Una madre en alquiler

CAPÍTULO 1

—Señora Harris, acá está la información que me pidió. —Kimi mi secretaria entró a mi oficina y me hizo entrega de varias carpetas, estaba trabajando en un caso especial, una mujer que era acusada por matar a su esposo, tenía toda la corte en contra pero como su abogada defensora iba a presentar las pruebas suficientes para demostrar que todo había sido en defensa propia. 

—Gracias Kimi. 

Hoy no estaba de buen humor y era culpa de mi hermano Brenan, había llegado a la casa a presentarnos a una chica, se suponía que era su novia, pero la verdad no me agradaba. Era tan vulgar y corriente, ella no pertenecía a nuestra clase social. Pero al parecer a mi hermano le gustaban ese tipo de personas. 

Estaba segura de que esa relación no tardaría mucho, así que ya tenía un plan para que Alejandra mi cuñada fuera la novia de Brenan. Para mi las relaciones de personas de diferente estatus social nunca funcionaban, no podías unir agua con aceite. 

Pasé horas leyendo y estudiando el nuevo caso que me habían asignado. Para mi era muy importante ya que un caso como estos era muy mediático para la prensa y ganarlo daría más prestigio a la firma. 

—Llamaron del caso de los Wyne, quieren cambiar de abogado defensor. 

—¡Dios! Diles que eso no es posible… —me enfurecía cada vez que los clientes venían y pedían cambio de abogado, en especial cuando el abogado defensor se trataba de Alejandro, mi esposo. 

—Está bien…

—¡No! espera, diles que enviaremos a un nuevo abogado.

Nuestra firma de abogados era la mejor de la ciudad y si en algo se diferenciaba del resto es que siempre ganábamos los casos.

—Está bien señora, yo le digo. Por cierto si acepta un consejo de mi parte, debería de tomar un descanso.

Kimi era una chica muy joven, pero inteligente, ordenada y conocía muy bien mis gustos, no solo era mi secretaría, también era mi asistente. Ella conocía mucho de mí, podía decir que éramos como una especie de amigas.

—Te juro que lo haré cuando termine este caso. 

Kimi salió de mi oficina y yo me concentré en la docena de carpetas que tenía frente a mi.

—Mía, es hora de irnos. —anunció Alejandro mi esposo.

— ¿En serio, ya es hora? 

—Incluso es una hora más tarde de lo usual.

—Perdona no me di cuenta. Solo guardo mis cosas y voy al estacionamiento. 

Alejandro asintió y salió de mi oficina, me apresuré a guardar todo en mi bolso y llegué al estacionamiento. Mi esposo arrancó el auto y empezó a conducir. Teníamos más de cinco años de matrimonio, el mismo tiempo que llevaba intentando quedar embarazada y nunca lo logré, ya me había dado por vencido en ese tema, no tenía caso seguir con la ilusión y después mis sueños eran rotos por la misma respuesta del médico: Era una mujer esteril. 

—Los Wyne pidieron un nuevo abogado defensor, así que te cambiaré de caso. 

—¿Qué? ¡No puedes hacer eso! 

—¡Ya lo hice! mañana enviaré a un nuevo abogado y te asignaré un nuevo caso. 

—¡Estoy harto de esto! No es la primera vez que me cambias de caso. ¡No soy inutil Mia!

—¡Nunca dije que lo fueras! —exclamé. 

—Pero lo piensas, sé muy bien lo que tu padre y tu hablan. No me consideran un buen abogado, es por eso que me asignan los casos más fáciles en la corte. 

—¡No es por eso! 

—¡Claro que lo es! Eres una malagradecida, todos estos años he estado a tu lado a pesar de que no eres capaz de darme un hijo, pero eso no me ha importado y sigo a tu lado…

—¡Alejandro, por favor…! 

—¡Por favor nada! Estoy harto de ti y tu familia. Todo el tiempo me tratan como basura y me hacen a un lado. 

Alejandro estaba furioso y odiaba cuando se ponía en esa actitud, agradecía que siguiera a mi lado a pesar de no poderle dar un hijo, pero me dolía cuando me lo recriminaba como lo hacía en este momento.

Decidí hacer silencio en el resto del camino, ya que si continuaba con esta discusión iba a terminar mucho peor.

Llegamos a la casa y Alejandro se dirigió a nuestra habitación. Continuaba enojado así que lo mejor era dejarlo solo. Dejé mis cosas en la sala y me dirigí al jardín, ya que de seguro mi madre iba a encontrarse allí. 

—Hola mamá. —Saludé y me acerqué para darle un beso en su frente.

—Hola hija, ¡mira! —señaló hacia abajo—. Tengo una nueva planta, me la regaló Judith. 

 —Está muy linda mamá. —Mi madre estaba en un proceso de Alzheimer, aún estaba en primera etapa y a veces sus comportamientos eran como de una niña. 

—Tu boda estuvo muy linda, espero que los nietos vengan muy pronto. 

—Si, mama yo también lo espero. —Muchas veces se le olvidaba en el año en que nos encontrábamos. 

Pasé un rato con mi madre, después fuimos a cenar con mi familia. Teníamos la costumbre de que todos comíamos a la misma hora, mi papá consideraba que era una manera para que después de un día de trabajo y estudio, se pudiese hablar de nuestra vida cotidiana. 

Esta noche Alejandro no se hizo presente. 

—¿Le sucede algo a Alejandro? —preguntó mi padre. 

—La comida le hizo mal en el almuerzo y prefirió quedarse en la habitación. —mentí.

—Espero que mejore pronto. 

La comida fue igual que muchas noches, pero el tema de conversación era April, la novia de Brenan. 

—Estoy muy emocionada con mis clases de defensa personal. —mencionó Judith. 

—April es una excelente maestra. —secundó mi hermano. 

—Brenan ¿Es enserio? ¿cómo te puede gustar alguien como ella? 

—Mía no voy hablar sobre mis gustos contigo. 

—Es que solo hay que verla, se viste tan… y la manera en que se comporta ¿Estás seguro que es tu novia? 

—Ya dije que no voy a discutir ese tema contigo. 

Mi hermano era un necio y aún no estaba convencido de su relación. Además April era algo así como una boxeadora, no sé si era su instituto salvaje lo que llamó la atención de mi hermano.



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En el texto hay: celos, romance, drama

Editado: 13.02.2022

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