— ¡Mmmmm, que divino despertar! — dijo ella.
— Cuando hablamos no quise decirte que se había solucionado todo, esa fue la llamada que recibí— dijo Hafid— quise darte la sorpresa y venir a estar con ustedes acá.
— Gracias, es un hermoso detalle de tu parte— dijo Sylvia— y con respecto a lo de la adopción; ¿ya lo pensaste?
— No tengo nada que pensar mi cielo bello, solo está con que ustedes lo deseen y vamos y empecemos con todo el papeleo para que Melanie sea nuestra hija— dijo él.
— ¡Eres tan maravilloso mi amor!, gracias, gracias, los niños estarán felices también de saber que tendrán una nueva hermana— dijo ella llena de emoción.
— Traje desayuno para todos, así que vamos a levantar a los niños, para que nos sentemos a la mesa a desayunar— dijo él.
Salieron con una gran sonrisa, también quería ver la cara de los niños, cuando lo vieran allí despertandolos en su habitación.
La primera habitación era la de la niña, Hafid, solamente asomo su cabeza y la vio allí, durmiendo plácidamente, se acercó y con mucha ternura, depósito un beso en la frente de su hija, y le susurro al oído:
—¡ Buenos días princesa!
Amira abre sus ojitos, parpadeo varias veces al ver a su padre tan cerca de su cara.
— ¡Papá! ¿Cuando llegaste? Pensé que estabas lejos, ¡Ay gracias por estar aquí papito!— dijo Amira.
— Llegué hace un ratito y quise darles la sorpresa, me encanta que estés feliz de verme— dijo él— termina de despertar y arréglate para bajar a desayunar, traje desayuno para todos, voy por tu hermano.
— ¡Voy papá, estoy super feliz!— exclamó la niña.
Hafid salió y antes de salir de la habitación le sopló un beso con la mano y salió a buscar a Farid, el niño dormía justo al lado, entró y sonrió, no entendía como podía estar cubierto hasta la cabeza sin sofocarse.
Le quitó el cobertor con cuidado, descubriendo la cara del niño y le susurro:
— ¡Buenos días campeón!— la voz de Hafid fue suficiente, para que el niño abriera sus ojos y viera con grata sorpresa a su padre.
— ¡Hola papi, qué bonita sorpresa!— dijo el niño— todavía tengo sueño papá.
Todos se reunieron contentos a desayunar, los niños eran los más emocionados porque según ellos irían a buscar a su nueva hermanita.
Todos iban con expectativas de camino al orfanato, haciendo planes y soñando, en especial los niños; al llegar se reunieron con la directiva del lugar y le comunicaron la decisión de adoptar a una de las niñas.
Mandaron a buscar a la niña que ellos habían elegido, era una muchachita preciosa, tenía dos años, les indicaron que podían llevarla a casa para que fuera adaptándose.
No había mayor felicidad para ellos por tener una hija más, agrandando así el grupo familiar, la llevaron a comprar todo lo necesario para que estuviera en casa.
Así era la vida de Sylvia y Hafid, ahora eran tres hijos, llenos de planes para seguir construyendo su familia hasta el final de sus días.
Que cada hijo aprendiera que a pesar de poseer bienes materiales, todo en la vida requería un esfuerzo, nada se obtenía gratis.
Cada familia tiene desafíos diferentes, la familia de Sylvia el desafío más grande que tenía con ellos era enseñarles que no podían llevarse a todos los niños del orfanato.
Estaría pendiente de ayudarlos con aportes monetarios y enseres, pero ellos deseaban que todos los niños se fueran a vivir con ellos.
Sylvia, comentaba ésta situación con su esposo y los dos reían por las ocurrencias de ellos, sus hijos, que en medio de su inocencia, querían recoger a todos los niños sin una mamá y un papá.
— Ya les expliqué que solo podemos tener uno por los momentos— dijo Sylvia— no les agradó mucho, pero lo aceptaron.
— ¡Es que tú eres una excelente madre!— elogió Hafid— ellos piensan que puedes ser la madre de todos.
— Quizás podría tener muchos más hijos, pero uno a la vez— dijo ella— sé que a veces hay partos múltiples y nacen tres y cuatro, pero debo meditarlo muy bien, no es algo tan fácil.
— Amira y Farid vinieron juntos— dijo él— ¡Lo has hecho muy bien! ¿Qué tal si les damos una sorpresa y buscamos cinco más?
— ¡Hafid! ¿Te has vuelto loco? ¡Serían nueve hijos!— dijo Sylvia.
— Lo sé, tengo para mantenerlos— dijo el muy tranquilo— y la mujer más increíble para levantar a unos hijos maravillosos, das amor incondicionalmente, eres la mejor madre para mis hijos.
— ¡Vamos a planear bien eso!— dijo ella— se de familias que han criado muchos hijos, sería una maravilla, pero hay que hacer todo con responsabilidad.
— Tienes razón mi amor, por los momentos tengamos estos tres y si hay que aumentar— dijo él— lo planificamos.
— Eso suena mejor— dijo ella.
Sylvia y Hafid tenían una excelente comunicación, siempre se consultaban en cualquier asunto por muy cotidiano que pareciera.
La vida les había privilegiado, por hacer posible que pudieran conocerse, y así poder compartir la crianza de unos hermosos niños que la habían cautivado apenas los había visto, todavía no había venido uno propio, quería tener esa felicidad pronto.
Ahora estaba ésta niña quien sería su hija; para ella no había diferencias entre tener un hijo nacido del vientre con uno nacido del corazón, ambos conllevan una gran responsabilidad.
Se sentía complacida de sus hijos, su esposo, su hogar; cuando aceptó el empleo con Hafid le explicaron que sería como una madre para dos pequeños.
Luego se enteró que no sólo sería madre sino esposa, los niños la conquistaron apenas los vió, sin proponérselo también conquistó el corazón del padre y así se convirtió primero en amiga y confidente.
Más adelante en amante y ahora en el amor en la vida de su esposo, no podía pedir más a la vida, le estaba dando hasta lo que no había soñado.
Le dijo a Hafid que empezaría a investigar sobre el origen de su familia, él la sorprendió nuevamente diciendo: