Cap 20
Hafid se quedó mirando a Sylvia después de unos instantes dijo:
— ¿Aceptarás la idea de ellos, de hacerse pasar por tus padres, sólo para justificar que ellos son los abuelos de los niños?— preguntó Hafid.
— Realmente, nosotros no necesitamos decirle a los niños, que ellos son mis padres, solamente decirles que son los abuelos, si los niños preguntan, se les da una información congruente, pero creo que no habrá problemas por los momentos— dijo Sylvia.
— Sí tienes razón, ahora ellos son de muy poco razonamiento de quiénes son su familia y porque serán sus abuelos y después ya más grande se les explica porque son familia— dijo Hafid.
— Sí, así que démosle la oportunidad de todas maneras, las visitas deben de ser vigiladas— dijo Sylvia— pueden cometer imprudencias.
— Me parece muy sensato, porque no queremos que en una de esas, vengan a hablarle acerca de Rachel, no quiero que se aprovechen— dijo Hafid— no son gente confiable.
— Entonces quedamos así, les diremos cuáles son las condiciones para ver a los niños, si aceptan, no habrá problemas— dijo Sylvia.
Después Hafid cambió el tema y le dijo:
—¿Qué pensabas estudiar, cuando escogieras una carrera universitaria?— preguntó Hafid.
— No tenía planes de estudios universitarios, porque con el trabajo que tenía, el sueldo precario y el lugar donde vivía, no soñaba con esto, solo trabajar y poder mantenerme viva — dijo Sylvia.
— ¿Te gustaría seguir estudiando?— preguntó Hafid.
—¡Me encantaría! ¡Me gusta mucho la psicología, sí, me gustaría seguir estudiando! — dijo ella.
— Serías una muy buena terapéuta— dijo Hafid— ésta semana, vamos a solucionar eso, buscamos todos los recaudos para que empieces a estudiar lo más pronto posible.
—¿Cómo haríamos con los niños? — preguntó Sylvia.
— No te preocupes por eso, hay cantidad de madres que estudian y que también atienden a sus hijos— dijo él— además tienes una niñera que te ayuda, me parece que sería bonito que empieces tus estudios.
— ¡Gracias por eso, Hafid!— dijo ella.
— Ahora no tienes porqué preocuparte por el sueldo— dijo él— ni cómo llegarás a fin de mes.
— Sí en eso tienes razón, ya no es una preocupación, ahora tengo una vida cómoda— dijo Sylvia— voy a aprovechar el tiempo.
— Gracias por ayudarme con lo de mis ex suegros— dijo él— si hubiera sido por mi los mando al demonio.
— Lo sé, pero recuerda son una continuidad de su hija, que aunque no se comportó bien contigo, era hija de ellos— dijo Sylvia.
— Tienes una respuesta para todo Sylvia— dijo Hafid admirado.
— ¡Si, tengo una mente muy, muy rápida para decir las respuestas! Lamento molestar por eso— dijo Sylvia.
— ¡No, no es molestia! Y no tienes porqué disculparte, a mí no me molesta, bueno, al principio si me molestaba cuando me atacabas, pero ahora somos más amigos — dijo él.
Ella sonrió y dijo:
— Sí, ahora somos más amigos, vamos a trabajar juntos, para que puedas salir adelante y olvidar todas las amarguras que viviste en el pasado— dijo Sylvia.
Hafid, se sintió más tranquilo ahora que había descargado sus angustias en su esposa, era grato tener una confidente, antes se concentraba en su soledad y amargura, solo, ahora tenía una muy buena amiga.
Sylvia fue con los niños que acababan de despertar, a hablar un poco con ellos y disfrutar de la compañía de estos maravillosos seres pequeñitos, que llenaban su vida de satisfacción.
Cada día los amaba más, eran tan adorables, llenos de preguntas y con deseos de aprender todo.
Las oportunidades que tenía Sylvia ahora siendo la madre de unos niños como Amira y Farid, eran inmensas.
También, ser la esposa de un hombre tan poderoso como Hafid, era una puerta inmensa que se abría en la vida de ella.
Aprovechó para hablar con los niños acerca de sus abuelos.
— Amira, Farid, quiero hablar de dos personas que desean venir y conocerlos pronto— dijo Sylvia.
— ¿Quién es mamá?— preguntó Amira.
— Son los abuelos— dijo Sylvia.
— Tenemos una abuela, ¿recuerdas?— dijo Farid.
— Si, pero tienen dos más y vendrán a visitarlos pronto; ¿qué les parece?
— ¿Cuántos abuelos tenemos?— quiso saber Amira.
— Tienen tres abuelos, la abuela Halima y éstos dos que vendrán pronto.— dijo Sylvia.
— ¿Cómo se llaman estos abuelos?— preguntó Amira.
— ¿Qué les parece si jugamos a las adivinanzas? — dijo Sylvia.
Yo voy al otro cuarto, ustedes buscan un nombre y yo después les digo quién ganó— dijo Sylvia— voy a buscar los premios.
Ella solo quería ganar tiempo, porque no sabía cómo se llamaba los padres de Rachel así que saldría a hablar con Hafid, para saber los nombres de estos dos señores.
Unos minutos después entraba en la habitación y los niños empezaron a decir nombres, no dijeron muchos porque no se sabían sino lo de los empleados.
— Ninguno de los dos adivinó, pero de todas maneras por el esfuerzo se ganaron un helado. — dijo ella.
— !Siii! — gritaron de alegría— ¿Cómo se llaman los abuelos?— preguntó Amira.
— Se llaman Bilal y Dalila— dijo Sylvia satisfecha de satisfacer la curiosidad de estos maravillosos niños.
— ¿Ellos son tu familia mamá?— preguntó Amira.
— ¿Por qué lo preguntas?— dijo Sylvia muy atenta a la pregunta de la niña.
— Porque si la abuela Halima es familia de papá, ellos son familia tuya.
— ¡Qué inteligentes son mis niños!— dijo Sylvia sorprendida de cómo éstos niños razonaban cualquier situación que les interesaba.
— ¿Cuándo vendrá tu familia mamá?— preguntó Farid.
— En dos días nos visitarán— dijo Sylvia.
— Hay que hacer una comida dijo Amira muy formal.
Sylvia se quedó meditando en lo que los niños habían concluido y era imperativo que hablará con estos señores antes de que tuvieran contacto con los niños.
Ellos habían dejado los números para que les avisaran cualquier noticia, Sylvia marcó el número de la señora Dalila, de inmediato ella le respondió la llamada.