Una madre para mis hijos, una esposa para mí.

Las cosas... Como son

— No sé cuales fueron sus intenciones al hacerlo—dijo Hafid— les aseguro que voy a averiguar y exigiré una explicación. 

— ¿Ella es nuestra enemiga? ¿Es mala?— preguntó Farid. 

Hafid escogió muy bien las palabras para no traumar los tiernos oídos de sus hijos, él les dijo:

— Ella es una chica resentida porque quiso que yo la enamorara y no funcionó, entonces se enojó conmigo y creo que por eso está intentando molestarme.

— Ya entendí— dijo Amira— está celosa de mi mamá Sylvia. 

Farid abrió los ojos como platos y dijo:

— Mi mamá es tu esposa; ¿porque tiene celos?

— Ay hermano, ¡Porque a las mujeres no les gusta que las ignoren! ¿Entiendes?— dijo Amira con el rostro muy serio. 

Hafid reprimió una sonrisa ante el comentario de su hija. 

— ¿Cómo sabes eso mi amorcito— preguntó su padre. 

— Papá, soy una chica, en mi clase hay una muchacha que se enojó conmigo, porque un chico me miraba a mi y no a ella— dijo Amira— ¡Como si yo tuviese la culpa! 

— Te entiendo— dijo Hafid— es terrible conseguir chicas celosas. 

— Yo sigo sin entender—dijo Farid— mamá no tiene culpa de ser nuestra mamá. 

— Cuando seas un poco más grande comprenderás un poquito a las chicas— dijo Hafid— no es fácil, pero hay que intentarlo. 

— Entonces Rachel, falleció porque no sabía cómo ser feliz— dijo Amira. 

— ¡Excelente conclusión!— dijo su padre— cuando puedan vayan a hablar con su mamá, ella se siente triste por temor a que no la quieran más. 

— Está bien papá, yo iré más tarde — dijo Amira— ¿Puedo quedarme con éstas fotos?

— Si, son vuestras, ahora que ya saben la verdad, me siento más tranquilo— dijo Hafid. 

Salió dejando a sus hijos en la habitación de Amira, ellos se quedaron observando las fotografías por algunos instantes sin decir una palabra; Farid rompió el silencio diciendo:

— ¿Amira tu vas a querer más a Rachel que a mi mamá Sylvia? 

— No lo sé— dijo Amira— tengo mucha confusión aún, yo amo a mi mamá Sylvia, pero tengo mucha tristeza por no tener a la mamá verdadera. 

— Hermana, mamá Sylvia es nuestra mamá verdadera, ella siempre ha estado con nosotros— dijo Farid— la otra no la conocimos. 

— Lo sé hermano, pero entonces me siento triste porqué yo quería que Sylvia fuera nuestra mamá de verdad—dijo la niña. 

Amira, Melanie y el bebé son nuestros hermanos, y mamá nunca ha hecho diferencia, todos somos sus hijos— dijo el muchacho— como dijo papá somos hijos de su corazón. 

— No me siento muy bien con ésta noticia, voy a acostarme— dijo Amira. 

—¿ No piensas cenar?— dijo Farid— mamá se va a preocupar más. 

— Quiero estar sola por favor— susurro Amira. 

Hafid, buscó el número de Deborah, ella le debía una explicación y él iba a pedirla, pero nadie respondió, él apretó los dientes de la impotencia, sabía que la muy ladina no daría la cara. 

Deborah no se una a salir tan campante del asunto, así se esconde diera bajo las piedras la encontraría. 

Farid salió sin saber que decir para animar a su hermana, que al parecer se había enfermado de repente, más tarde cuando bajó a cenar dijo:

— Amira está triste, no desea cenar. 

Sylvia miró con preocupación a su esposo, pero este con un gesto le dio a entender que no debía preocuparse, más tarde Sylvia tocó a la puerta de Amira. 

Suavemente abrió, pero la niña dormía profundamente, ella no supo si era un truco para evadirse, pero necesitaba respetar su espacio, así que salió ai  hacer ruido. 

Amira, apenas Sylvia salió de su habitación, se sentó en su cama, necesitaba pensar mucho y no deseaba hablar con nadie en ese momento. 

A la mañana siguiente, todo estaba listo para la ida al colegio, Sylvia no tocó el tema para nada, actuó como si nada hubiera pasado entre ellos, cariñosa como siempre los despidió en la entrada de la casa. 

Amira estaba con el ceño fruncido, al parecer había cierta lucha interna y había que dejar que ella logrará canalizar lo que estaba sintiendo. 

También Hafid tenía el ceño fruncido esa mañana, llamó a su madre y le explicó lo que había hecho Deborah con sus hijos. 

— ¡Qué muchacha tan malintencionada!— dijo Halima. 

— Necesito saber donde se está alojando mamá, ¿ella te dijo algo, alguna insinuación?— preguntó Hafid enojado. 

— Solo dijo que estaría unos días en la ciudad porque tenía algunas reuniones de negocios, " Casualmente cerca de la escuela de los hijos de Hafid "— dijo Halima imitando la voz de Deborah. 

— Gracias por el dato mamá, tengo una idea donde está— dijo Hafid cerrando la llamada. 

De inmediato se dirigió hasta el edificio empresarial cercano al colegio de los niños, entró y se dirigió al directorio de información. 

— Buenos días señorita, soy Hafid Aziz, tengo entendido que la señorita Deborah Aziz se encuentra acá en una reunión— dijo Hafid. 

— Necesito un documento de identificación señor— dijo la mujer. 

Hafid mostró su documentación y de inmediato la chica llamó a un guardia de seguridad para que lo guiara hasta donde se estaban realizando las reuniones. 

El guardia le indicó, y él le agradeció, vió a Deborah, hizo todo lo posible por no llamar la atención de ella, dejó que culminara y luego se acercó hasta su prima tóxica. 

— Hola Deborah ¿cómo estás?— saludó. Hafid. 

Ella al escuchar el saludo de su primo el cuerpo de ella se tensó como la cuerda de un instrumento músical, se dió vuelta lentamente, al encararlo de frente su mirada estaba llena de temor. 

— Te aseguro que debes estar agradecida de ser una mujer— dijo Hafid— ¡Porque te juro que te hubiera partido la cara de un solo puñetazo! ¡Eres el ser  más rastrero que he conocido! 

— ¡No entiendo porque me tratas así querido!— se defendió ella. 

— ¡Sabes muy bien a lo que me refiero! ¡Te metiste con lo más sagrado, mi familia! — exclamó él masticando cada sílaba— ¡No voy a perdonarte jamás! 



#701 en Novela romántica

En el texto hay: romance +18

Editado: 02.04.2023

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