Una Luz en Ti

DOS SEMANAS RODEADA DE AMOR -78|LEYLEY

Familia de Cannes llegaron hace dos semanas y se quedan en casa. Me lo he pasado muy bien y me he sentido muy arropada; ayuda no ha faltado y con la tía y la prima hicimos las bolsas del hospital de los bebés. Y luego quedó pendiente para hoy, la mía. Cannes está trabajando y yo me he quedado en la casa para ir manteniendo el orden y ellos han salido a dar una vuelta los tres solos. Por lo tanto, estoy sola en casa con todo lo material, aunque haya mucho sentimental también en ella.

Me encuentro haciendo la lista en un papel de lo que tengo que poner en la maleta, revisando lo que me fui guardando de cuando lo veía, me parece que fue ayer cuando lo miraba y ahora estoy a nada de tener a mis bebés. Escucho abrir la puerta y los veo entrar a los cuatro. Cannes se acerca a mí y nos besamos.

Entre todos decidimos que comer y lo preparamos, aunque Ayreli y yo no estemos tan atentas a la comida y más a lo que hacía, hablándolo.

—¿La haremos después? —asiento y saco mi móvil del bolsillo para enseñarle una foto de la maleta que he elegido.

Poder llevarme bien con su familia es un gusto que nadie me quitará de encima. Por qué suele costar, pero si te pasa, es un lujo. Y a ellos, aunque lejanos, les caigo bien. Cuando está casi echa la comida, voy al baño y me remojo la cara luego de lavarme las manos después de hacer pis. Cuando bajo, la mesa está preparada y menos Cannes, están sentados.

Nos sentamos los dos y empezamos a comer. Luego, ponemos el lavavajillas y nos despedimos hasta la noche de los primos de Nueva Zelanda que salen a dar vueltas y a visitar familia.

Hoy por la tarde, la tienda la tienen cerrada, por lo que Cannes no trabaja. Aprovechamos para revisar cosas que falten y luego también salimos a pasear.

Estamos en la semana treinta y siete y un día de embarazo y los nervios cada día salen a flote cada dos por tres, por lo que pueda pasar. Nos pasamos por casa de nuestros padres, unos después de otros y nos dan otra cosita para los niños. Luego volvemos a casa y hacemos la cena para cuando vengan los de nueva Zelanda y luego iremos por el puerto entre el atardecer.

—¿La maleta para mañana entonces? — asiento, sin ganas de ponerme con ello.

Nos sentamos a descansar hasta que llegan y luego cenamos. Nos arreglamos y salimos a pasear por el puerto para ver el atardecer y sentir la brisa que empieza a correr. Cuando llegamos al puerto, Ayreli se acerca a mí y me echa como puede, su chaquetita por los hombros.

—Estás tiritando prima — me la quedo mirando y sonrío.

—Gracias Aye.

Me abraza y mis chicos patean donde ella tiene la mano, y me mira ilusionada. Cuando llegamos a donde vemos la playa, me parece reconocer a una chica que vi hace tiempo. Nos acercamos a un bar y pedimos bebidas para llevar y nos la tomamos sentados en la arena de la playa viendo oscurecer.

Luego cuando anochece, volvemos a casa y me ducho.

Luego, todos nos acostamos, pero aún no nos dormimos, sentimos como hablan y se oye la televisión; por otra parte, nosotros, nos ponemos a hablar de hoy y de mañana y me cuenta que tiene una reunión por videollamada para una propuesta. Yo me alegro mucho por él y nos besamos, tras eso, cada uno coge el móvil y se recrea en lo que quiere. Yo miro Pinterest y él vídeos que ha grabado en el puerto, donde inmortaliza toda la salida y quienes estábamos.

Dejo el móvil en la mesilla y me giro hacia él, y me aferro a él como si se fuera a escapar y se da la vuelta para mirarme.

—¿Qué te pasa mi chica?— muevo la cabeza en negación.

—Nada, solo quería estar pegada a ti.

Nos besamos y me pide de si quiero ver algo juntos y asiento.

Él se levanta y conecta su ordenador a la tele y pone un anime que nos gusta a los dos y se acuesta a mi lado y vuelvo a envolverme en él. Empezamos a ver episodios y voy quedándome dormida con la cabeza en su pecho.

Luego de quedarme dormida no sé qué hizo, pero en un momento sentí como con cariño y mucho cuidado, me colocará bien en la cama.

Al día siguiente:

Abro los ojos cerca de las once, y al incorporarme no veo a Cannes por ninguna de las dos habitaciones. Me pongo las zapatillas y voy al baño, donde lo veo afeitarse.

—Mmmm, mi sexy… — él mira en mi dirección y apaga la máquina sonriéndome.

Subo y nos besamos, mientras él guarda el cacharro, yo hago mis necesidades y luego bajamos a desayunar.

Los demás duermen aún.

Hoy me mima y hace tortitas de las que me gustan sin pedirme lo que quiero y le da al chute, porque, aunque no me queda ni una miaja de comida por la mañana, esto entra como coca cola.

—¿A qué hora tienes la videoconferencia?

—En veinte minutos — me responde tragándose luego, un gran trozo de tortita.

Asiento y le deseo suerte. Luego, se viste viéndose todavía más sexy para la reunión y se va a un salón aparte. Los primos se despiertan y bajan, les digo de las tortitas que han quedado y que si no les apetece tienen la nevera a libre disposición.

Ellos asienten y yo me siento a descansar hasta que podamos arreglar mi maleta con Ayreli que tanto le ilusiona.




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