Una Melodía Mortal

Capítulo 16

Raven

Hay un enorme mapa extendida sobre la mesa que enseña toda la geografía de Arkos. El océano que lo rodea está marcado con una X mientras Krestel explica el plan que llevaremos a cabo. Lo miro hipnotizada, escuchándolo hablar con emoción, pero también hay ira en su voz. Los piratas lastimaron a muchas personas y él no se quedará de brazos cruzados.

Me da miedo pensar cómo terminará esta aventura. Me advirtió que podríamos estar hasta una semana entre las aguas oscuras de Arkos. Hay muchos peligros que nunca he enfrentado en mi vida, pero no me retractaré. Es mi deber como futura reina estar al tanto de las amenazas que nos acechan.

—Drui Kav y sus aliados tomaron el Puerto Invernal. Saquearon, robaron y lastimaron a los más indefensos —expone Nikov atento en Krestel —. Evidentemente aprovecharon tu ausencia para hacer de las suyas.

Krestel rueda los ojos.

—¿Algo más que debas agregar?

—Envió un mensaje para ti —Nikov ladea las cejas, mirándome con suspicacia —. No creo que debería decirlo delante de una dama y una niña.

Hago una mueca, Ava resopla.

—Supongo que no es nada delicado —dice mi hermana —. Adelante, dilo. Ver a muertos resucitados es mucho más aterrador.

Ava fácilmente podría haber vivido mil vidas y nunca me enteraría. Tengo curiosidad de saber qué pasa por su mente sabionda. Me llena de escalofríos recordar lo doloroso que fue para ella al principio y ahora domina sus dones a la perfección. No olvidaré esas noches que despertaba gritando y mi padre estaba ahí consolándola.

—En simples palabras ha dicho que le chupes las bolas —Nikov carraspea —. Está muy convencido de que no darás la cara.

—Una provocación patética —murmura Krestel —. Pronto le daré lo que busca realmente. El kraken tendrá nuevos sabores que probar.

No debería sentirme tan satisfecha con esa respuesta, pero lo hago. Drui Kav durante años entregó a mujeres como sacrificio al kraken para tenerlo de su lado y le ha llegado el karma. Tendrá el mismo destino trágico que impuso a cientos de personas inocentes.

—¿Intentarás dialogar con él o iremos directo a la guerra? —pregunta Nikov.

Krestel me mira un segundo antes de enfocarse en su primo.

—Sabes lo que sucedería si empiezo a una masacre.

Nikov suspira.

—Eres capaz de destruir una ciudad completa.

—Primero me gustaría jugar con esos bravucones —Su sonrisa arrogante es gigantesca y brillante —. Quiero ver qué tipo de vida han tenido sin mi intervención y luego voy a arrebatárselos. Quiero que me supliquen por perdón y besen las suelas de mis zapatos. No me he divertido en mucho tiempo. Mi salida del castillo tiene que valer la pena.

—Son cientos de piratas tomando el puerto —aclara Nikov —. Muchos de ellos manejan el glamour, Krestel.

Que haya glamour en Arkos es un recordatorio de cuan peligroso es y que muchos individuos la dominen lo hace aterrador. Krestel tiene acceso a ella, aunque está débil. Unos piratas sádicos usando magia lo hace peor.

—¿Qué tan fuerte es la magia del violín? —pregunto —. ¿Debo tocarla todo el tiempo que desee matar a las amenazas?

Ava se ríe.

—Estás a prueba, Raven. Si el violín quiere podrás usar gran parte de su magia sin necesidad de tocar una nota, pero en cuanto los piratas sepan que lo tienes van a orinarse en los pantalones. Será una muestra de poder.

Observo a Krestel.

—¿Podrás combatirlos sin sangre en tu sistema?

Sus ojos son hostiles y distantes.

—Puedo manejarlo.

No estoy muy convencida. La palidez en su cuerpo delata cuan indefenso está y no me arriesgaré a exponerlo. Su terquedad debe terminar hoy antes de que viajemos. Me repito una y otra vez que lo necesito vivo.

—Hay algo más que debemos resolver y es un tema que no está en discusión. En el mar abundan criaturas peligrosas y créeme que el kraken no es el único.

—Aquí vamos... —murmura Nikov.

Krestel se toca los labios, Ava me da una sonrisa orgullosa.

—Mi hermana habló con tu primo y claramente no estás de acuerdo.

—Si es por la sirena...

—Se llama Briella —Lo corto —. Tiene hermanas peligrosas y vengativas. Ellas no van a quedarse tranquilas mientras es destrozada por el kraken gracias a tus órdenes. Estás sacrificando a una criatura inocente.

—¿Debo recordarte quienes crearon al kraken como castigo?

—Briella, sin dudas, no fue.

Nikov se aclara la garganta mientras hace un gran esfuerzo para no reír. No está acostumbrado ver a alguien darle pelea a su primo el tirano. No permitiré ni apoyaré que Krestel tome una decisión tan estúpida. Pondrá en peligro a su propio pueblo. Las sirenas odian a gran parte de los arkanos y no les daremos más excusas para ganarlas como enemigas.

—Drui manipuló por años a la bestia para tenerlo de su lado dándole sacrificios. Si el violín no funciona tendremos un plan B.

—No matarás a una criatura ajena a las acciones de sus antepasados. Eso te hará igual de repulsivo que los piratas que quieres condenar.

Sus ojos rojos destellan en una emoción inquietante.

—Nunca dije que soy mejor que ellos.

Y luego siento un pequeño estirón dentro de mis pensamientos, algo crudo que me cuesta empujar lejos. Entonces su voz suena clara como una nota musical. Suave y grave.

¿Cuándo dije que soy un buen hombre, amor? Lo hemos establecido en más de una ocasión.

Un jadeo conmocionado sale de mis labios, obligándome a retroceder por el impacto. Acaba de hablar en mi cabeza por primera vez desde que nos conocimos. Utilizó al lazo.

—Tú...

Su sonrisa arrogante me hace apretar los puños para reprimir el impulso de darle una segunda bofetada. Mi rostro se contrae de rabia.

—¿Nos estamos perdiendo de algo? —inquiere Nikov.

Mantengo los ojos en cierto strigoi invasor de la privacidad.

—Vamos liberar a la sirena esta misma noche —sentencio a lo que él responde inmediatamente:




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