Una madre para mis hijos, una esposa para mí.

Hablemos... Sin caretas.


 

En la mañana Sylvia se levantó con una resolución en mente, después de bajar a desyunar, se dirigió a su habitación de labores,  buscó sus documentos legales, necesitaba tomar una decisión muy dolorosa pero necesaria. 

Siguió a despertar a  los niños para contarles de su decisión y salir de allí sin volver atrás, entró y los llamó debían ir al a escuela,  pero antes tendría una conversación con ellos:

— Buenos días, mamá necesita que estén listos pronto porque necesitamos hablar de un viaje que haré nuevamente y debo dejarlos con papá— dijo ella. 

— Mamita, tú nos prometiste que nunca más nos dejarías solos, que estarías para cuidarnos— dijo Amira. 

— Mamita si te vas de viaje, nosotros nos vamos contigo— dijo Farid. 

Cuándo tu no estabas papá gritaba mucho— no nos dejes con él mami— dijo. Amira. "

Sylvia los miró unos instantes y sintió un nudo en su garganta y una opresión en su estómago, ya pronto cumplirían seis años, ahora comprendían mucho más, que hace dos años atrás, se sentía frustrada por no por tener que faltar a su promesa. 

Los dos eran parte de su vida, pero si los llevaba con ellos sería acusada de secuestro e iría a la cárcel, Hafid era un hombre poderoso y movería cielo y tierra para encontrar a sus hijos. 

Ella se sentía entre la espada y la pared, necesitaba ver cuál era la mejor solución, jamás podría llevar dos niños con ella  sin enfrentar a su esposo, no estaba dispuesta a seguir viendo como él se destruía por el consumo excesivo de alcohol. 

Así que solo pensó en irse, al final era al que tenía derecho, aunque no podía salir del país sin el permiso de Hafid si llevaba a los niños, decidió salir con un pequeño bolso, para no hacer  tan visible su salida. 

Hafid abrió los ojos a las doce del mediodía, el dolor de cabeza era infernal, buscó los analgésicos y después de un rato  que sintió que bajaba la presión tomó un baño. 

Salió hasta el comedor vió a las empleadas domésticas, pero ni Sylvia ni los niños estaban allí, arrugó el entrecejo y una de las chicas le entregó un sobre blanco cerrado. 

Hafid tomó el sobre y presintiendo lo peor salió hasta el cuarto de los niños, allí no había nadie; "¿Sylvia decidió ir de paseo?"

Pensó. Se sentó en la cama de Farid y rasgó el sobre, dentro había una hoja escrita por Sylvia que decía:

"— Hola Hafid, cuando leas éstas notas estaré fuera de casa, decidí salir  y llevar a los niños conmigo, no estarán mejor contigo, tuve la fortaleza para traerlos, después de toda la historia que creaste alrededor de su madre, no tuve el temple para volverlos a dejar"

—Cuando te ví llegar arrastrado por tu chofer como un hombre derrotado por sus recuerdos, pensé que ya está bien de seguir con ésto. No pude ayudarte  para que salieras  del mundo de Rachel». 

— Aparentemente tu obsesión por tú primera esposa es más fuerte que el amor por tus hijos, ya me cansé, decidí abandonarte, mientras buscó como hacer para no abandonar a estos chicos tan maravillosos que son hijos tuyos»

— Perdón por ésto; sinceramente 

           

                        Sylvia»

Era una pequeña nota, pero allí estaba explicando todo. 

Hafid fue hasta el cuarto de juegos de los niños, ellos a esa hora no estaban allí, recordó que estaban por llegar de la escuela, pasó las manos por su cabeza, no sabía que iba a hacer. 

Llamó a la chica que le entregó el sobre y preguntó:

— ¿A que hora salió la señora? 

— Después de enviar a los niños a la escuela señor— dijo la chica. 

Él buscó el celular y marcó el número de Sylvia, ella no contestó la llamada, volvió a marcar no contestó, salió el buzón de mensaje y él habló para que ella lo escuchara después. 

— Hola Sylvia, no me hagas ésto por favor— decía él

— ¿Dónde estás?— decía con voz exigente— para ir y buscarte. 

Hafid, se sentía desesperado, impotente sabía que con ese tono no conseguiría nada con ella, así que suavizó la voz  para decirle

— Sé que estás enojada y tienes razón, me equivoqué, te pido perdón, pero regresa a casa por favor— dijo lo más calmado que pudo— Sylvia, no puedes irte y dejarme sin mis niños, los  adoro, sufrirán mucho por ésto. 

— Sé, que tienes todo el derecho a actuar así, pero también sé que tú no deseas hacerme daño, que esto lo estas haciendo por ellos— dijo Hafid— Dime, ¿dónde estás? Para que hablemos. 

Ella recibió  la nota de voz,la escuchó varias veces, pero no respondió ni hizo nada para hablar con él, tenía miedo de que si lo llamaba, encontrar la ubicación y de inmediato  localizar donde se hallaba.

Había salido muy temprano en bus hasta una ciudad cercana, son él permiso de Hafid no podía tomar ningún vuelo o salir tan lejos, complicaría las cosas. 

Hafid salió en el auto sin pedir al chofer que lo llevara, iba a visitar cada hotel, no podía estar muy lejos, se sentía tan avergonzado de su conducta. 

Él pasó toda la tarde  y parte de la noche buscando en cada hotel de la ciudad, ella no estaba por ningún lugar, aún faltaban muchos hoteles que visitar, pero en pocas horas no lograría localizarla.

— «¿Por qué escogiste irte, Sylvia?—se preguntaba  Hafid—  tu sabes cuanto te necesito. — deseo que vuelvas  llama por favor, debiste quedarte en casa, no es huyendo que vamos a solucionar  las cosas.»

« Esto no podía estar pasando, todo parecía ser parte de una pesadilla, tenía que saber que hacer, encontrarla, recuperar a su familia.»

«Todo por estar sumergido  en el alcohol, huyendo de la culpa que sentía por la muerte de Rachel— se dijo Hafid»

Hafid no había comido nada, el apetito había huido de su cuerpo, el dolor y la frustración eran más fuerte que cualquier necesidad física. 

Tenía que reconocer que ella tenía razón, él era un irresponsable, un tarambana que no estaba aportando estabilidad a la familia

«Tenía dos hijos que ya comprendía y a él no le importa el ejemplo que le daba, ¿que quería él, que aprendieran? Que cuando tuvieran un problema buscaran una botella de licor para ahogar las penas e—  pensó él. »



#1642 en Novela romántica

En el texto hay: romance +18

Editado: 02.04.2023

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