Ya quedaba menos para recibir su título universitario, más que para ejercer, era por satisfacción personal, quería enseñar a sus hijos que los estudios era preponderante en la vida para conquistar la ignorancia.
Se sentía feliz de ese pequeño logro en la vida, compartir estudios y criar una familia no era tan fácil, pero era tan gratificante para ella, se sentía orgullosa cuando le mostraba sus calificaciones a sus niños y ellos decían después:
— Mira mamá, también tengo buenas calificaciones como tú.
Así se animaban a seguir mejorando.
El momento de recibir el título universitario, donde se demostraba que todo sacrificio vivido para llegar allí había valido el esfuerzo.
Le gustaba hacer el máximo esfuerzo, dar lo mejor de ella y demostrar que si se podía cuando la motivación eras tú misma,
se graduaba con honores, por eso fue escogida para expresar unas palabras de aliento a sus compañeros.
Esa semana estuvo pensando en qué podría decir que los ayudará para el futuro laboral que los esperaba, se sentía comprometida con ésta responsabilidad que le habían asignado, quería reflejar en sus palabras lo que ella esperaba en su vida personal.
Ya cuando estaba a pocas horas de pararse ante el pódium y hablar en representación de todos los compañeros graduandos, miró en retrospectiva y sonrió, ya estaba lista para el gran momento.
Tenía su cabellera recogida a un costado de su cabeza con un trenzado artísticamente elaborado, dejando algo de su cabello suelto, dándole un aspecto muy sofisticado, se veía sencillamente hermosa.
Hafid al verla en la habitación, le dijo:
— Mi amor, no me canso de admirar tu belleza, — dijo él— me hace sentir una sensación maravillosa en mi corazón el saber que eres mía por completo.
— ¡Gracias mi cielo! — dijo ella— espero que ésta tarde todo salga bien.
Toda la familia estaba lista para el hermoso acto de graduación, los niños estaban emocionados de poder ver a su mamá recibir un título universitario.
Sylvia jamás imaginó verse en una situación tan comprometida como ahora, pero así era su vida, llena de retos y desafíos, nada había sido fácil desde que tenía uso de razón.
Empezó la ceremonia de graduación, habló uno de los decanos, una profesora asignada y llegó el turno de Sylvia.
Se levantó y miró a todos, sonrió y después del saludo protocolar dijo:
— "Buenas tardes mis apreciados compañeros, es a ustedes a quien me dirijo en estos breves instantes"
— "Que maravillosa jornada hemos recorrido durante estos tres hermosos años, desafíos y aprendizajes, sin duda nos ha llevado a ser lo que somos ahora"
— " Un amplio panorama de oportunidades se despliega para cada uno de nosotros, les invito a seguir anhelando, soñando y viviendo experiencias únicas "
—"Llegará el día en que seremos muy adultos y si miramos en retrospectiva el camino recorrido, sonreiremos satisfechos por todo lo experimentado, vayamos a conquistar las emociones mis amigos ".
Los aplausos se dejaron escuchar por todo el recinto, la entrega de títulos empezó y después todo fue algarabía entre todos los presentes.
Una gran celebración les esperaba, todos estaban llenos de felicidad por el momento de logros, Sylvia se reunió con los suyos, ellos tenían una celebración familiar y habían reservado un lugar exclusivo para el agasajo de ese día.
— ¡Al fin amor, han terminado por los momentos las clases universitarias, ahora me dedicaré a consentirte todo y cada uno de los días de tu existencia— dijo Hafid.
— ¡Éso suena prometedor!— dijo ella con picardía.
— Tú sabes que solo mandas y yo obedezco — dijo él— divertido
— Si la vida en pareja fuese así, de que uno mande y el otro obedezca, pero es más que eso— dijo Sylvia.
— Solo cuando somos niños, nos toca oír y obedecer, y eso hasta cierto punto— dijo él— vamos a disfrutar ésta celebración, que ésta sea tu noche, mi reina bella.
Fue algo muy sencillo, los niños estaban con ellos, solo fue unas pocas horas, después la abuela Halima y Abir se llevaron a los niños y ellos quedaron completamente solos.
— Ahora estás a mi merced mujer hermosa, quiero ir y bailar contigo hasta caer agotado por el cansancio— dijo Hafid.
— Nunca te había conocido tan bailarín mi amor— dijo Sylvia.
— Me siento lleno de vida contigo mi amor y quiero disfrutar al máximo— dijo él— quería proponerte irnos unos días para enseñarte algunas ciudades en el medio Oriente, de donde son mis ancestros.
— Sería hermoso conocer esos lugares milenarios— dijo Sylvia.
— ¿Sabes que me encanta de tí? El entusiasmo con el que enfrentas todo en la vida, nunca retrocedes ante un obstáculo— dijo Hafid.
— Quizás porque antes de conocerte nunca tuve tiempo de mirar atrás, tenía que tomar decisiones sobre la marcha— dijo ella.
— Es maravilloso ver la vida a través de tu óptica, mi amor— dijo él.
— ¿Sabes que adoro de ti?— dijo ella— Que me hayas dado tantas oportunidades de vivir bien.
— Se que tu vida fue de carencias, no quiero que te falte nada, que lo que anheles o sueñes, pueda dartelo sin ningún tipo de restricción— dijo él.
— No deberías malcriarme tanto— dijo ella.
— Eres la única que tiene ese derecho, de que te malcríe hasta los últimos días de tu vida— dijo Hafid.
Ella se acurrucó en su hombro y sintió tanta ternura y un amor infinito por este hombre, le estaba dando todo lo que nunca en su vida, ni remotamente soñó, pero que ahora, tenía a manos llenas.
Habían sido tantas las carencias en el orfanato, a veces solo contaba con un vestido, y unos zapatos, que ni siquiera los había usado ella de primera vez, porque todo era de segunda mano, ahora se vestía con ropa exclusiva, joyas exquisitamente elaboradas, todo era un hermoso sueño para ella.
Lo bueno era que no se preocupaba por nada de ésto, sabía que todo era material y que en cualquier momento podía acabarse, porque lo más valioso, que ella poseía con Hafid, era la hermosa familia que tenían.