Horas después del nacimiento
Despierto cerca de las nueve de la mañana y subo la persiana de las tres ventanas de la habitación, justo para que Catleya no se despierte y siga descansando. Cuando doy la vuelta, la veo despierta y observado a los niños entonces me acerco a ellos.
—Buenos días, tesoros.
—Buenos días, papi— sonrío y nos besamos, me hace espacio en la camilla y me siento cerca de ella.
—Pásame a Nea.
Me levanto y me acerco a la cunita donde duerme Nea y con extremo cuidado y miedo de que le haga daño, la cojo como me enseñaron en la madrugada cuando le tuvimos que dar biberón. Catle posiciona sus brazos y yo le ayudo a acabar de cogerla bien, una vez la niña la sostiene ella.
Quedamos en silencio y ella le acaricia, me quedo embobado viéndolas y entra una enfermera. Le traen el desayuno y aprovechan para ver a los bebés.
—Si todo va bien pasado mañana os daremos el alta.
Asiento y cuando se va, cojo a Aiden que llora y sonrío al sentarme cerca de las mujeres de mi vida.
Primeras visitas|un día de vida
Los primeros en venir a ver a los niños fueron nuestros padres, y luego se acercaron Sale y Tuli, que habían tenido una analítica del embarazo.
—¿En qué semana estás ya Tuls?
—En la diez y cinco días.
Mi prima se acerca y aunque quiero tocarle la barriguita que empieza a asomarse, no me atrevo. Pero, ella, me coge una mano y se la pone en la tripita. La miro y sonrío, abrazándolas. Y digo abrazándolas, porque intuyo que será una niña.
—¿Ya más o menos intuís lo que puede ser?
—Yo digo niña y tu prima que esta cincuenta-cincuenta.
—¿Y tu primo, qué crees?
—Yo, que será niña.
—¿Y tu Catleya?
—Niña— Catleya le está dando biberón a Aiden y Nea duerme en los brazos de mamá.
—¿Y tu tía?
—Aún no se puede saber, pero me decanto por niño.
Estuvimos un rato con familiares hasta que se acabó el rato y trajeron la comida para Catleya. Mamá me había traído un táper para mí de mis canelones favoritos que hace ella.
Catleya
Primera noche en casa
Luego de cenar como podemos, siempre cerca de los niños y muy atentos.
—Dúchate, yo me encargo de acostarlos.
Asiento y subo con un resquemor en mi corazón, como si los abandonará, aunque estén con su padre. Ya han nacido y si antes sabía que sería y que era feliz. No tenía ni idea de cuanto más lo sería cuando nacieran y cuanto más podría enamorarme de Cannes, viéndolo ejercer de papá.
Es un padre de oro, más de lo que sabía que iba a ser. Luego de ducharme, me visto con rapidez y no me seco el pelo aunque ya por la noche entre airecillo por la ventana del baño. Subo con rapidez a la habitación y veo como los peques duermen y su padre los adora.
—Te amo.
Le digo cuando le abrazo por la espalda y pongo mi mentón en uno de sus hombros y miramos a los peques dormir.
Se les cae el cordón umbilical
Hoy nos despertamos con unas sorpresas, a los niños se les ha caído el cordón umbilical esta noche pasada. Los acabamos de cambiar y guardamos los cordones para una cosilla de recuerdo que queremos hacerles. Cannes baja las canastillas con ruedines de los pequeños y luego sube a por Nea, yo bajo a Aiden.
Luego de ponerlos en las canastillas, preparamos el desayuno y nos lo tomamos con calma, pero ansiosos por si nos necesitan. Pero, podemos hacer tranquilos, ya que se pasan el desayuno durmiendo. Luego, él se ducha y yo reviso la agenda que me compré un día y la que miro cada dos por tres y anoto novedades y visitas que tenemos. Como una revisión de los niños en tres días y la mía, pasado mañana y el viernes con Dalara.
Primer baño de los minions
Hoy vamos a casa de los padres de Cannes a pasar el día, ya que la familia de Nueva Zelanda se van pasado mañana. Vamos en dos coches, porque ahora no cabemos en uno, y ellos se alquilaron uno.
Cuando llegamos, Ayreli energética, cuenta que a sus primitos se les ha caído el cordón y me piden que si el primer baño puede ser allí y así nos ayudan y yo sonrío emocionada y asentimos.
—Primero comamos.
Luego desayunar, salimos a dar el primer paseo en condiciones de Aiden y Nea, y parece que les gusta. Ya abren más tiempo los ojitos y a Nea se le va aclareciendo ese morenito anaranjado con el que nació, tiene los ojos grisáceos y si nota que yo o Aiden nos alejamos mucho de ella, se queja.
Aiden, es moreno tirando a negro como su padre y tiene los ojos verdosos. Él es más nervioso y un poco más desapegado, algo diferente a Nea, pero aún son bebés, pero ya enseñan su carácter.
A eso, parecen mamá.
Luego al volver a la casa, comemos y Ayreli empieza a impacientarse por bañarlos.