Una mejor oportunidad

Capitulo XXXV

Día de la boda parte I.

Me despierto por la alarma que está a un lado, en la mesita de noche, la apago y me volteo hacia mi chico, quien unas horas será mi esposo, sonrió, está boca abajo y sin camisa, las cobijas la cubre hasta la cintura.

Quitó las cobijas que arropan mi cuerpo cuando siento las ganas de vomitar, corro al baño y cierro la puerta.

Todos estos días he tenido nauseas matutinas y el vientre solo se nota un poco abultado ya que según la doctora por ser tres se puede notar más. 

Me lavo los dientes y salgo del baño, no quiero tener un mal aliento con lo que acaba de pasar.

Ethan sigue en la misma posición, es mejor despertarlo, hoy es un gran día.

Me acerco a la cama y me vuelvo a acostar en ella, me arrastró hasta llegar a la altura de él, murmurar algo entre sueños y río. 

Me encanta verlo dormir, se ve tan tierno y relajado mientras duerme, como lo amo.

Le acarició el cabello, se remueve en su posición y comienza a abrir los ojos, le sonrió como un ángel.

-- De eso no tienes nada -- comenta Nidia.

-- Buenos días mi rey -- le saludo.

Sonríe -- Buenos días mi reina. 

Me pasa un brazo por la cintura y me atrae a él, así abrazándome y quedado cerca de su rostro, colocó una de mis manos en su mejilla y se la acarició, él cierra los ojos disfrutándolo.

-- En unas horas seré tu esposa -- le digo con una sonrisa traviesa y él abre los ojos.

-- Y es una noticia que me emociona mucho. --- mumurma. -- pero ahorita quiero estar con mi bella chica.

Este chico me vuelve loca.

Acerco mi boca a la suya para así poder juntarlos, nos separamos por unos toques en la puerta y él gruñe por la interrupción.

-- No me gusta que interrumpan cuando estoy contigo -- murmura y se acerca más a mi, así escondiendo su rostro entre mi cuello y hombro.

-- A mi tampoco -- se vuelve a escuchar los toques en la puerta pero ahora con desesperación. -- ¿Si? -- grito para que la persona que está detrás me pueda escuchar.

-- Necesito hablar con Ethan. -- se escucha que dice Lukas.

-- Después -- le responde Ethan.

-- Esto no puede esperar -- Ethan gruñe -- son tus padres. 

Levanta su cabeza de golpe -- ¡¿Que?! -- grita.

-- No los dejan pasar como tú dijiste pero dicen que quiere hablar contigo y Lexie.

-- Solo yo hablaré con ellos, no los dejes pasar yo iré a la entrada.

-- Ok, -- se escucha sus pasos alejarse y Ethan se levanta de la cama para irse al baño.

Mientras que yo me quedé sentada en la cama, ¿Por qué hablar conmigo? Aunque era obvio que Ethan no dejaría que pasara eso.

Unos minutos después sale Ethan con una toalla rodeada en su cintura.

-- ¿Estás bien? -- le pregunto.

-- Si -- no es asi -- solo que no se por que hasta ahora han venido, ¿Para que venir ahora? Lleva más de cincuenta años sin vernos.

-- Para serte sincera no se que decirte por qué ni yo sé porqué presentarse ahora cuando han tenido tiempo antes.

Se dirige al clóset para cambiarse.

-- Iré hablar con ellos mientras que tú aguantas a Joana.

-- ¡Ah! Es un milagro que no haya venido a traerme a mi habitación. 

-- O quizás Iker la ha tenido de venir. -- sale del closet vestido con un jeans negro y una camisa de botones de color azul marino.

-- Que guapos estás -- le murmuro y él sonríe, se acerca a la cama.

-- Tu también, con tu pelo desordenado -- dice y me besa la frente.

-- En las mañanas soy un ogro. -- sonrió.

-- Pero eres mi ogro favorito. -- rio. -- Ya regresaré -- me da un beso en la boca.

-- Cuidate, te quiero sano y salvo para la boda.

-- No me la perdería por nada del mundo. -- sale de la habitación.

Hora de quitar esta pereza de mi pequeño cuerpo, me levanto de la cama de un salto y me dirijo al baño para darme una relajante ducha.

Al terminarla me envolví con una toalla y me dirige al clóset, me puse un jeans blanco junto a una sudadera se Ethan de color negro y unos tenis.

Salí de la habitación y comencé a bajar las escaleras, al llegar al final veo como unas personas se mueven de un lugar para el otro y terminan yéndose hacia la puerta que da al patio.

Sorprendida por todo esto me dirijo a la cocina, no veo por donde camino así que choco con alguien.

-- Lexie tienes que ver por dónde caminas -- dice Nicolás.

-- Es que hay muchas personas aquí.

-- Son los meseros que contrató Joana, en fin, estaba a punto de ir a tu habitación para que bajaras a comer. Ethan dio órdenes específicas para que te alimentemos bien. -- sonrió.

Caminamos a la cocina y ahí se encontraba Martha, tenía tiempo de no verla.

-- Buenos días Martha -- la saludo cuando me ve.

-- Buenos días, niña, le he preparado tocino frito con huevo y jugo de naranja.

-- Gracias. -- me siento en un taburete de la barra y comienzo a comer.

-- ¿Ya sabe que son los bebés? -- pregunta Nicolás.

-- En dos meses sabremos.

-- ¿Alguna preferencia?

-- Al decir verdad quiero una niña, pero son tres así que mis esperanzas son altas de tener una.

-- Me alegro que por fin podrás tener esa familia que querías, Lexie.

-- A mi también.

-- ¡Aquí estás! -- se escucha que dice Joana y ambos volteamos a ver Javi dónde está la voz. -- te estuve buscando por todos lados.

-- Solo estaba comiendo.

-- ¿A viste la hora? -- niego -- son las once de la mañana y la boda es a la cuatro. Tienes que comenzar a alistarte.

-- Pero todavía es temprano.

-- Te tienes que peinar, maquillar y pintar las uñas, hay mucho que hacer y poco tiempo.

-- Joan, todavía hay tiempo y no me pintaré las uñas, iré en un momento al cuarto ¿Ok?. -- ella asiente y se va.

-- ¿Así son todos tus días?

-- No, mis días se resumen en dar vuelta por toda la mansión. -- continuó comiendo. 

***




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