Una madre para mis hijos, una esposa para mí.

Manipulación y mentira...

A la mañana siguiente estaban ya listos para desayunar y salir, los niños  estaban aún durmiendo, era lunes, él tenía que ir hasta donde tenían a Ahmed, pero antes Hafid quería ir hasta la casa de los padres de Rachel. 

Salió rumbo a enfrentar a este par de malvivientes y avaros, Hafid tenía que controlar su mal genio para no decirles todo lo que se merecían

No quiso que Sylvia lo acompañara, era su vida pasada y quería cortar definitivamente con ésta historia, que Rachel y su familia estuvieran fuera de su presencia. 

Cuando ellos vieron a Hafid al frente de la puerta de su casa, se sintieron bastante contrariados y no podían disimular que se sentían atemorizados de verlo allí. 

— Hola, que sorpresa tenerte por aquí— dijo el padre de Rachel. 

Hafid los vió como si se, trataran de cucarachas asquerosas y les dijo:

— No deberían sorprenderse, ustedes se han puesto de acuerdo para arruinar mi vida como arruinaron la de su propia hija— dijo él conteniendo el enojo. 

— Hafid, si viniste a insultar y a descargar tu frustración, te agradezco… — intentó decir la madre de Rachel. 

— ¡Te agradezco, nada!— exclamó Hafid— ustedes creen que Rachael no habló conmigo de cómo ustedes se consumieron todo el dinero y la pusieron a trabajar como modelo infantil solo para explorar su potencial y vivir sin tener que trabajar. 

— Ella tenía talento— dijo la madre de Rachel— solo sacamos el máximo provecho. 

— Sin importarle lo que ella sentía— dijo Hafid— solo querían tener los bolsillos llenos de dinero para gastar y vivir vidas holgadas. 

— Nunca tuvimos que trabajar— dijo ella— no íbamos a empezar después de adultos y Rachael tenía potencial, era natural disfrutar de su trabajo. 

— Vividores es lo que son y malos administradores, además de mentirosos— dijo Hafid— le llenaron la cabeza a Ahmed de mentiras manipulando todo para sacar provecho. 

— Solo le dijimos la verdad— dijo el padre de Rachael. 

Hafid lo tomó por la pechera de la camisa y le habló muy cerca del rostro diciendo:

— Tú sabes qué no es así, ¿saben dónde está Ahmed ahora?— dijo Hafid— en la cárcel por culpa del egoísmo y la avaricia de ustedes. 

— No sabíamos— dijo la mujer. 

— ¿Qué van a saber? Ustedes solo piensan en obtener lucro de cualquier situación,— dijo Hafid— en tener dinero y no esforzarse, solo vivir bien sin  importar a quien dañan a su paso. 

— ¿En donde tienen a Ahmed? — preguntó el padre de Rachel. 

Hafid les dijo dónde estaba Ahmed, y les advirtió que iba a pensar si revocada lo de la mensualidad para ellos, quería tenerlos fuera de su vida y la de los niños, Farid y Amira no merecían tener unos abuelos como ellos. 

Salió de allí dejando a estas personas bastante preocupados, no por Ahmed y el destino que lo esperaba, sino porque podían quedarse sin la mensualidad de Hafid. 

Decidieron ir y hablar con Ahmed más tarde y ver qué podían hacer para sacarlo de allí, mientras Hafid se dirigía hasta dónde estaba su amigo Ahmed. 

Llegó a donde lo tenían detenido y Hafid pidió hablar con él un momento, el agente lo llevó hasta una oficina a que esperara. 

Ahmed estaba bien desaliñado, al ver a su amigo allí, tuvo temor. 

El policía salió y éste se levantó de su asiento y se acercó a su amigo, quien retrocedió un poco, pero era demasiado tarde el puño de Hafid se estrelló contra el rostro de Ahmed dejándolo fuera de combate. 

—¡Levántate desgraciado!— gritó Hafid— ese es por amedrentar a mi familia. 

Ahmed tenía el rostro bañado en sangre, le habían aplastado la nariz de un golpe contundente. 

— ¡Que te levantes! — gritó nuevamente Hafid. 

En eso entraron los policías y ayudaron a Ahmed a levantarse, estaba todo mareado y casi sin poder reaccionar, los policías intentaron usar fuerza con Hafid, pero su amigo dijo:

— Déjalo, él tiene derecho a estar enojado— dijo Ahmed con el rostro ensangrentado.

Le dieron un pañuelo para limpiar un poco el rostro, Ahmed intentó justificar sus acciones con Ahmed diciendo:

— Solo quería darte una lección. 

— Querías darme una lección dejándome en medio de la nada para morir por hambre— reclamó Hafid. 

Ahmed hacía gestos de dolor al intentar hablar

— ¿Te dejaron sólo?— preguntó incrédulo. 

— ¡No, ellos me mandaron a la casa, porque se aburrieron cuidando de mi!— dijo Hafid—¡Claro que me dejaron sólo! 

Apenas los atraparon a todos, tus amigos los llamaron y se fueron llevándo mis pertenencias. 

— ¡Lo siento!— dijo Ahmed— sabía que te ibas a liberar. 

— ¿Por qué no dijiste a la policía, donde me encontraba? — reclamó Hafid— ¿Te volviste loco? La verdad no entiendo tu actitud. 

— Te dije que estaba enojado— se justificó Ahmed— quería darte una lección, además tenía miedo de tu ira. 

— Tu sabías que no ibas a escaparte de por lo menos un puñetazo— dijo Hafid— y no hay más porque estás acá en la policía. 

— Sé que hice las cosas mal, pero mi preocupación son los padres de Rachel— dijo Ahmed. 

— ¿Y es amedrentado a mi familia que demuestras tu preocupación?— preguntó Hafid— ¡Es así, como demuestras amor por Rachel, intimidando a dos niños que son hijos de ella! 

— ¡Hafid estoy muy confundido!— dijo Ahmed— no sé qué creer. 

— Y por eso decidiste tomar la justicia en tus manos y ajusticiar también a mi familia— una mujer, que se ha dedicado en cuerpo y alma a cuidar a mis hijos, mejor que la propia Rachel. 

— ¡Me equivoqué! — dijo Ahmed— te pagaré hasta el último centavo, lo lamento. 

En ese momento tocaron a la puerta y anunciaron que una pareja deseaba ver al detenido. 

— Señor Ahmed, al parecer hay una pareja afuera que también quiere golpearlo, digo verlo— dijo el agente irónico. 

Hafid respondió:

— Hagamos pasar, yo sé quienes son, mientras voy a estar en el baño, no digas que estoy acá. 

Ahmed afirmó con su cabeza, unos minutos asomaron su humanidad los padres de Rachel, al verlo la mujer lo abrazó haciéndole ver que estaba preocupada por él. 



#1642 en Novela romántica

En el texto hay: romance +18

Editado: 02.04.2023

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