Una Melodía Para Dos

Capitulo 18

Elian

Ahora ¿Cómo hago para salir de aquí?

-¡Sacarme de aquí!- Grite mientras intentaba librarme de una especie esposas hechas con algas, pero eso no significa que sean débiles.

-Valla, valla. Pero si es el "Protector" de la princesita fugitiva- en ese momento apareció un chico como de mi edad, el cual entro con un aire de superioridad- ¿Qué te trae por mi humilde reino?

Yo lo mire con odio puro, ya que por lo que veo él es nada más que el primo de Levana, mejor dicho el traidor primo de Levana.

-¿Qué es lo que quieres?- era imposible no querer matarlo al verlo con esa sonrisa y ese aire de ser el que manda.

-Pues, me eh enterado por ahí que mi querida y hermosa prima ha estado de paseo por la tierra y que tú la has estado cuidando. Dime algo ¿Cómo es posible que un simple humano sea su protector? No me hago a la idea.

Yo no respondí y solo intentaba liberarme.

-Sabes, me desilusiono que mi prima se fuera sin despedirse, pero tal vez teniéndote aquí puede que la haga volver- en eso entran una especies de tritones, pero estos eran más terroríficos a como pensaba que eran- Chicos, necesito que lleven a nuestro invitado a una de nuestras celdas especiales, tal vez si ve lo acogedora que es quiera invitar a nuestra querida princesa fugitiva.

Dicho esto salió dejándome con los tritones, los cuales prácticamente me arrastraron a quien sabe dónde.

En el camino pude ver a un grupo de mujeres las cuales estaban un poco descuidas, estas parecían estar limpiando, pero a la vez se les veía la incomodidad de hacerlo, y para completar en ese momento una de las más mayores se desvaneció.

Pensaba que las demás la ayudarían o algo por el estilo, pero me sorprendió que ningunas de las que estaban allí la ayudaran, solo algunas la miraron con lastima pero siguieron con lo suyo dejándola tirada, hasta que aparecieron unos hombres y se la llevaron.

Luego de ese pasillo bajamos unos escalones hasta llegar a lo que parecían unas mazmorras y me llevaron a una celda en la parte más oscura y allí me dejaron, o mejor dicho me "tiraron".

Lo primero que intente era quitarme las estúpidas algas, pero es imposible.

-¿Por qué no intentas dirigir tu energía eléctrica a tus muñecas?- dentro de la misma celda había un chico, solo que este estaba amarrado a la pared.

-¿Quién eres y como sabes eso de mí?- ahora mismo no creía en nadie en este mundo, mucho menos al ver como se trataban entre sí.

-Mi nombre es Saúl y créeme que se de ti más de lo que crees.

Mía

-¡No puedo!

-Vamos Mía, inténtalo una vez más- ya no podía seguir intentándolo y eso es lo que mis abuelas no entendían.

-No puedo, es muy difícil localizarlos.

Desde que Mami desapareció y que papi se pusiera a buscarla han pasado alrededor de 5 horas y todavía no sabemos nada de ellos, por lo cual mis abuelas me pidieron que utilice nuestro lazo para que lo localizara, pero es imposible.

Estaba agotada, no podía más.

¿Acaso no se dan cuenta que soy una simple niña? Necesito un descanso.

En ese momento llego mi abuelo con una mirada devastadora.

-¿Qué paso cariño?- Mariela parecía que en cualquier momento explotaría por las ansias.

El solo negó y se dirigió a su oficina, Rosaura y Mariela se miraron y ambas lo siguieron, yo quería acompañarlas pero al ver la cara que tenía mi abuelo se notaba a kilómetros que era algo que eran cosas de mayores los que tenían que hablar.

Yo al ver que me quede sola me dirigí al patio y viendo que estaba sola empecé a crear un portal al único sitio donde creo que me pueden ayudar; la aldea de las Pixies.

Alexandra

No podía creer lo que le hicieron a Levana, es tan inhumano, no quería ver pero a la vez tenía que hacerlo para así asegurarme de que ella siguiera respirando.

Luego de que Alexander lastimara tanto a Levana, levanto el cuerpo inconsciente de Hades y salió con el tipo ese que esta detrás de todo esto, pero por más que intentaba ver su cara no podía, era como si la vista me fallara solo cuando quería ver su rostro.

-¿Estas bien linda?- Perséfone ha estado muy callada y demasiado tranquila para mi gusto.

No respondí a su pregunta y solo seguí vigilando que Levana respirara, aunque lo hacía por el momento dudaba que durara mas así.

En eso siento como Perséfone se empieza a mover y de un momento a otro esta delante de mi revisando a Levana.

-No sé mucho sobre las debilidades de las sirenas ni nada por el estilo, pero puedo asegurar que esta pobre chica está muy mal- Nunca creí ver a mi tía tan preocupada como ahora, pero parecía que todo era demasiado serio- Debemos sacarla de aquí y rápido, estar en este lugar evitara que pueda recuperarse y solo empeorara su estado, el inframundo te quita energía y no permite que te recuperes.

-Si me ayudas a desatarme, te puedo ayudar a sacarla- dije al ver que se había olvidado de mi.

-¡Oh cariño! ¡Lo siento!- dijo apenada mientras se acercaba y me desataba- Es mejor darnos prisa, no sabemos cuándo regresaran.




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