Una madre para mis hijos, una esposa para mí.

Conversación... Viaje...

— A mi matrimonio se le puede llamar por interés, se puede decir así, porque él necesitaba una madre para sus hijos, pero no es un matrimonio como tal, es solo una figura representativa— dijo Sylvia. 

— Así como el tuyo, hay muchos matrimonios que se dan para hacer crecer la herencia financiera, porque conviene unir intereses de empresas, son muchas las razones por las que se dan las relaciones matrimoniales, funcionan y también tienen hijos— dijo la hermana Teresa. 

— Cuando salí de acá yo pensaba que las personas  se casaban por amor, pero al participar en el mío, me di cuenta de todo lo que hay  afuera de éstas paredes— dijo ella. 

— Así es hija, el mundo está perdiendo sus valores y principios, tú solo defiende tu vida familiar, puede ser que tu unión no haya sido adecuada,— dijo la hermana Teresa— pero tienes dos hijos que educar, hasta hacerlos más grandes. 

— A veces me pregunto cómo me dejé convencer para estar viviendo ésta aventura— dijo Sylvia— jamás ni en mis más remotos sueños me vi así, ya tengo  veinte años con dos niños. 

— Te aseguro que te tienen el mundo de cabeza— dijo la hermana Teresa— siempre te gustaron los niños, y se nota que eres feliz con ellos. 

— Si, pero le confieso que me asusté por tener dos bebés de una manera tan rara— dijo Sylvia— que creen que soy su madre, me siento mal por mentirles

— Tu siempre fuiste juiciosa y pensativa— tendrás éxito ya lo veras— dijo la hermana Teresa— piensa que es por una buena causa. 

— Gracias hermana Teresa, me gustó mucho hablar contigo, me siento más tranquila, aunque ya estaba más calmada, pero quería contarte acerca de mí y de cómo ha sido mi vida, desde que deje el orfanato. 

— Solo ve las cosas desde ésta perspectiva, mientras estabas aquí, siempre quisiste una familia, ser adoptada para ser parte de una,— dijo la hermana Teresa— ahora conociste a un hombre que  te adoptó como su esposa y ser la madre de sus hijos,  ahora la vida te está dando lo que siempre añoraste. 

— ¡Gracias hermana por sus palabras! Hasta otra oportunidad hermana, cuídate mucho, te quiero y siempre te llevaré en mi corazón— se despidió 

Sylvia. 

Un rato más tarde, se encontraba en la mansión, necesitaba hablar con su esposo, cuándo llegó Hafid, estaba en la sala y dijo. 

—  ¿Cómo  te fue en tu visita? — preguntó. 

— Fue muy bonito ver a la única mujer que es más parecida a una madre, que he tenido— dijo Sylvia— necesito hablarte. 

Él le sonrió y luego se levantó y salió seguida de ella. 

— ¿Qué sucede?— preguntó Hafid ya dentro del estudio. 

— Quería pedirte el favor de enviar un donativo al orfanato donde me crié— dijo ella algo tímida. 

— ¡Sylvia, disculpa por eso, debí haberlo hecho sin que tu me lo pudieras, qué pena contigo!— dijo Hafid contrariado— mañana mismo lo hago llegar. 

— ¡Gracias, eres muy gentil! 

 Le sonrió y fue a ver a los niños, ellos al verla salieron a su encuentro emocionados. 

— Mami, mira nuestros dibujos— dijo Amira— ésta eres tú, mi papá, Farid y yo. 

— ¡Están bellos!— elogió Sylvia. 

— Y este es mi dibujo mami— dijo Farid— hice un hermanito acá. 

Sylvia arrugó el entrecejo sin comprender, la niña dijo:

— ¿Recuerdas que te dije que nos dieras un hermanito? 

— Sí lo recuerdo, pero todavía no vendrá un hermano— dijo ella.

Ellos pusieron cara triste, pero Sylvia les dijo que por los momentos con ellos era suficiente. 

El niño señaló en su dibujo  el lugar que él imaginaba donde estaba un bebe

— Allí piensas tú, que está tú hermano mi  príncipe bello— dijo Sylvia. 

— Sí mamá, ¿los bebés  duermen primero en el corazón y después se bajan a la barriga? Porque tienes que amarlo— dijo Farid— Jacqueline nos dijo que mi hermano está primero allí  y luego iria a tu panza. 

— Esa es una excelente explicación, me gusta;  así es, los bebés primero se forman en el corazón y luego bajan a la panza— confirmó Sylvia. 

Los niños quedaron satisfechos con su mamá al confirmar lo que la niñera les explicaba, ella después fue a tomar un baño se sentía bastante cansada. 

Después de tomar un baño, se acostó en la cama para descansar y se quedó dormida, cuando Hafid entró a la habitación ella aún estaba durmiendo. 

Él la tocó suavemente y ella abrió los ojos, se incorporó y él preguntó. 

— ¿Te sientes mal? 

Sylvia aún adormilada respondió:

— No, estoy bien, solo cansada y con sueño, parece que estoy trasnochada. 

— Alo mejor no estás durmiendo bien— dijo él— te traje éste libro, se que en Internet puede conseguir cualquier información, pero lo vi y pensé que te gustaria leer. 

— Gracias, me encanta leer— dijo Sylvia— y si te aseguro que lo leeré gracias por este regalo. 

Después de unos días, ya todo estaba listo para el viaje, se había recogido todo, para nuevamente emprender su rumbo hacia América.

Sylvia, tenía grandes expectativas, Hafid se veía tenso, el rostro duro y mandíbula apretada, los niños estaban disfrutando, felices de poder emprender una nueva aventura. 

Sylvia, cómo últimamente se la pasaba encerrada en su cuarto de labores, aprovechó y durmió durante todo el trayecto, los niños también se quedaron muy quietos, ya estaban dormidos. 

Solo Hafid estuvo despierto durante todo el trayecto, quería cerrar el "capítulo Rachel", volver hasta allá nuevamente era como para autoflagelarse y finalmente arrancarla de su corazón y de su mente. 

A medida que se acercaba más a su destino, su corazón iba hinchándose de odio y amargura, necesitaba matar el amor que sentía por Rachel. 

"¡Dios hasta cuando voy a amar a ésta mujer! Pensó, ¡Ya sacala de mi corazón! "

Era una súplica, que salió desde lo más profundo de su alma, necesitaba ser feliz. 

Después vió como el vuelo llegaba a su destino, ya estaba en donde se quedaría, por lo menos por un buen tiempo. 

Ésta vez el viaje  había salido en la noche del Reino Unido y habían llegado con la claridad del día, se sentía cansado. 



#701 en Novela romántica

En el texto hay: romance +18

Editado: 02.04.2023

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