— Hace un rato te llamé y no contestaste; ¿Dónde estabas?— preguntó Sylvia.
— Dejé el celular en la sala— dijo Hafid— estaba contestando una llamada en el estudio, no vi tu llamada perdida, cielo.
— ¿Estabas con alguien más? — preguntó ella.
— ¿Con alguien más?— dijo extrañado Hafid.
Sylvia apretó los dientes y pensó:
"Me lo va a negar el condenado"
De repente Hafid cayó en cuenta y dijo:
— ¡Ah, ya sé lo que creo que pasó! — dijo él— ¿Adivina quién vino para acá, hecha un mar de lágrimas?
Sylvia se hizo la desentendida y dijo:
— ¿Quien?
— ¡Nuestra querida prima Déborah! — dijo Hafid.
Sylvia al escuchar el nombre nuevamente sintió el frío en su estómago, esperando la explicación de su esposo.
— ¿En serio?— su voz sonó lo más natural que pudo— ¿Que buscaba?
——Según ella, estaba destrozada por una relación amorosa, rota por la traición— dijo él.
— ¿Y qué hiciste?— preguntó ella con el estómago apretado.
— ¡Al inicio no sabía qué hacer!— dijo él— se me lanzó llorando encima, le dije a la empleada que le trajera un vaso con agua fría, le di consejos, imagínate a mi dando consejos.
Ella, a pesar de que poco a poco se sentía más relajada por lo que su esposo iba revelando, aún se sentía con expectativas.
— No me lo puedo imaginar, ¿y en qué
quedó todo?— dijo ella.
— Recibí una llamada de uno de los socios en el extranjero y fui a recibirla al estudio,— dijo él— cuando salí se había ido, allí quizás me llamaste, pero no se reflejó como llamada perdida.
— No, porque ella fue la respondió— terminó de decir Sylvia— me dijo que estabas en el baño y que habían tenido sexo muy rico y con voz de idiota me dijo: ¡Ups, no debí contestar!
— ¡Oye, que mujer tan malintencionada!— dijo Hafid— me preguntó por tí y le dije que estabas de viaje y que a tí no le gustaría verla allí.
Él hizo la imitación de la voz de ella diciendo:
— "¡Lo sé, no quiero causar problemas" ¡Muy mala, esa prima nuestra!— Hafid dijo con voz preocupada— ¡Amor, no pasó nada con ella! Ahora entiendo tu trato frío, puedes preguntar a la empleada, se metió en la casa.
— Esta bien amor, te creo, sé de lo que puede ser capaz, una mujer malvada— dijo Sylvia— ya le ajustaremos las clavijas a esa loca desfasada.
— ¡Gracias por creer en mí! — dijo Hafid— no quiero imaginar lo terrible que sería para mí, si pierdes la confianza en mi persona.
— Hay que dar instrucciones al personal para qué no abra la puerta cuando se trate de ella— dijo Sylvia.
— ¡Hoy mismo, hablaré con ellos!— dijo Hafid— no deseo poner en riesgo nuestro matrimonio con una persona como ella, le encanta enredar todo.
— ¡Quiero que te cuides!— dijo ella.
— Lo haré mi amor— dijo él— ¿Cuántos días más estarás allí?
— Tres días más y regreso— dijo ella— ¡Oh, olvidaba que tenía algo importante que comunicarte.
— ¿De qué se trata?— preguntó Hafid.
— Hay una bebé acá de dos años, de la que nuestros hijos se enamoraron, quieren que la adoptemos— le dijo ella.
Hafid no se esperaba esa propuesta y se quedó mudo unos segundos.
— ¡Me tomaste de sorpresa!— dijo él— ¿Me das un tiempo para pensarlo?
— ¡Claro mi amor! Es algo para pensarlo— dijo ella— es un hijo que entrará a nuestra familia, una gran responsabilidad cuidarlo como los otros.
— ¡Te amo!— dijo él— ¡Te extraño demasiado y apenas tengo tres días sin verte!
— ¡También te extraño muchísimo mi amor!— dijo ella— te llamo mañana.
— Esperaré con ansias el tenerte nuevamente entre mis brazos mi reina bella— dijo Hafid.
Se despidieron con la promesa de que cada uno soñaría con el otro, algo que no le dijo él a su esposa era de qué trataba la llamada de su socio.
Así que le daría la gran sorpresa, en esa llamada había recibido la noticia que ya todo estaba solucionado, él podía seguir hasta Inglaterra y alcanzar a Sylvia.
Se lo calló, porque deseaba darle una sorpresa a su mujer al llegar allí e ir y buscar a su nueva hija, eso tampoco se lo dijo, aunque le pidió tiempo para pensarlo, el solo hecho que ella y sus hijos lo querían, él los iba a complacer.
Para Hafid, Sylvia se merecía todo, según él, ella había sufrido demasiado a una edad tan joven, no tenía una madre ni hermanas a quien amar, ni contarle sus cosas, todo lo que tenía, era lo que había logrado por sí misma.
Él estaba dispuesto a bajarle la luna si era necesario, el amor que sentía era tan profundo e inmenso que no había manera de calibrar, quería cuidarla, protegerla, mimarla, consentirla a más no poder.
Pensaba: " Mi Sylvia se merece todo, ella es lo más perfecto para mi vida; sin ella mi vida sería un desastre, no me va a alcanzar la vida para agradecer tanta felicidad".
Sylvia se sintió bien después de conversar con su esposo, había llorado sin razón, malvada mujer, no tenía límites a la hora de sembrar cizaña.
Afortunadamente ella y Hafid tenían excelente comunicación, confianza y mucho respeto, que lindo sintió ella cuando le dijo: "No quiero imaginar mi vida si pierdes la confianza en mí".
Eso hablaba mucho del lugar que tenía ella en la mente y en el corazón de él, suspiró profundamente, en tres días ya podrían volver, aunque estaba lo de la adopción de Melanie.
Al día siguiente iba a aprovechar para hablar con la directora del lugar, quería saber de dónde venía, ¿a qué familia pertenecía?
Hafid la había animado hacía un tiempo y al final se había decidido.
Sabía que no sería fácil pero quería intentarlo, también hablaría de la adopción de la niña, eso llevaba un tiempo por el papeleo legal, pero era menos que una espera de embarazo.
Lo más seguro era que al hablar mañana temprano con Hafid, él ya tuviera una respuesta y por supuesto, positiva.
Se durmió confiada esa noche, mañana traía grandes promesas para su familia