Los días para Sylvia fueron pasando, su vida con los niños la disfrutaba muy bien, rara vez su esposo le llamaba para hablar con ella, siempre conversaba con sus hijos, solo le preguntaba lo básico.
¿Cómo están los niños? ¿Qué tal la escuela? Y allí moría cualquier acercamiento verbal, llevaba tres semanas fuera de casa, pero de alguna manera se sentía relajada, porque no tenía que estar ocultando sus sentimientos.
Las palabras de la hermana Teresa, estaban siempre presentes en su memoria: "Hay matrimonios que funcionan sin amor, quizás el de ella era uno de esos, como siempre le tocaba vivir situaciones diferentes a las demás personas.
Ya extrañaba mucho a Hafid, pero ésto se lo guardaba para ella, ni siquiera a los niños le decía nada acerca de su padre,
se sentía más tranquila, aunque en el fondo estaba triste.
Le gustaría soñar que un día él llegase a casa y le dijera: « ¿Sabes amor? Descubrí que es a tí a quien amo, ya no pienso más en Rachel, pero lo mejor es despertar de ese sueño irreal, nunca él se fijaría en ella como mujer.
Aunque se obligaba a continuar con sus manualidades, ya había hecho varios obsequios para los niños, para su esposo y también para su suegra y cuñada; esta tarde pensaba hacer entrega oficial a cada uno de ellos de sus regalos, menos a Hafid porque aún estaba de viaje
Había hecho sweaters para los niños y bufandas, también guantes para el frío , mantas, todas esas prendas los iban a ayudar a estar más calentitos en el invierno que se avecinaba.
En el orfanato, había aprendido a hacer muchas actividades manuales, tejido, bordado, eso era lo que más le gustaba, aunque también, aprendió a trabajar con la cerámica, pero se inclinaba más por tejer y bordar.
En la tarde, antes de la cena, busco a los niños ya Halima y Abir estaban por llegar, para hacerles entrega de sus obsequios; unos minutos más tarde las vio llegar, después de unos minutos dijo:
— Durante todo este tiempo he estado realizando algunas manualidades para ustedes, que quiero obsequiarles el día de hoy— dijo Sylvia, espero les guste; este es el de Amira.
La niña se acercó y tomó su obsequio envuelto como regalo, ella estaba muy emocionada luego dijo:
— ¡Gracias mamita!
—¡De nada mi princesa, lo hice con mucho amor! — dijo Sylvia— ahora le toca a Farid, este es para ti.
Él, también se dirigió muy emocionado de recibir su obsequio y dijo:
— ¡Gracias mami!— exclamó el niño.
Luego se dirigió a la madre de Hafid.
— También para ti hay regalo, Halima, éste es para ti— dijo ella.
— ¡Muchas gracias!— dijo su suegra— ¡Qué detalle tan hermoso! ¡Ahora a abrir los regalos!
Cuándo cada uno de los presentes vio los obsequios, los niños exclamaron con alegría:
—¡ Qué bello mami, Gracias!
— ¡Esto es demasiado sublime! Sylvia— dijo su suegra— ¡Gracias, tienes unas manos maravillosas!
— Son para usar en la temporada de frío —dijo ella.
—¡Me gusta mami, está precioso, me gusta mi sweater! —dijo Amira.
— ¡A mí también me gusta el mío! —dijo Farid— ¡Me gusta mucho!
— ¡De verdad, que te quedó demasiado bello cada trabajo, es espectacular!— dijo Halima.
—¿Y este para quién es, mami!?— preguntó Amira.
— Este es para tu papá, ¿quieren mirarlos? — dijo ella— son una bufanda para el frío y también un suéter.
— ¡Tienes unas manos maravillosas, Sylvia! — dijo Abir admirada— ¡Todo está bellísimo! Tú sabes que no necesitas estar dedicando tanto tiempo a esto pero es hermoso verte crear cosas tan delicadas y perfectas con tus manos.
— ¡Gracias por tus palabras! Es muy bonito que le reconozcan a uno las habilidades que tiene, eso es lo que aprendí durante mi niñez— dijo Sylvia.
— ¡Yo también deseo, aprender hacer cosas bonitas como tu, mami!— dijo Amira.
— Está bien mi amor, vamos a empezar a enseñarte, para ver si te gusta, trabajar con las manos— dijo ella.
Así, llevaba la vida hasta ahora Silvia con su familia, de una manera muy sencilla y sin complicaciones. Dos semanas más tarde, Hafid le notificó que estaría de regreso.
Todos esperaban con ansias la llegada de él a casa, había estado ya muchos días fuera,los niños lo extrañaban muchísimo, tenían mucha emoción por enseñar sus trabajos escolares.
Apenas abrió la puerta esa tarde, su imponente presencia inundó la sala, ya los niños habían regresado de la escuela, al ver a su padre exclamaron de alegría.
—¡Papá, te extrañamos mucho, mucho!— dijeron abrazando.
— ¡También los extrañe mucho mis tesoros adorados!— exclamó Hadid.
Se veía más delgado según la apreciación de Sylvia, tenía ojeras, “quizás estaba cansado por el viaje", pensó Sylvia.
— ¡Hola querida!— saludó él, dando un beso en la mejilla de Sylvia.
— Hola Hafid— dijo Sylvia — espero y haya sido placentero tu viaje, bienvenido a casa.
Los niños estaban atentos a todo lo que su padre hacia, vieron que la maleta la introdujo en una habitación diferente a la de Sylvia y Amira dijo:
— ¿Por qué metiste tu maleta en otro cuarto? ¿No piensas dormir con mamá?
— ¡Claro que sí!— dijo Hafid— solo coloque la maleta allí por los momentos.
Sylvia apretó los dientes, sintió un frío en su estómago, los niños eran muy perspicaces, no se les escapaba nada.
Él y ella se miraron y luego se sentaron a escuchar pacientemente la narrativa de los niños acerca de la aventura llamada escuela.
Esa tarde a la hora de la cena Hafid le dijo a Sylvia que tenían un evento al que debían asistir, le dijo que le gustaría que ella lo acompañara.
Él, había traído un vestido adecuado para ella, necesitaba un vestido digno, para representar lo que era, la esposa de Hafid Aziz.
Sylvia, jamás había estado en una reunión de tal magnitud, codeándose con gente millonaria, pero era natural que al ser la esposa de un hombre como Hafid, debía estar al lado de él.