¿Ladrona? ¿Tenía apariencia de ladrona?
—¡Suéltame bestia! No me toques con tus sucias manos. —grité. Yo una mujer elegante, una dama de la sociedad no podía ser tratada de esa manera. —¡Suéltame! ¡Eres un Vulgar y ordinario!
El tipo me apretaba más con sus brazos, me levantó del suelo y caminó por la habitación.
—¡Monstruo, desagradable, suéltame!
No se si era sordo, porque cada vez que gritaba que me soltara, me apretaba con sus musculosos brazos. De pronto Brenan y su novia aparecieron, al menos no era el lugar equivocado.
—¿La conocen? —preguntó el imbécil—, porque estaba como ladrona en la casa, no confío en desconocidos, mucho menos en mujeres estiradas.
—Es mi hermana. —habló Brenan.
—Nain suéltala por favor —exigió April.
Al fin sus brazos me soltaron —¡Bruto! ¡No te atrevas a tocarme! —espeté enfurecida.
—Pues no venga a mi casa, queriendo invadir como ladrona. La próxima vez no solo la voy a desestabilizar, sino que llamaré a la policía.
—Pues veremos quien gana, esta delante de una de las mejores abogadas de esta ciudad y si yo quiero en este momento pongo una denuncia por abuso, por secuestro e incluso por violación —Exlclamé. ¿Que se creía ese idiota?
—¡Ya fue suficiente! —intervino Brenan. —¡Mia! ¿Qué haces aquí?
—Necesito respuestas Brenan. Lo que me dijiste en el hospital para mi es solo mentira.
—Esa es la verdad Mía, ¿por qué otro motivo haría un contrato?
—¿De qué están hablando? —intervino el cavernícola. Que hasta el momento no sabía de quién se trataba.
—De un contrato, April y yo hemos decidido hacer un contrato prematrimonial.
—¡Estás loco hermano! —exclamé.
—¡Ya basta Mia! Vete de aquí, no puedes venir a esta casa como si nada. —Brenan me tomó del brazo y me sacó de aquella casa.
—¡Hermano no puedes hacer eso! Mira su casa, este barrio, eso no va con nosotros, somos una familia que tiene un estatus social muy alto, no es para que nos desprestigies de esa manera.
—Deberías dejar de preocuparte por la sociedad. La clase social no es sinónimo de felicidad. Deja de meterte en mi vida, no quiero que vengas y ofendas a la familia de April.
—Ese cavernícola que se atrevió a poner su sucias manos en mi cuerpo, ¿quién es? —No me interesaba, pero solo quería tener la información si en algún momento tenía que poner alguna denuncia en contra de él.
—Es Nain el hermano mayor de mi novia y él tenía todos los motivos para tratarte de esa manera, estarás invadiendo su casa, pero no tengo que explicar ya que eres abogada y sabes mejor que nadie que estabas cometiendo un delito.
—Piensa mejor las cosas hermano, mira a tu alrededor y reacciona.
El taxi que me había traído aún estaba aquí, así que lo tomé de nuevo y me dirigí a la casa. me sentía tan furiosa, mi hermano iba a arruinar el prestigio de la familia.
—¿En dónde estabas? —preguntó Alejandro. El ya se encontraba en la habitación. Me sorprendió que me dirigiera la palabra.
—Salí a arreglar unos asuntos de Brenan.
—Supongo que tiene que ver con su novia.
—Hizo un contrato prematrimonial, me parece una locura.
—Apoyo tu opinión, podrá ser muy linda pero no la veo como esposa para Brenan o para alguien.
¡Exacto!, es que toda la familia sabía que esa chica no era buena para Brenan.
De repente sentí las manos de Alejandro en mi cintura.
—Perdón mi amor, lo que pasó en la mañana… estaba muy enojado y nunca debí tratarte de esa manera.
Suspiré. —No quiero hablar del tema Alejandro.
—¡Oye! ¿en dónde estuviste? Traes un mal olor en tu ropa.
Sabía que ese cavernícola, no solo tenía la actitud sino el mal olor.
—Estuve en un taxi y tenía un mal olor, supongo que se quedó impregnado en mi ropa. Mejor iré a darme un baño.
Me solté de Alejandro y entré al baño. Acerqué mi nariz a mi blusa y si tenía un olor extraño. «¡Nain Fierro eres un desgraciado!»
Me metí a la ducha con urgencia, el olor del cavernícola era tan intenso que sentía que aún lo tenía impregnado en mi piel. Era un hombre muy fuerte, sus brazos casi rompían mi delgada cintura, todo su pecho estaba marcado por esculturales músculos, se notaba que practicaba mucho ejercicio.
Sacudí mi cabeza, ese tipo no merecía ni un minuto de mis pensamientos. Además era una mujer casada y ningún hombre tenía que estar en mi cabeza que no fuera mi esposo. Puse abundante jabón por toda mi piel, solo así logré desvanecer su olor. Al salir de la ducha, Alejandro no estaba. Ví mi móvil y tenía un mensaje de él.
“No me esperes, iré a tomar algo con unos amigos”
Me resigne a que esta noche, tampoco tendría tiempo con mi esposo. «Esto era un desastre.» Tomé uno de mis libros favoritos, y leí un poco con la esperanza de que mi esposo regresara pronto, pero fue pérdida de tiempo. Pasado la medianoche decidí dormir.
(...)
—Debería de descansar un poco, ha pasado tres días seguidos estudiando el caso. —Kimi, mi secretaria entró a la oficina.
—Ya estoy por acabar. Te aseguro que después de esto me daré unas vacaciones.
—Es que…ya es demasiado tarde y no puedo seguir aquí.
—¿Tarde? ¿Qué hora es? —miré la hora en el reloj y me llevé la sorpresa de que eran casi las diez—. Kimi ¡Dios! no me di cuenta de la hora. Perdona no tienes por qué estar aquí a esta hora.
—Ya todos se fueron de la oficina, su padre y esposo me pidieron que me quedara para acompañarlos.
—Kimi lo lamento de verdad no tenías que esperar tanto.
—No se preocupe, además tenía pensado en que después de salir de trabajar me acompañara a un bar y se tomara un par de tragos.
—¡Oh no! No podría hacerlo.
—Ha estado muchos días son sobre carga de trabajo, debería de darse aunque sea un par de horas de descanso.
Editado: 13.02.2022