Una madre para mis hijos, una esposa para mí.

Una vida de desastre...

Cap 16

Los niños, se sentían muy animados por tener una salida con sus padres, Hafid le dijo a Sylvia que primero irían a comer cosas ricas y después iban a disfrutar en un parque de atracciones, para que los niños pasarán el tiempo divirtiéndose. 

Pasaron toda una tarde disfrutando como familia, habían decidido pasar un momento en un centro comercial, para así hacer algunas compras. 

Habían hecho todo un recorrido y estaban ya de regreso cuando Hafid, fue abordado por una mujer hermosamente formada, que se acercó con aires de querer atrapar a una presa

—¡Hola querido! No sabía que estaba por estos lares— dijo la mujer. 

— Hola Jessica, hace poco regresé— dijo Hafid. 

Sylvia se encontraba distraída viendo una vidriera en exhibición con los niños. 

— Entonces fijemos una cita, necesitamos vernos, deseo recordar viejos tiempos querido, y pasarla bien rico— dijo ella. 

— ¿Por qué no?— dijo él— ¿Qué te parece el viernes? 

Anotó el número de la tal Jessica y se despidió con un beso en la mejilla

— Hasta pronto —dijo Hafid— espero y no me falles, Jéssica querida, por cierto aquella es mi esposa. 

La mujer vio Sylvia, cómo si recién se diera cuenta que estaba allí y dijo:

¿Por qué nos haces esto? No era mejor seguir sin ataduras, para así poder disfrutar más rico— dijo despectiva la mujer— sabes que, soy muy sincera, tu  estás para disfrutarte, no deberías atarte a una sola mujer. 

— ¿Y quién te dijo que estoy atado? 

— dijo riendo— nos vemos el viernes. 

En ese momento Sylvia se dió cuenta de la conversión que tenía su esposo con la mujer y dijo:

— La señorita es. 

— Soy Jéssica, amiga de tu marido— dijo la chica— eres afortunada de dormir con él. 

— Me da gusto conocerte, Jessica— dijo Sylvia—   privilegio de algunas, dolor para otras, si yo ahora soy la que duermo con él, cada noche. 

— Eres filosa muchachita— dijo la mujer. 

— No tanto como quisiera— dijo Sylvia— solo te respondo. 

— ¡Me encanta tu mujer, querido! dijo Jéssica—tiene garras. 

Hafid miró a Sylvia con peligrosidad en la mirada, Jéssica sonrió de manera felina y Sylvia dijo:

— ¡Gracias Jessica! Seguimos, los niños están cansados, vamos cariño. 

Lo tomó del brazo, como un ave prensora, dejó a Jessica, con los ojos redondos como platos, está no le quedó más remedio que hacerse a un lado, esta muchacha era de armas tomar, a pesar de ser muy joven, no se dejaba amilanar por las situaciones. 

Salieron,  los niños apenas el auto empezó a desplazarse, se durmieron profundamente, Hafid aprovechó que los vio dormidos y habló. 

—¿Qué fue eso que hiciste con Jessica? —preguntó él. 

—¿Qué dices?— dijo Sylvia mostrándose ingenua. 

— ¡Sabes muy bien a lo que me refiero, me espantaste una conquista, eres mi esposa, no mi dueña!—dijo él. 

— Sí, es cierto, y te aseguro que yo sé quién soy, pero a esa chica se le nota a leguas que desea acostarse contigo, no lo disimulo ni un instante; puedes tener a todas las mujeres que desees, pero ¡Es mejor, que respete a mis hijos! 

Él la miró con ojos de fuego, pero terminó diciendo:

— Otra vez tienes razón— dijo él— disculpa. 

— Hafid, quiero que sepas, que mientras nos andemos exhibiendo, como una familia feliz— dijo Sylvia— los niños son mi prioridad, no voy a permitir que ni siquiera tú, les faltes el respeto. 

— Ya te pedí disculpas Sylvia— dijo él. 

— Solo, te estoy aclarando mi posición, puedes tener todas las mujeres que quieras, hacer juergas, orgías, pero lejos de la mirada de los niños— dijo ella. 

— Lo tendré en cuenta, lo prometo—dijo Hafid. 

— Confío en que no lo olvides— dijo Sylvia, 

Al llegar a casa los niños despertaron, no fue muy largo el trayecto, se acercaba la hora de la cena, así que fueron a tomar un buen baño para estar listos, Hafid  pidió no ser interrumpido, trabajaría un rato. 

Pasaron varios días, con aparente tranquilidad, Hafid, se metía temprano a la cama, todo estaba normal, hicieron visitas  a la madre de él, compartieron y se conocieron aún más, ella y la familia de su esposo. 

Hacía ya dos meses que todo iba bien, ese día Hafid, se levantó de mal humor, pidió no ser molestado, se encerró en su estudio como siempre; Sylvia ya no tomaba en cuenta sus rabietas, así que se iba a  centrar en los niños y en sus labores, que  ya estaban casi terminadas. 

Ese día él no desayuno, ni quiso almorzar, ella se preocupó un poco, fue hasta el estudio, tocó la puerta, nadie le respondió abrió la puerta con cuidado, en el estudio no había nadie, Hafid había salido. 

Ella y los niños, estaban cenando en silencio, cuando  Farid preguntó:

 — ¿Mi papá no cenará tampoco con nosotros?—  dijo el niño. 

— No, mi amor, tu papá tuvo que salir de urgencia, comerá algo por allí, después volverá para dormir— dijo Sylvia. 

Mientras Hafid había llamado a Jéssica y la había citado a la casa donde había vivido con Rachel. 

Necesitaba olvidar definitivamente a está mujer que solo había arruinado su vida, y Jéssica, quien en su vida de universitario  había tenido un breve romance con él, estaba perfecta para ayudarlo en ese cometido. 

Se encontraron y una vez con ella a solas empezaron a besarse y la ropa iba quedando regada por todo el piso de la habitación donde se encontraban. 

Las caricias eran cada vez más intensas entre ellos, dando rienda suelta a lo que sus cuerpos desnudos demandaban, así estuvieron por mucho tiempo. 

Consumiendo alcohol sin control y teniendo sexo, Jéssica no era buena compañia para Hafid, disfrutaba de los excesos con él y no lo ayudaba a parar de beber licor. 

Esa noche se durmieron en la sala de la casa completamente desnudos y sin preocuparse sino por beber y tener sexo. 

Al día siguiente siguieron en lo mismo, bebiendo y riendo, Hafid de vez en cuando empezaba a lanzar maldiciones contra Rachel y Jéssica lo animaba a que se desahogara consumiendo licor. 



#1642 en Novela romántica

En el texto hay: romance +18

Editado: 02.04.2023

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