Iba hacia el despacho de mi lobito dando pequeños saltitos, hace unos minutos habíamos llegado a la mansión y yo me fui a dejar mis cosas a la habitación para bajar a ver a mi persona favorita.
Abrí la puerta sin tocar con una gran sonrisa y lo encontré sentado en su silla detrás del escritorio y al frente había una chica, ambos se voltearon a verme cuando entre.
Y mi sonrisa desapareció cuando mire el rostro de esa perr… persona, si, eso persona. Era nadie más que Kiara Lincoln.
¿Por qué estaba a solas con ella? Le dije que no se acercara a ella.
A ella también le fuí clara que dejará a Ethan.
Ethan a ver mi rostro, que a decir verdad creo que debo de tener una mueca pero la intento disimular.
-- Cariño -- dice suavemente él.
No digo nada y camino así él para darle un beso largo, a ver si así entiende.
-- ¿Para que me necesitas, cariño? -- pregunto. Aunque tengo que admitir que lo estoy matando con la mirada.
-- Disculpa pero estamos ocupados -- oigo la voz de esa personita y volteo a mírala.
-- Disculpa estoy hablando con él no con víboras. -- le digo con una sonrisa y ella hace una mueca ofendida. Puf… con lo que se ofende.
-- Alexandra -- escucho el regañó de Ethan y volteo a míralo rápido.
Él nunca me llama por mi nombre. Doy unos pasos atrás.
-- Si, creo que estás muuy ocupado con ella ¿No? Ethan. -- le digo y veo cómo cierro los ojos. -- Mejor me voy. -- salgo de su despacho dando un puertaso.
¿Por qué me llama así? Él nunca lo ha hecho, siempre me llama Lexie o cariño.
Camino fuera de la mansión enojada. Al abrir la puerta choco contra alguien. Al levantar la mirada me encontré con Lukas.
-- ¿Que pasa? -- dice.
-- Nada -- digo y le pasó a un lado.
-- Oye -- dice y me agarra el brazo para enfrentarlo. -- ¿Qué te pasa?
-- ¿Por qué?
-- Lexie, tienes una mueca de enfado y eres educada así que me hubieras pedido perdón por chocar conmigo. -- dice y se cruza de brazos.
-- Es Ethan.
-- ¿Qué pasa con él? -- dice aún confundido.
-- Está con la víbora.
-- ¿Víbora? -- dice con una sonrisa -- y a eso te refieres a Kiara ¿No? -- asiento con la cabeza. -- No soy bueno con respecto a ese tema.
-- Lukas, Jacqueline nos cuenta los que haces cuántos está celoso.
-- Ya pues. ¿Quieres venir conmigo? Así te distraes de la víbora.
-- ¿Dónde?
-- Tengo que ir a entrenar a unos chicos y ver si todos están en sus puestos.
-- Bueno, no tengo nada mejor que hacer, así que si.
-- Ok, ven -- dice y comienza a caminar mientras yo lo sigo.
-- ¿Ya te llevas mejor con Jack? -- le pregunto.
-- No.
-- ¿Por qué?
-- Preguntas mucho Lexie.
-- No me gusta el silencio -- dije encogiéndome de hombros.
-- Se nota, bueno, responderé tu pregunta. No sé cómo llevarme con él.
-- Compra juguetes o llévalo a comer.
-- Lo llevé a comer pizza el día de ayer. Y no salió nada bien.
-- ¿Que hicieron?
-- Nos terminamos tirando la comida -- ríe -- nos echaron del lugar.
Llegamos al lugar donde entrenará a los chicos.
-- ¡Niños levántese! -- les grita Lukas y me sobresalto en mi lugar por el grito. Ellos se apuraron a levantarse y ordenarse en una fila. -- El día de hoy nos acompaña nuestra Luna. Así que ponga todo su desempeño.
Ellos asiente como respuesta y Lukas sigue hablando.
-- Hoy veremos cuando resisten, correrán medio kilómetro, ahí encontrarán unos baldes con agua, los traerán y regresarán a sus puesto, al estar aquí reflexionarán sus rodillas y levantarás los baldes con los brazos hacia el frente. Ahora a ¡Correr!.
Ellos corren de inmediato a dónde les señalan Lukas.
-- ¿En serio aguantas? -- preguntó.
-- No todos.
-- ¿Y tú si?
-- Dure el día entero una vez junto a Ethan. Si quieres siéntate esto llevará mucho tiempo.
-- ¿Y tú no te sentará?
-- No. Tengo que ver quién reíste más.
-- Bueno, yo si me sentaré, ni un minuto duraría yo en eso. -- oigo como rie.
Busco un banco cerca y lo encuentro cerca de un árbol, me siento ahí.
Veo como los chicos regresan y se pone en sus puestos como los ordenó Lukas.
-- Hola ¿Te importa si me siento contigo?. -- oigo que dice una voz y volteo a ver quién es.
Es un chico alto, de piel blanca, tiene el cabello pelirojo y peinado a un lado, sus ojos son de color miel.s
-- Hola, claro que no, sientate. -- le digo con una sonrisa y él lo hace -- ¿Eres de aquí?
-- No, vengo a visitar a mi hermana.
Comenzamos a hablar de muchas cosas y rei por sus anécdotas de pequeño.
-- Te lo juro, salí rodando, fueron comos trece metros y al llegar al final la chica que me gustaba corrió a mí. Solo esa fue la parte buena.
No paro de reír.
-- Y yo pensando que soy la persona más torpe del mundo.
-- ¡Lexie! -- escucho el grito de Ethan y con solo eso se que se encuentra enfadado, muy enfadado para ser claros.
Me levanto del banco y me doy la vuelta y mis sospechas son ciertas, está enojado, tiene el ceño fruncido.
-- Creo que mejor me voy. -- dice mi amigo Santiago.
-- ¿Crees? -- le dice Ethan y se comienza a cerca a él, puedo ver claro que lo quiere matar.
-- Ethan, déjalo en paz -- le digo y me dirigí a mi amigo -- Santiago fue un gusto conocerte pero tienes que irte.
-- Si, el gusto también fue mío y adiós -- dice y sale corriendo. No lo culpo.
-- ¿Por qué mierdas estabas con él? ¡Te estuve como loco buscándote por toda la mansión!. -- me dice enojado.
-- ¿Que importa que esté con él? Solo estábamos hablando. -- le digo y comienzo a cambiara a la mansión.
-- Importa mucho por qué eres mía.
-- Solo estábamos hablando ¿Que tiene eso de malo? -- le digo dándome la vuelta para enfrentarlo.
-- No quiero que te acercará a NINGÚN hombre.
-- Pero tu si puedes acércate a mujeres ¿No?