Una mejor oportunidad

Capitulo XXVII

Me despierto antes que Ethan, veo el reloj de la mesita de noche que tengo a un lado y son las cinco de la mañana ¿Por qué me he despertado tan temprano? Eso es un pecado y más en mi.

Me acomodo mejor en la cama, abrazando a Ethan y cierro mis ojos para intentar volver a dormir. No puedo, y si cuento ovejas.

Una oveja.

Dos ovejas.

Tres ovejas

Cuatro ovejas.

Cinco ovejas.

No, no puedo dormir, me siento en la cama. ¿Que haré tan temprano?.

-- Algo bueno.

-- Te tomaré la palabra.

Decido irme a dar una ducha y salir a ver qué hago de bueno como dijo Nidia, mientras los demás se levantan.

Al terminar la ducha me pongo un jeans negro y una sudadera roja de Ethan. Me gusta la ropa de él y a él le gusta verme con su ropa. Me pongo mis tenis y le doy un último vistazo a mi chico, está durmiendo y se nota a metros que está relajado, me acerco y le dejo un beso en la mejilla, salgo de la habitación y voy a la cocina para ayudar con el desayuno.

Al llegar me encontré con Martha y otra chica del servicio.

He hablado algunos días con las del servicio pero con la que más hablo es Martha, ella me dijo que tiene mas de doscientos años trabajando para esta familia y que ha visto crecer a Iker y Ethan, me dijo que era muy traviesos y más que todo lo era Ethan, siempre estaba haciendo una travesura.

-- Buenos días -- saludo con una sonrisa.

-- A veces creo que sonríes mucho, Lexie.

-- Siempre hay que sonreír, Nidia.

-- Pero a veces das miedo.

-- Claro que no, mi sonrisa es muy bella.

-- Creo que levantarte temprano te está afectado.

-- Buenos días, Luna -- saludan ambas. 

-- ¿Desea algo, Luna? -- me pregunta Martha.

-- No, solo quería ayudar a hacer el desayuno.

-- No le podemos pedir que haga algo así, Luna.

-- Insisto, deseo ayudar. 

Ella me regala una pequeña sonrisa y asiente con la cabeza. Me indica que es lo que hará para el desayunar y ayudó en lo que pueda.

Al terminar les digo que llevaré el desayuno de Ethan y mío a la habitación. Ella pone ambos desayunos en una bandeja.

Comienzo a subir las escaleras sosteniendo la bandeja con ambas manos. No sé cómo tuve el equilibrio para abrir la puerta pero lo hice, un milagro, ya que yo no parezco de equilibrio.

De pequeña no importaba si iba caminando en un suelo plano, yo me caía. Así te pies chueco soy, es una de las razones por las que no ocupo tacones, me caería cada minuto cuando lo ocupo.

Al entrar puse el desayuno en una de las mesas de noche y me acerque a la cama, él seguía dormido solo que ahora está boca abajo, la cobija le taba desdea cintura hacia abajo.

Me siento en la cama y comienzo a acariciarle el cabello por un momento, no se mueve ante mi tacto.

-- Ethan, despierta -- le digo y le comienzo a mover el hombro suavemente.

Él murmura algo entre sueños y se remueve dándome la espalda, rio por su acción y le doy la vuelta para que quede frente a mí. Acerco mi rostro y le doy besos en su mejilla para despertarlo.

-- Cariño, tienes que despertar.

-- No quiero -- dice como un niño pequeño y me jala hacia él para abrazarme, río. 

-- Cariño, tienes que levantarte, tienes una reunión en la tarde y tienes que supervisar que todo esté bien en la guardia.

-- Iré si me prometes algo. -- dice abriendo los ojos.

-- ¿Qué cosa? -- le pregunto y le doy un beso.

-- Que tendremos una cita esta noche. 

-- Hecho, te traje el desayuno a la cama el día de hoy así comes tranquilo conmigo.

-- Gracias mi reina.

-- Todo por mi rey.

Comemos en la cama entre risas hasta que él se debe comenzar a alistar para bajar a su despacho para la reunión.

Mientras que yo arregle la habitación y luego vi una película hasta que alguien toca la puerta.

-- Pase. 

Veo como entra una Joana irritada, eso sólo pasa cuando se a peliando con alguien de la mansión, una vez llegó a discutir con Lukas por unas galletas que había hecho.

Me preguntó si así te irritable estaré si me llegó a embarazar.

Y al respecto de tener un hijo, esperaremos un poco más hasta que nazca la hija de Joana y Iker.

-- ¿Que te pasa? -- le pregunto.

-- Es Iker, él no me comprende. Cómo mi niña va a tener un nombre tan feo como ese, ya solo falta dos meses para que nazca y él no me deja hacer nada.

-- Él solo te quiere proteger a ti y a la bebé, se que puede ser muy sobreprotector pero solo lo hace por qué te amo.

-- ¡Pero no me deja hacer nada!

-- Él no quiere que te esfuerzos, el te ama mucho y te conciente en todo lo que puede.

-- Si -- dice con un puchero -- creo que iré dónde él -- dice y se sale de la habitación. Siempre es así. 

Resumido, así son mis días cuando Ethan no está en la mansión o cuando está en su despacho con alguna reunión.

Mire que ya era hora de comenzar a alistarme para la cita de esta noche con mi lindo chico.

Me doy una rápida ducha, al terminar me pongo una bata y me acerco al espejo para intentar maquillarme algo.

Y digo intentar por qué soy terrible en esto. Después de varios intentos decide mejor que iría maquillada naturalmente por qué si no iría como un payaso y asustaría a mi chico.

Peino mi cabello en una coleta alta y me dirijo al clóset para ponerme el vestido celeste que compre hace una semana junto a unas zapatillas blancas. Me miró en el espejo y doy una vuelta en propio eje haciendo que mi vestido se levanté un poco por el viento que genero.

Al salir del closet me encontró a Ethan, quien está vestido con un esmoquin color negro y una camisa blanca.

-- Mi reina -- dice haciendo una reverencia y provoca una sonrisa en mi.

-- Mi rey -- hago lo mismo que él.

-- ¿Estás lista? -- me ofrece su mano y la acepto con gusto.




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