Una Melodía Mortal

Capítulo 15

Krestel

Cada vez se vuelve peor.

Unas pocas gotas de sangre cambiaron por completo mi apetito. Mi estómago se retuerce por el asco y rompo la copa en mi puño. Mis nudillos crujen enviando un brote negro por mis dedos. Sabía que ella sería un potencial objeto de adicción, pero no imaginé que a este nivel tan peligroso. Necesito encontrar la cura antes de que sea tarde. No puedo arriesgarme a perder todo. Mi lucha por la supervivencia continuará hasta que controle al monstruo sediento que vive en mi interior.

Y Raven lo ha despertado.

—Conoces los procedimientos que siguió tu padre para evitar drenar a tu madre.

Juego con el anillo en mi dedo sin quitar los ojos del cadáver que los sirvientes levantan del suelo. Otra víctima más a mi causa. Anoche no fui capaz de terminar la cena porque debía saber a qué punto me vi afectado y recurrí a una donante. Mi cuerpo rechaza otra sangre que no sea de ella y estoy cada vez más hambriento.

—Yo no soy mi padre —Miro a Serenity —. Él tampoco cargó con una maldición más de doscientos años. Es absurdo compararnos.

Su cara cae por la vergüenza.

—No quise ofenderte.

—Estoy esforzándome, hago lo mejor que puedo. Pongo cada gramo de mi autocontrol para no saltar sobre ella y matarla sin consideración —Señalo el cuerpo que sacan de la habitación —. Así que te agradecería que no vengas con otros de tus discursos porque no tienes idea por lo que he pasado.

El dolor se refleja en su rostro y aparto la mirada. Es tarde para lamentarme de mis palabras, pero no estoy de humor y el dolor en mi estómago crece. Me irrita que el hambre nunca cese. Estoy estresado, agobiado y enojado. Los problemas se avecinan y me preocupa pensar que no me queda más opciones que viajar en condiciones precarias.

Raven cerca de mí es un peligro. Permitir que me acompañe al viaje fue un error. El kraken no es la mayor amenaza que enfrentará. Yo lo soy.

—Intento ayudarte.

—Si tanto quieres ayudarme déjame en paz y ocúpate de tus propios asuntos.

No me giro a verla cuando me deja solo y cierra la puerta. Me paro frente al espejo, evaluando mi reflejo, sintiéndome enfermo por la imagen. Mi piel ha perdido su color habitual y mis labios están más finos. Debo reunir fuerza de dónde sea para seguir de pie.

Arwyn y mis enemigos no ganarán.

Venceré a la maldición y el legado Markovic prevalecerá.

🦇

No he visto a Raven el resto del día. No se presentó a desayunar y tampoco a comer. Ava me asegura que prefiere pasar el día en su habitación porque no se siente bien, pero leo la mentira en sus ojos azules. Raven está evitándome y me pregunto qué hice para molestarla.

—Sé que eres muy unida a Raven, pero también lo es tu otro hermano.

Ava devuelve el tenedor en su plato, recoge el vaso de jugo y bebe antes de responder.

—Roy, su mellizo. Es el alma gemela de Raven —dice con un ápice de sonrisa —. Hacían de todo juntos. Desde ir de compras, compartir amistades y ayudarse cuando algunas visiones se volvían muy difíciles de afrontar.

—Fue muy duro separarse de él. Me comentó que fue padre.

—Roy en estos momentos lidia con sus propios demonios y no podría acompañar a Raven por más que quisiera. Su pequeño hijo lo necesita.

—¿Y tu familia como tomó la noticia de que Raven debía venir aquí?

Retoma su alimento, mirándome con una sonrisa burlona.

—Mi padre no es tu mayor fan porque lo apartaste de su niña consentida. Mamá en cambio se muere por conocerte personalmente. Estás más que aprobada por ella.

No puedo evitar el rastro de sonrisa que aflora espontáneamente en mi cara.

—Tu padre tiene razón en odiarme. No soy un hombre agradable ni el caballero que cualquiera espera para su hija.

—Le gustas a mi hermana y eso es más que suficiente.

Levanto una ceja interrogante.

—¿Ah sí? ¿Cómo podrías asegurarlo?

—Antes de venir aquí estaba asustada y en negación. No eras lo que esperabas, pero ahora la veo más cómoda y no es indiferente.

Me mantengo serio.

—Me contó que le gustaba otro chico.

Ni siquiera soy capaz de pronunciar su nombre porque hiervo por dentro. Ava suelta una risita divertida.

—Ronan, sí. ¿Te lo dijo cuando estaba ebria? Ella jamás lo admitiría en sus cinco sentidos, ni siquiera lo hizo con Allison.

Río internamente al recordar lo mucho que le afectó beber el néctar. Tan adorable y graciosa.

—No te equivocas.

—Oh, dioses. Me hubiera encantado verla ebria —estalla en risitas —. Tuvo un enamoramiento con Ronan, pero fue algo pasajero. Es el compañero de mi prima e hijo del enemigo que enfrentamos.

La tensión sube a mis sienes, poniéndome más enojado que nunca.

—¿En qué bando pelea él? —inquiero —. Es compañero de tu prima, ¿pero a quién apoya realmente?

—Aún no lo sabemos, pero Ronan no es el tema de conversación. ¿Qué quieres saber de Raven?

Niña lista. Sus habilidades le permiten adivinar lo que pienso sin necesidad de pronunciarlo en voz alta.

—¿Por qué no está aquí en primer lugar?

—Ya te lo dije.

—Es una gran mentira y lo sabes. ¿Por qué me evita?

Se encoge de hombros.

—¿No deberías saberlo? Fuiste tú quien lo arruinó.

Por primera vez en mi vida no he hecho nada y me acusan de algo que no estoy enterado.

—Ilumíname, por favor.

Pone los ojos en blanco con exasperación.

—No me involucro en problemas maritales. Si quieres saber qué ocurre con ella ve a buscarla y soluciónalo. No es de mi incumbencia.

—Vaya, gracias. Pensé que somos amigos.

—Lo somos, pero en esta ocasión apoyo a mi hermana —Me guiña un ojo —. Te advierto que está muy enojada y que te hagas el desentendido empeora la situación. Piensa, Krestel.

Nunca estuve en una relación antes y el sexo opuesto es un tema complicado. Las veces que congenié con ellas fue para un buen revolcón donde ambas partes quedamos satisfechos. No implicaba muchas palabras. Más bien quitarnos la ropa y listo.




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