Una madre para mis hijos, una esposa para mí.

Confidencias de un borracho...

Cap 14


 

HAfid, se quedó pensando, permaneció callado por unos minutos; Silvia, tampoco dijo nada, también estaba

pensando.

— ¡Me imagino que piensas, que soy un desastre de hombre, ¿verdad?— dijo él. 

— No imagines nada— dijo ella—  no estoy pensando en nada de eso, sé que viviste una tragedia, pero ya eso es parte del pasado, te fuiste bien lejos buscando alivio, ¿Y cuándo regresas? ¿Qué es lo primero que haces? ¡Busca meterte, nuevamente a revivir los hechos que te hicieron tanto daño,

—Sí, tienes razón— dijo él— fue una idiotez de mi parte, ir hasta esa casa que está lleno de amargos recuerdos para mí.

— Escúchame algo Hafid, si realmente deseas que te ayude, entonces— dijo Sylvia— vas hacer todo lo que yo te voy a indicar para que puedas salir de esta situación. 

— ¿En serio? ¿Tú crees que puedas ayudarme a olvidar toda la basura que viví con Rachel, Sylvia?— preguntó con un hilo de esperanza en su voz. 

— Te lo prometo, te aseguro que vamos a  salir de esto, voy ayudarte,— prometió ella— así como voy a ayudar a mis bebés, Farid será un hombre hermoso y Amira una mujer increíble. 

— ¡Increíble eres tú mujer! Qué  increíble es, que apenas eres una muchacha,— dijo él— que me da consejos como si fueses una terapeuta profesional. ¡Gracias Sylvia, por aceptar vivir con nosotros! 

— Todavía no me las des Hafid, cuándo saqués todo el veneno que tienes dentro de tu corazón— dijo ella— Ahí, si podré aceptar tu agradecimiento. 

— Me da vergüenza que te haya menospreciado— dijo Hafid— y ahora estás dándome lecciones de vida. 

— ¿Sabes? yo fui criada en un orfanato, no sé quiénes son mis padres, ni siquiera se si tengo más familia, pero hay algo muy importante que si sé, y es el valor que tengo como persona— dijo ella— no necesito a nadie para ser feliz,  y eso es lo primero que tú tienes que aprender, Rachel o tu primera esposa, no puede determinar cómo tú vas a comportarte en la vida. 

—¿Cómo me sacó el amor que siento por ella? ¡Porque cuando pienso en ella, siento que aún la amo! ¡Y eso me hace sentir mucha rabia!  Me lleno de impotencia, por no poder lograr sacarla de mi mente y de mi corazón— dijo Hafid. 

—No has querido sacarla de tu mente ni de tu corazón, eso diferente—dijo Silvia— necesitas tomar una decisión, debes decidir que ella no estará más en tu mente ni en tu corazón, ella está muerta, ya no está contigo, ya no tiene porqué afectar tu conducta. 

—¡Pero lo hace, me afecta, me da rabia saber qué se enamoró de otro, qué se suicidó por estar enamorada de otro!— exclamó él— ¡Daniel, no la quería como ella lo esperaba, y yo si la amaba, Sylvia! 

— Tienes que entender, qué el hecho de que tú ames a una persona no significa que ella te va a amar a ti, nadie manda en el corazón, no sabes qué fue lo que le sucedió— dijo Sylvia— a lo mejor no estaba realmente enamorada de ti y cuándo apareció tu amigo, que fue de quien sí se enamoró, entonces decidió irse con él. 

—¡Eso es lo que me molesta! ¿Por qué no habló claro? Porqué no me dijo, Hafid,— dijo él— estoy enamorada de Daniel, me quiero ir con él, yo me hubiese muerto del dolor, pero la hubiera dejado ir, ahora más me duele haberla visto morir con él. 

— Te entiendo, yo soy una joven, como tú lo dices, aunque no sé cómo hubiese reaccionado, si hubiera vivido lo que tú viviste,— dijo Sylvia— pero te seguro, que no es refugiandote en el dolor, y en los recuerdos, que vas a lograr vencer esa amargura que tienes en el corazón. 

— ¡Pásame esa botella de licor, por favor, necesito olvidar a esa mujer!— pidió él. 

— ¡No Hafid, ya no pienso darte una gota más de licor! Has bebido demasiado, ahora voy a meterte al baño, voy a prepararte un café bien cargado, y vas a dormir; ¡Ya basta de seguir borracho! dijo Sylvia con voz tajante. 

Llamó a una de las empleadas, le pidió que le preparara un café bien cargado sin azúcar y le trajera una buena taza, luego desnudo a su esposo, era la primera vez que veía un hombre desnudo,  lo llevó hasta el baño, lo metió bajo el agua fría. 

Después lo envolvió en una toalla, buscó ropa, lo vistió, ya cuando estaba vestido entró la chica, con la casa taza de café humeante y Sylvia dijo:

— ¡Toma esto por favor! Esta bebida caliente y bien fuerte te va ayudar— dijo ella. 

— ¡No quiero tomar nada!—dijo él con voz raposa. 

—¡Toma el café! Necesitas pasar la borrachera— dijo ella. 

— ¡Yo no estoy borracho, solo dame mi botella!— gritó él. 

Ella lo obligó a que tomarse un trago del líquido,  poco a poco fue acabando la taza, después lo metió bajo las sábanas, lo obligó a dormir. 

Se prometió que si se volvía a despertar  iba a volver a preparar más café, para que se le pasara toda la borrachera que tenía; estaba segura, de qué cuando él recobrará la conciencia, se iba a avergonzar, de todo lo que le había dicho y hecho. 

A lo mejor no recordaba nada, pero lo importante era, que ahora ella iba a saber cómo ayudarlo a salir del infierno, dónde estaba metido. 

Esa noche Hafid bajo a cenar, ella le dijo a los niños que  papá no se sentía bien, que iba a dormir hasta el otro día, los niños no hicieron pregunta de ningún tipo. 

Cuándo entró a la habitación, Hafid seguía durmiendo; a la mañana siguiente ella despertó, él tenía ocupada, la mitad de la cama, se levantó y se metió al baño,se cambió de ropa, entonces se preparó para saber cómo había amanecido su esposo. 

Cuando él despertó, tenía los ojos extremadamente rojos,  se quejó de un terrible dolor de cabeza, ella, le tenía ya los analgésicos preparados, para darle y ayudarle en su resaca. 

— ¿Cuánto tiempo llevo dormido? — preguntó a Hafid. 

— Desde ayer a las seis de la tarde— dijo ella. 

 — ¿Hice algo, mientras estaba tomado?— preguntó con el rostro severo. 

— Nada, solo dormir— dijo Sylvia.

— ¿En serio, no me mostré impertinente? — dijo él.



#1055 en Novela romántica

En el texto hay: romance +18

Editado: 02.04.2023

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