Una Luz en Ti

TERMINANDO SUS COSAS -71|NNES

Luego de desayunar recogimos la cocina y nos vestimos para salir en media hora.

—¿Lista? — ella asiente y acaricia su barriga y cruza los pies.

Al llegar al otro centro comercial y estacionar, me bajo y rodeo el coche para ayudarla a bajar.

—¿Qué falta?

—Más sabanas, colonia de bebé, cepillos para peinarlos, bodys, patucos, manoplas para que no se aruñen y algún peluche para las noches y los ratos de cuna — asiento.

En las primeras dos horas bailándonos las dos primeras plantas enteras, encontramos cuatro cosillas y paramos para comer.

Al sentarse la observo masajearse la parte baja de la espalda y luego me mira sonriendo.

—¿Bien?

—Si claro.

Pocas veces me responde eso, me pongo alerta, y estoy atento a la mínima cosa que le pasa. Luego de eso, pedimos de comer y mientras lo traían pedimos para tomar. Mientras bebíamos, hablamos de lo que queda por hacer de los peques en su habitación y las maletas de hospital que usaríamos.

Al llegar la comida, ella se acerca aún más las bolsas con las compras y da una mirada a nuestro alrededor.

—Ya están bien seguras, tranquila, come.

Me da una mirada y sonríe levemente notable y se mira la comida, estiro uno de mis brazos por encima la mesa y abro mi mano para que me la coja y cuando lo hace, la aprieto y intento transmitirle calma.

—¿Estás segura de que estás bien? — ella asiente y yo decido cambiarme de lado y sentarme a su lado en vez de delante de ella.

—Come anda. — ella me mira intentando sonreír, pero le sale una débil mueca.

—¿Qué pasa?

—¿Crees que seré buena mamá?

—De las mejores.

Ella apoya su cabeza en mi hombro más cercano a ella y cierra los ojos para suspirar.

—Me estás empezando a preocupar con más intensidad, tienes que comer, ¿Estás segura de que solo era esa inseguridad? — ella me mira y en sus ojos lo veo, no es todo pero necesita tiempo.

>> — Intenta comer, por favor.

Empezamos a comer y luego a medio plato la veo, apartarlo.

—No… Quiero más.

—Bueno.

Acabamos y nos vamos, seguimos por las plantas del centro que nos quedan, con tres parones a descansar de por medio, y lo acabamos encontrando todo. Al bajar al coche, yo llevo la mayoría de las bolsas para que ella no cargue peso de más, que no le afecte. Abro el maletero al encontrar el coche y dejamos las bolsas.

Ley se duerme al sentarse y atarse el cinturón, y yo me quedo unos minutos mirándola antes de arrancar. Dos calles más adelante, freno en un semáforo en rojo y ella se desvela.

—¿De noche ya? — me encojo de hombros y vuelvo a arrancar.

—¿Qué cenaremos Nnes?

—¿Qué te cae bien?

—Sopa de galets.

—¿A finales de verano?

Ella se encoge de hombros y sonríe mirando por la ventana y yo asiento. Al llegar a casa, cierro el coche en el garage entramos las compras y ella empieza a hacer la cena, una vez entre los dos, la compra guardada arriba para acabar de preparar y la cena echa.

Cenamos.

Al fin en casa y un descanso temporal. Luego de cenar, nos sentamos en el sofá y enciendo la tele para ver que echan, acabamos viendo Bones. A los dos nos gusta y es de las pocas que ella tolera de este tema, así que disfrutamos juntos.

Poco a poco me quedo solo viéndolo, porque ella cae rendida y se duerme. Cuando me doy cuenta, le tapo hasta medio muslo por su fresquito y le caliento un vaso de leche, para luego de desvelarla. Con calma, me acerco a ella y le digo que tenemos que irnos arriba a la cama, intenta darse la vuelta y le cuesta, ya le suma frustración.

Insisto porque no quiero que duerma mal y cuando se despierta, intenta suavizar la expresión de mal humor con la que se ha despertado.

—¿Qué hora es?

—Las dos de la mañana.

—Ok.

No me espera y pasa por delante de mí sin decirme nada más y sube las escaleras, voy a por el vaso de leche y subo detrás de ella. Cuando la veo, ya se ha cambiado y no parece seguir enfadada, así que me acerco y le ofrezco la bebida caliente.

—Gracias.

—¿Sigues mal?

Una mirada me basta, aunque luego se suaviza y se acerca a mí para abrazarme y suspirar.

—No pasa nada. Teníamos que dormir bien y en el sofá iba a ser complicado, entiendo que lo hayas echo, pero sabes que suelo reaccionar así. No me excuso, pero ya me conoces, no es que haya sido de ahora, lo siento, no quería hacerte sentir mal, estaba cansada.

—Lo sé, por eso quería que subiéramos. A descansar.

Asiente y se acuesta. Rodeo la cama y me acuesto en mi lado, luego acercándome a ella al tumbarme. Poco a poco voy cerrando los ojos y me siento en paz.




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