Una madre para mis hijos, una esposa para mí.

Se ensancha la familia...

Al llegar a la clínica, se dirigió directamente al consultorio del médico, allí él doctor, después de revisar a Sylvia en la camilla, decidió hacer un eco transvaginal. 

Ella, sentía un poco de vergüenza, era la primera vez que exponía su desnudez ante un doctor, él empezó a hablar para darle confianza y que se relajara, para que todo saliera perfecto. 

— Mi querida Sylvia, aparentemente aquí, no hay un saco amniótico, todo se ve listo para que baje tu regla normal mi querida jóven señora— dijo el doctor— pero no hay un embarazo. 

— ¿Es en serio doctor, no estoy embarazada?— preguntó ella con alegría en su voz. 

— Estoy muy seguro, no hay nada acá que me indique que un bebé venga en camino, mi querida joven— dijo el doctor— veo que te sientes aliviada. 

—  ¡Oh sí doctor, tener un bebé ahora no sería prudente, lo que pasa  es tenemos ya dos gemelos y  no deseo otro tan pronto— dijo ella. 

— ¡Ah ya! No se preocupen, dígale a su esposo que lo mejor para evitar malos ratos es usar protección o que usted use anticonceptivos, así que cuídense de hoy en adelante y no habrá problemas— dijo el médico.

Ella se incorporó en la camilla y dijo:

—¡ Gracias doctor! Yo deseo tener  más bebés, y mi esposo también, no se preocupe— dijo ella. 

— Voy a indicarle anticonceptivos para que pueda tener menos estrés, tiene una muy bonita familia, para una mujer tan joven— dijo el doctor. 

— Gracias doctor— dijo ella— mi esposo y yo queremos ir a América, por eso mi apuro en realizarle la prueba de embarazo. 

— Ahora entiendo, mi joven señora, pero ahora no hay ningún problema— dijo el médico— vaya tranquila y  disfrute de sus vacaciones en América con su familia. 

Sylvia salió de allí con las expectativas alborotadas, por una parte muy feliz, no iba a ser madre, pero también desilusionada; ¿que hubiera sucedido si tenía un bebé de Hafid? 

El chofer la esperaba, ella entró y le dijo:

— ¿Podría llevarme a dar una vuelta por favor?  No me siento muy  bien. 

— Sí señora, claro que sí, le voy a llevar por los jardines del parque, cuando se sienta bien, me avisa y la llevó a casa— dijo el hombre. 

Estuvo por más de una hora  dando vueltas, se quitó sus zapatos, caminó pisando el césped, necesitaba canalizar sus emociones que estaban confusas, fue después de mucho rato, que nuevamente entró al auto y se dirigió a su casa. 

Al llegar, se fue directamente a su cuarto de labores, empezó a pensar en qué haría con el amor que sentía por Hafid, cómo iba a vivir ahora que había descubierto que se había enamorado de un hombre que amaba a otra mujer, ésto no era lo que tenía que haber sucedido. 

Se sintió tan abrumada, nunca debió dejarse convencer de ir a consumir licor, porque había permitido que él la tocara, ahora entendía  que por tener sentimientos hacia él, se había acostado con Hafid.

¿Qué le había sucedido a ella esa madrugada, porque tuvo que enamorarse de un imposible para ella, necesitaba calmarse y pensar mucho, su rostro tenía que reflejar serenidad, lo mejor era que no había habido consecuencias. 

De repente, sintió unos toques en la puerta, y al instante, Hafid entró y la vió allí sentada tranquila trabajando en una manualidad. 

Se acercó de inmediato, para saber cómo le había ido con el médico, estaba muy aprehensivo. 

— Hola Sylvia; ¿qué te dijo el médico?— preguntó Hafid, preocupado por saber,  ¿Te hiciste el  examen de embarazo? 

— Si — dijo ella— y no tenemos de que preocuparse todo está muy bien, no hay bebé en camino. 

— Excelente noticia, entonces preparemos el viaje para regresar a América— dijo Hafid— es un gran alivio saber ésto, prometo cuidarme de beber licor cuando te tenga cerca. 

— No tienes por qué temer, también estaré muy atenta a eso— dijo ella. 

—Disculpa mi comentario, fue inapropiado— dijo él avergonzado. 

— Está bien, yo de no recordar que acá estoy ejerciendo un trabajo— dijo ella— no debo perder mi enfoque de mi situación. 

Hafid la miró extrañado y dijo:

— Son cosas mías o estás triste. 

— Creo que son cosas tuyas, estoy muy feliz de saber que no hay consecuencias— expresó ella— me moriría de la vergüenza si hubiera resultado positivo él examen. 

— Entonces, celebremos con un abrazo— dijo él

Los dos se fundieron en un abrazo, que realmente no sabían porque les aliviaba tanto estar así pegados él uno del otro, pero fue reconfortante para ambos. 

— ¡Gracias por éste abrazo!— dijo ella— ¡Te juro que no quería que sucediera ésto de acostarme contigo, no estaba en mis planes! 

Él, que la tenía abrazada fuertemente, la separó de sí y le preguntó:

— ¡Eso lo sé, no tienes que sentirte mal por eso Sylvia! ¿Acaso crees que te acostaste conmigo a propósito?— dijo Hafid. 

Ella nuevamente cabeceó negativamente y dijo:

— No, pero me siento avergonzada por eso, me sentía abrumada porque no me esperaba vivir cosas como éstas, tanto que te aconsejé sobre las  borracheras— dijo Sylvia— y vine a participar en una. 

Él la tomó y la llevó a sentar hasta el gran sofá que estaba dentro de la habitación y le dijo:

— No te preocupes más por eso por favor, lo importante es que sigamos atendiendo a los niños, estoy contento contigo, Sylvia, me estas ayudando a cuidar a mi familia y eso es lo que importa— dijo él. 

Ella nuevamente movió la cabeza afirmativamente y dijo:

— Lamento éste momento de debilidad— dijo ella — te aseguro que me ocuparé de lo que vine a hacer en tu casa. 

— ¿Por qué te preocupas tanto? Tú eres un ser humano, es natural divertirse y eso fue lo que hicimos — dijo Hafid— ya olvida, ese incidente.

— ¡Tienes razón, vamos a olvidar esto, lo que importa ahora son Amira y Farid! ¡Velemos por él futuro de ellos y démosle toda la felicidad, no te preocupes, me concentraré en lo que soy!— dijo Sylvia

— Así me gusta, sigue con tu vida, no ha pasado nada— dijo él. 



#1280 en Novela romántica

En el texto hay: romance +18

Editado: 02.04.2023

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