria y beber sentados en esa escalera; nos despedimos de los tíos y volvimos para la caravana.
Nos hemos quedado hasta esta misma mañana y ahora, estoy en casa de mis padres luego de llevar a Catleya a su universidad a sus dos clases que tiene en la mañana y para que entregue ese trabajo del viernes.
—¿Cuándo vais a verlos y a esa prueba?
—Cuando Catleya salga, ya tendremos que ir al hospital, a la dos del medio día.
Mamá asiente y se cuela en la cocina donde se tira tres horas, haciendo no sé qué, mientras papá se va y yo me arreglo y miro ecografías de los peques; no he ido a la tienda porque los tíos me cambiaron el día para ir a la eco.
Antes de salir de casa para irla a buscar, mamá me alcanza una bolsa y le pido que es.
—Para que comáis.
Asiento sonriendo y salgo de la casa. Cuando llego, estaciono y miro que me ha dado mamá.
—Está mamá… — susurro mirando al techo del coche y abren la puerta del copiloto.
—¿Cannes?
Cuando miro a la persona que lleva esa voz, me quedo boquiabierto de quién es.
—¿Jordan? —asiente.
—¿Qué haces aquí en la uni?
—Vengo a recoger a mi prometida que vamos al hospital.
—¿Te vas a casar? —asiento y sonrío feliz.
—¡Hola! — esa voz se hace escuchar y me vibra el alma.
—Hola Ley.
Jordan se la mira y se queda embobado y luego me mira.
—Felicidades, Can.
—Gracias.
—¿Vamos? —asiento y nos despedimos de Jordan.
—¿Qué tal la uni, sensual?
—Perfecto, todo sobresalientes— nos besamos y la felicito, aunque luego me da la risita.
—Vaya manera de celebrarlo, ¿No?
Ella frunce el ceño y se ve muy adorable con la naricilla arrugada y los labios en piñón.
—Estará asqueroso— me río y ella me mira con falso enfado y me enseña la lengua.
Cuando llegamos y estacionamos los nervios se hacen presentes.
Catleya esta que tiembla de nervios y, por una parte, la entiendo, hoy va a tomarse algo que no conoce, aunque ha mirado por internet y hay varias opiniones, está nerviosa porque ver a los niños y más cositas quiere decir que queda menos y anoche tuvo un bajón.
Donde me aterraba a preguntas sobre su maternidad, donde la inseguridad la ganó, pero yo la maté, Catleya, aun sin ser madre, ya era una mami de quinientos, incluso antes de quedar embarazada.
—Vas a poder, Leyle.
Ya sentados en los asientos de espera, le doy una mano y ella la coge con bastante fuerza, una que solo saca cuando se trata de nosotros.
Ella dice que la potenciamos, lo que por más que le digo, le cuesta creerse, es que es al revés, ella lo hace con nosotros. Cuando la llaman, primero entramos a la consulta y luego, de la explicación y todo, salimos con el mini botecito que se tiene que tomar y nos sentamos en el bar que hay dentro del hospital.
Dos horas después volvemos al coche y ella se va comiendo un bocadillo vegetal de los que tanto le gustan. Luego, al llegar a casa de mis padres, le enseño que mamá nos ha preparado la comida y justo la llama mi suegra.
—¿Mamá?
>> —¿A la casa?
>> —Vamos.
>> —Nnes, pues sirve igual, tenemos que ir a la casa en veinte minutos.
Asiento y vuelvo a encender el coche y vamos; al llegar al que será nuestro barrio, comemos en el coche en tiempo récord y luego nos acercamos a la puerta de nuestra casa.
—Buenas tardes.
—Buenas tardes — decimos los dos.
—¿Y mi madre?
—¡Aquí nena! — Catleya mira calle abajo a la vez que los de la empresa y la vemos subir corriendo.
—Listo.
—Entramos y contamos las noticias frescas.
Al entrar, la casa está diferente a cuando vinimos la última vez que no contamos cuando Catle estaba de veinte semanas. Y han avanzado bastante en las reformas, estamos a un paso más.
Luego de otro de los paseos por toda la casa, nos sentamos en el patio y nos cuentan que la semana que viene acaban una reforma y se empezará a amueblar a nuestro antojo.
Nos ponemos muy contentos, pero lo que dice el chico después lo remata.
—Posiblemente, antes de nacer los niños, podáis mudaros ya.
Su madre, Catleya y yo, nos miramos contentos y asentimos felices, eso era el plan y podrá ser que se haga. Al salir de nuestra futura casa, nos despedimos de ellos y de su madre y nos vamos al coche.
—¿Contenta?
—Y emocionada.
Nos besamos y arranco; llegamos a casa de mis padres y ella se mete a ducharse mientras yo hablo de la casa con mis padres y preparamos la merienda. Luego cambiamos turnos.