Una madre para mis hijos, una esposa para mí.

¿Que había sucedido?

Cap 29

Hafid  sonrió ante la osadía de su madre, de referirse a Sylvia, cómo la mujer perfecta para él, pero disimuló e intentó no hacer caso de ésas palabras. 

Estuvieron en familia, jugando y participando de la comida, al llegar la medianoche todos salieron a ver los fuegos artificiales. 

Los niños estaban fascinados con el esplendor de las celebraciones,  pero después de un buen rato, estaban agotados y deseaban dormir. 

También Halima a la una de la mañana ya se rindió y prefirió ir a la cama, su hija Abir decidió acompañarla, fue cuando Hafid dijo a Sylvia:

— ¿Me acompañas a bailar hasta el  amanecer? 

Ella sonrió y dijo:

— Vámonos pues, ojalá y los niños no se despierten llamándonos. 

— Eso no sucederá— dijo Hafid. 

Minutos más tarde estaban en un centro nocturno de la ciudad muy exclusivo, disfrutando de bebidas y baile. 

El ambiente era muy alegre, todos los presentes tenían un objetivo en común, despedir el año con alegría. 

Tenían una mesa donde tenían servicios de bebidas, Sylvia jamás había consumido alcohol hasta ese día, Hafid la invitó a que solo un poco para  entrar en calor. 

Ella accedió, era año nuevo, por primera vez tenía motivos para celebrar la venida de un año nuevo en su vida, recordó sus días tristes y grises en las cuatro paredes del orfanato y se dijo:

—" Solo un poco no me hará daño y además me sale celebrar "

El primer trago quemó su garganta, él le había indicado qué poquito para que no se ahogara, así empezó a ir de poco a poco, a las cinco de la mañana, estaba totalmente alegre, gritando junto a Hafid. 

Disfrutaba del baile sin inhibición, se sentía libre y relajada, quería que no se acabara nunca el momento, se sentía llena de buena vibra. 

Hafid también se había pasado de copas y junto a ella disfrutaba de una Sylvia muy diferente a la chica correcta que tenía en casa, que cuidaba todo detalle de su comportamiento. 

Ésta era alegre, llena de energías, reía con espontaneidad, tenía una risa contagiante, que le alborotaban las ganas masculinas, empezó a desear a ésta mujer. 

Era su esposa y aunque siempre hasta ese momento respetó el hecho que solo era una empleada.

En medio de su cabeza llena de licor, se dio cuenta que le gustaba tener a Sylvia pegada a su cuerpo bailando de manera tan sensual. 

Ella se movía tan sexy, que para él que desde que su primera esposa había fallecido, y muchas veces había tenido sexo, ésta chica le había alborotado las ganas de estar con ella. 

Vio sus largas piernas, hermosamente torneadas, seguidas de una redondeada cadera y una cintura muy estrecha, rematando en hermosos pechos y se dijo:

—"Quiero ésta mujer en mi cama, hoy "

Empezó a atraerla hacia el cuerpo de él mientras bailaban,  susurrando palabras al oído de ella y ella le sonreía con coquetería, se atrevió a más y empezó a besar el cuello de ella. 

Sylvia, sabía que estaba jugando con fuego al dejar que Hafid tuviera juegos de coqueteo con ella, pero le gustaba aquel acercamiento íntimo, reía y disfrutaba de  los besos cortos que él le prodigaba. 

Después, cuando menos lo esperaba, Hafid la tomó por la cintura y le besó apasionadamente, al principio ella se sorprendió, pero luego respondió a ésta caricia tan erótica. 

Jamás hasta ese momento, nadie la había besado, él era el primer hombre que invadía él interior de su boca y se dispuso a saborear lo rico de ese primer beso. 

Al finalizar la caricia tan divina para ambos él le dijo:

—¡Vámonos de aquí, quiero estar contigo hoy!

Ella asintió con su cabeza y salieron hasta el auto donde el chofer esperaba dormido dentro del auto, Hafid le tocó la ventanilla y éste despertó y de inmediato ellos se introdujeron para llegar hasta su casa. 

Ya en la residencia de ellos, se dirigieron hasta la habitación y lo que empezó en el antro nocturno, continuó allí dentro, él de inmediato empezó a desvestirla, ella también con manos inexpertas, pero con gran deseo de experimentar lo que su cuerpo le reclamaba, se dejó envolver. 

Las manos expertas de Hafid la recorrieron de la cabeza a los pies, también su boca y su lengua, ella sólo disfrutaba de todo lo que él imprimía a su cuerpo por primera vez. 

El fuego que salía de ella y de él era suficiente para incendiar todo el lugar, ya la mente de Sylvia se negaba a pensar, solo dejó que su cuerpo dominara sus deseos tan intensos

Cada caricia que él le prodigaba, al parecer tenía el objetivo de encenderla aún más, quería volar en aquel calor que la estaba consumiendo sin destruirla. 

Hafid se esforzó en cada caricia, de complacerla con ansias locas, le gustaba como ella respondía, como con sus pequeñas manos también lo encendían a él. 

Después de más de una hora, experimentando placer, él descargó en ella toda su furiosa pasión de encontrar una extraña satisfacción después de mucho tiempo; ella también sintió el éxtasis de una explosion en su cabeza que la hizo gemir con locura. 

Después quedaron quietos, exhaustos, cubiertos por una fina capa de sudor, satisfechos, al experimentar el consumir tanto licor, sus cuerpos agotados se sumieron en un sueño profundo y reparador. 

Cuando Sylvia despertó, eran más de las once de la mañana, el dolor en su cabeza era intenso, se vió y estaba completamente desnuda, se miró y abrió los ojos como platos. 

— «¿Que había sucedido allí en esa habitación, entre ella y Hafid?»

Vió la ropa esparcida por la habitación y entonces comprendió lo que había sucedido, el alcohol había hecho que no midieran sus instintos y ella había dejado que él le hiciera el amor. 

Se levantó y fue al baño, busco un par de analgésicos y se los tomó, recogió las ropas de ambos, como si así ocultara la evidencia de lo que inevitablemente sucedió entre ellos. 

Lo vió, estaba profundamente dormido, salió hasta la cocina, necesitaba un café muy cargado para pasar la resaca que la estaba consumiendo. 



#701 en Novela romántica

En el texto hay: romance +18

Editado: 02.04.2023

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