Una Luz en Ti

UNA SALIDA DEL HOSPITAL DE REVISTA -81|LEYLEY

Al día siguiente de que nacieran, los trajeron a la habitación y volverlos a tener conmigo, fue mágico. Los sostuve con cuidado triple, por primera vez en brazos y lloré. Cannes nos miraba con unos ojos brillantes en los que adivinar la emoción era complicado. Luego de que me enseñarán como darle el pecho bien, se fueron luego de decirnos que a cualquier cosa enviaremos y Cannes se sentó a mi lado como pudo en la camilla y cada uno cogimos a uno.

— Qué bonitos son Nnes.

— Sí, parecen un sueño.

— Nuestro real sueño— nos miramos a los ojos en silencio y nos besamos.

Tras eso, Aiden lloriqueó.

De eso hace dos días, y hoy tras una última prueba antes de dar el alta, nos han comunicado que en unas horas podremos salir. Cannes avisa a la familia y todos se alegran, luego nos traen mi comida y le digo que se vaya a comer, que yo me encargo. Él nos mira indeciso y yo mirándole en media sonrisa, le asiento y le hace una fotos a los niños que duermen en las cunas y me da un beso antes de salir.

Como poco, aun sin recuperar del todo el hambre y no quito mucho la mirada de mis hijos. Al poco, Cannes entra por la puerta con otro ramo en brazos y mis ojos se nublan y me tapo la boca con las manos y Nea llora.

Me incorporo y la cojo en brazos para tranquilizarla y Cannes se acerca a nosotras.

— Os amo mis mujeronas.

Nos besamos y le da un beso en su manitas y ella se mueve y nos sonreímos, luego Aiden se mueve y su padre lo coge en brazos y vuelve a sentarse a mi lado y luego de terminar de comer. Les toca a ellos. Cerca de las tres, recogen la comida y Dalara nos trae el papel del alta y nos dice que nos preparemos.

Cuando sale, miro a Cannes muy sonriente y me muevo como puedo para celebrarlo. Y le digo que saque las primeras puestas de los peques mientras acaba Nea de comer. Luego de los eructos, los acostamos en la camilla y los cambiamos. Nos reímos cuando a medio cambiarle el pañal a Aiden, se mea y le moja la camiseta a su padre y Cannes hace un puchero.

— Deja de reírte.

Nos miramos y le reto. — Sí no, ¿Qué?—me acerco a él y me empieza a hacer cosquillas y me rindo.

Luego de cambiarnos todos y ponernos perfume, recogemos la habitación y susurro.

— No me lo puedo creer.

Cannes se acerca a mí y me abraza como puede. Cuando salimos, y llegamos al ascensor, uno de ellos se abre y lo primero que sale de el, es un carrito que reconozco muy bien y sollozo. Cuando salen todos, mamá coge a Nea dejándole un beso en un moflete y la acuesta en un capazo del cochecito. A la vez que Rysant con Aiden.

— Enhorabuena por las bellezas, chicos— nos dicen nuestros padres a la vez y yo me emociono y me abrazo a papá.

— ¿Cómo bajamos?

—Bajar vosotros en ascensor, nosotros hacemos ejercicio por las escaleras.

Asentimos y se dividen entre un ascensor y las escaleras, mientras nosotros esperamos al otro ascensor.

— Os amamos pequeños.

Y aquí está acercándose, el final de contar nuestra historia y como llegamos aquí, contándoos como encontramos nuestra luz.




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