Una mamá para navidad

Capítulo 6

 

Glasgow, 2012

—Buenos días —soltó Damiana mientras ingresaba a la cocina.

—Buen día hija —soltó Justin, su abuelo—, ¿Cómo amaneciste hoy?

—Muy bien —agrego mientras besaba su cabello blanco—, ¿Dónde está la abuela?

—Fue a casa de la señora Campbell, hoy es el cumpleaños de su hijo. Y le pidió ayuda para que preparara su pastel favorito.

—Lo había olvidado —agrego mientras se preparaba café.

—¿Cómo es posible que olvides el cumpleaños de Marco?

—Vale —tomo un sorbo—, no lo olvide. Pero hare como si lo olvide, se llevará una gran sorpresa Marco.

—¿Cuántos años cumple el joven Campbell? —pregunto mirándola.

Damiana sabía todo al respecto de Marco, desde la muerte de su madre, ella buscó consuelo en la soledad, pero el joven Campbell, como lo llamaba su abuelo fue un gran amigo para su nieta.

—Cumple 22 años —agrego mientras mastica un pedazo de pastel de arándanos.

—Tiene toda una vida por delante —continúo hablando—, ¿tienes idea de que le podría regalar?

—No será necesario que le regales nada, sabes que para él es suficiente con el pastel de la abuela.

—Pero aun así me gustaría comprarle algo —su abuelo no dudaría en comprarle algo.

—No es necesario —se escucho la voz de Marco mientras ingresaba por la puerta de la cocina—. Señor McGregor —le tendió la mano mientras lo saludaba.

—Joven Campbell, ¿Qué grata sorpresa verlo aquí?

—Buenos días Valkiria —soltó mientras se aproximaba a Damiana y depositaba un beso en su frente.

—Ave Fenix —contesto feliz—, ¿Qué sorpresa verlo tan temprano en la mañana?

—Te dije que vendría a recogerte —se acomodo en la silla al lado de ella y tomo de su café—, lo olvidaste.

—¿Cómo podría olvidarlo si me lo recuerdas todos los días? Estoy lista

—Saldrán tan temprano —indago el abuelo.

—Marco me llevara a… ¿A dónde iremos? —sin duda alguna le gustaba molestarlo.

—Lo olvidaste —soltó un poco enojado.

—Solo bromeaba —le guiño un ojo—, me llevara a un parque acuático.

—¿Tendrán una cita?

—No, no es una cita —respondió Damiana rápidamente.

—Si es una cita —agrego Marco mientras se ponía de pie y pasaba su brazo por sus hombros.

—Diviértanse —agrego el abuelo mientras se ponía de pie—, yo debo ir a comprar unas cosas que me encargo mi esposa.

—Claro que si abuelo —Damiana se alejo de Marco y beso la mejilla de su abuelo—, maneja con cuidado.

—No te preocupes hija. Joven Campbell —hablo mirando a Marco—, déjeme felicitarlo por su cumpleaños.

—Muchas gracias señor McGregor —correspondió el saludo—, espero que pueda acompañarnos en la tarde, lo espero con su esposa.

El abuelo salió de la casa y ambos se quedaron en silencio, Damiana se giró y al mirarlo, pudo ver deseo en los ojos de Marco.

—Felicidades por su cumpleaños —hablo sonriendo.

—Solo me felicitaras… no de darás un abrazo y un be…

Antes de que pudiera terminar de hablar sintió los labios de la joven sobre los suyos, poso sus manos sobre su cintura y se aproximo mas a ella. Era un beso cálido, lleno de amor y pasión.

—Este si es un buen regalo de cumpleaños —hablo sonriendo una vez que se separaron—. Seria feliz si tus labios son lo primero que beso al despertar.

—Tendríamos que vivir juntos —hablo Damiana mientras se colocaba el suéter.

—Para eso tendríamos que casarnos —agrego abrazándola por la espalda.

—Para eso tendríamos que comprometernos —poso sus delgados dedos sobre las manos grandes que la sujetaban de la cintura.

—Felizmente somos pareja —le susurro en el oído—, estamos empezando bien.

—¿Qué haremos en el parque acuático?

—Es una sorpresa —añadió mientras le sujetaba de la mano y salían de la casa.

En la casa del frente varios ojos los miraron con una sonrisa en los labios.

—Señor y señora McGregor —hablo el padre de Marco, un hombre con terno bien presentable, el cabello castaño y unos impresionantes ojos grises—, espero que no se opongan con la petición de mi hijo. Me alegra mucho que podamos ser una familia, sé que Damiana es y será una gran mujer para mi hijo. Marco me hablo de sus verdaderos sentimientos hacia ella y me alegra que hagan las cosas como Dios manda. Marco ama a su nieta —miro al abuelo que aun miraba a la pareja—, y yo sabía que esta amistad entre ellos llegaría por este camino. Sin duda alguna Damiana se ganó el corazón de cada uno de nosotros. La apreciamos mucho.

—Señor Campbell —hablo el abuelo mirando al hombre de terno—, si el deseo de ambos es casarse en un futuro, solo me queda darles mi bendición. Se que su hijo respeta a mi nieta. Es un hombre muy educado, no solo con mi nieta sino con nosotros también —sujeto la mano de su esposa.




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