Una madre para mis hijos, una esposa para mí.

Me hubiera gustado que fueras la madre biológica.

— ¿Por qué recaiste, qué sucedió ahora contigo?— preguntó ella.

— Los padres de Rachel me llamaron y después de allí me fui a un bar y lo demás lo sabes— dijo él

— ¿Por qué querían los padres de Rachel?— preguntó Sylvia. 

— Porque necesitan dinero, además de  reclamar por la venta de la casa— le confió Hafid— deseaba que compartiera la venta con ella. 

—¿Y le corresponde?— preguntó ella. 

— No, era mi casa, ya la había comprado, lo que sucede es que cuando yo ví por primera vez a Rachel, me obsesioné con ella, a pesar que mi padre ya me la había escogido por esposa desde niña,— dijo Hafid— pero no fue hasta que ella era una adolescente cuando la conocí; ella empezaba como modelo profesional. 

— Entonces ellos no eran gente con dinero— dijo Sylvia.

— Solo medianamente con buena posición económica, Rachel a través del modelaje, les ofrecía la oportunidad de ganar dinero a manos llenas— informó Hafid— y con la influencia de mi padre llegó a ganar millones de dólares. 

— ¿Y se lo gastaron?— preguntó Sylvia. 

— Cuando las personas se acostumbran a los lujos, difícilmente pueden volver a una vida sencilla— dijo Hafid— a excepción de ti, claro. 

— ¿Por qué no los ayudas?— dijo ella— al fin y al cabo son los abuelos de los niños. 

— Eso es lo que me molesta, Cuando fijamos la fecha de la boda, ya tenía esa casa, pero decidí que allí viviríamos de casados, pero ellos malgastaba todo  el dinero ganado por Rachel y ahora quieren contar conmigo— dijo él. 

— ¿Me dejas hablar con ellos? — preguntó Sylvia. 

— ¿Qué piensas hacer? dijo— Hafid. 

Silvia medito un momento y dijo:

— Ellos son los abuelos de los niños, siempre vas a tener una onexión con ellos inevitablemente, porque son familia;— dijo Sylvia— ¿porque no creas una cuota mensual para ellos, para que puedan vivir cómodos? 

— ¿Una cuota mensual, eso de cuánto sería? Ellos están acostumbrados a vivir bien, a darse sus comodidades, habría que calcular cuánto necesitan—  dijo él

—¿En Cuánto vendiste la casa?— preguntó a Sylvia. 

Hafid respondió:

— 175 millones de dólares

— ¿Tú crees, que con ese dinero ellos puedan vivir bien por lo que les queda de vida? — preguntó Sylvia. 

—¿Me está sugiriendo, que les entregue el importe de la casa a ellos en su totalidad, para que dejen de molestarme? —preguntó él

— Es lo que pienso, hablarles claro,  hacerle firmar un documento donde no van a pedir más dinero después de haberle entregado esa cantidad— dijo ella—  pienso que con eso, ellos deberían  vivir bien. 

—Sylvia, ellos al igual que su hija, son unas sanguijuelas, te aseguro— dijo él— que les hago un depósito por esa cantidad, y en un mes están acá exigiendo más, porque no saben administrarse. 

— Déjame hablar con ellos— pidió Sylvia—  entonces pensamos que lo mejor es, una cuota mensual para su manutención. 

—¿No vas a volver a dejarme solo en casa?— preguntó Hafid—  Todos te necesitamos, no me abandones. 

—Está bien Hafid— dijo Sylvia— vamos a dormir. 

Se prepararon  para descansar y Hafid suspiró de alivio al no tener que recurrir a historias para justificar la ausencia de Sylvia ante su madre y hermana. 

A la mañana siguiente al levantarse y ver a  los niños quienes los esperaban para desayunar, al verlos Amira salió al encuentro de ambos diciendo:

— Papá, ayer salimos de paseo, mamá estaba enojada y eso es por tí!— La voz de la niña era resentida. 

Sylvia se inclinó y los abrazó diciendo:

— Mis niños hermosos, no estaba enojada, solo quería e resolver  un asunto sin que papá lo supiera y por eso regresamos, pero eso no fue prudente— dijo ella. 

— Está bien mamá, la próxima llevamos a papá— dijo Farid— tuve miedo de no volver. 

— Les  prometo que no volverá a suceder, mamá también estaba asustada— dijo Sylvia. 

— Todo fue por haberme quedado dormido, por eso mamá se fué sin mí— dijo él

Ella se ocupó prontamente de lo que tenía en mente, quería reunirse  con los abuelos maternos de los niños al día siguiente y llegar a un acuerdo. 

Los llamó y de inmediato ellos respondieron, la señora preguntó:

  —¿Por qué tiene que ser usted, la que marque siempre la pauta de los asuntos de Hafid? 

— Señora, si fuera por mi esposo, usted no recibiría ni un centavo, al igual que jamás habría visto a sus nietos;— dijo Sylvia con voz muy suave— así que agradezca ,que yo soy mediadora entre usted y él, porque Hafid es implacable y yo soy quien lo calmó. 

— Está bien, nos veremos mañana— dijo la mujer. 

Sylvia, se dió cuenta que Hafid tenía razón al ser tan duro con ellos, pero ella necesitaba saber cuál era la historia de Hafid y Rachel, para saber a qué atenerse. 

Una vez culminada la llamada, buscó a su esposo para hablar con él, que fuera sincero con ella, de una vez por todas; tocó la puerta del estudio y él ordenó que entrara. 

— ¿Cómo estás de ánimo Hafid?— dijo Sylvia al entrar. 

— Me siento más tranquilo sabiendo que estás acá— dijo él. 

— Necesito que hablemos acerca de tí y de Rachel, necesito conocer la historia,— dijo ella— mañana hablaremos con los padres de ella y no quiero sorpresas por tú estar tu ocultando algo. 

— Tú, sabes todo— dijo él. 

— Tú, sabes que no, porque hay muchas cosas que  no se dé ella.— dijo Sylvia. 

— Hablemos entonces— dijo él— todo empezó cuando no tenía conciencia de lo que sucedía, por tradición en nuestras familias nos arreglan lo matrimonios aún siendo niños, así que antes de llegar a la adolescencia, me informaron, quien sería mi esposa.

— Si, se de algunas culturas que tienen esa costumbres— dijo Sylvia. 

— A los diecinueve por fin la conocí en un evento social, me cautivó su belleza, su seguridad al moverse ante la pasarela — dijo él— todo era una fachada, nunca conocí a una mujer más insegura en mi vida que Rachel. 

— Actuaba ante la sociedad— dijo Sylvia-— me imagino que su madre tuvo mucho que ver. 



#701 en Novela romántica

En el texto hay: romance +18

Editado: 02.04.2023

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