Una mentira de navidad

Un Beso y Una Mentira


 

Quien diría que yo, Tini Casanova estaría en estos momentos en aprietos, y todo por culpa de un beso o una mentira. Les contare como llegue hasta aquí, sentada en la puerta de un hospital engañando al policía para ver a mi esposo, ajá dije esposo, ja, ja, ja, y no llego ni a un perro que me ladre.

Todo inició esta mañana...

¡Maldita alarma de porquería! Se quedó sin pila otra vez y no sonó, ya es demasiado tarde, si me apuro, Charly no se dará cuenta.

Recojo mi ropa del suelo, huelo, y no huele a sucio, nota mental: «lavar ropa y ordenar mi casa». Comienzo a cambiarme.

«Me bañé ayer», me digo y encojo de hombros, « ¿Peinarme?», pienso«Naaa, no hay tiempo», así que solo me hago un moño despeinado, sí, con esto estoy bien, cojo mi chamarra y tomo mis llaves.

—No me abandones bebé. —Toco mi precioso escarabajo, un Volkswagen amarillo canario, que tengo desde hace un año; lo enciendo y marcho rumbo a mi trabajo.

Noto un lugar vacío en la tienda y aparco. ¡Zaaaaaz! se escucha un ruido.

— ¡Mierda!— maldigo, choque un puto auto, bendita sea mi suerte. Me bajo para cerciorarme y: ¡moriré!  La he cagado, la suerte hoy no está conmigo, el auto que choque es un auto nuevo y súper caro. Tengo de dos: quedarme a esperar al dueño o huir y decir que no fui yo. ¿Tentador verdad?, pero mejor huiré, no tengo para pagarlo, así que arranco nuevamente y me estaciono afuera de la tienda. Me bajo y arreglo mi ropa, corro a la tienda pues llevo 30 minutos tarde.

Entro por la parte de atrás y sonrío,«Lo logré»  celebro. Me coloco mi playera y chaleco  encima, agarro mi gafete y salgo.

— ¡Tini Casanova! ¡Alto ahí! —grita Charly enojado—. ¿Ahora que excusa pondrás, eh? —dice contrariado—. Tengo anotado que ya no tienes perro por que murió, el gato, el loro, el pez, la tortuga y el conejo, incluso tu caballo Tobi murió, aunque no tengo idea como tenías un caballo en tu departamento, así que hoy, ¿qué animal me dirás? —pregunta Charly y espera ansioso mi respuesta.

—Disculpa por llegar tarde, Charly… —comienzo a hablar y trato de no estar nerviosa, « ¡Piensa, carajo! Ya no te quedan animales»—… Charly, Charlyto, mira lo que pasa es que anoche celebré tarde porque me casé —finalizo.

— ¿Te casaste? ¿Con quién? ¿Quién fue el valiente? que yo sepa hasta hace poco no tenías novio— dice dudoso.

— ¡Charly! —digo fingiendo indignarme—. Ya sabes, no me gusta platicarlo, pero anoche me case con un tipo sumamente rico y ya sabes lo que se hace en la noche de bodas —digo mostrando mi mejor sonrisa y alzando las cejas.

— ¿Y cómo se llama? —inquiere.

«Piensa, piensa o no te salvaras de un castigo».

—Se llama  John Ferrer Salat —digo rápidamente, « ¡Sí!». Celebro mentalmente,  «De seguro ese nombre ni existe, pero me salvara el culo de un buen castigo».

— ¡Vaya, hombre, te sacaste la lotería! —exclama asombrado—. Ahora entiendo. —Se rasca la cabeza y niega—. En ese caso, señora Casanova de Ferrer le pido que vaya a su lugar de trabajo y siga las reglas —indica.

— ¡Vaya! gracias —respondo y corro a mi sección.

Les cuento, trabajo en una tienda departamental, soy la encargada del área de ropa. Estoy arreglando la ropa y suena por los altavoces:

«A TODOS LOS EMPLEADOS DE LA TIENDA Y COMPRADORES, SE LES AVISA QUE ACABA DE SER PUESTA LA PRIMERA PLANTA DE MUÉRDAGO. YA SABEN LA TRADICIÓN, DEBEN CUMPLIR O SUFRIRÁN LAS CONSECUENCIAS (RISAS)  A TODOS LES DESEAMOS FELICES FIESTAS DE NAVIDAD, PASEN LINDO DÍA».

¡Rayos! como odio esa tradición, si te colocas debajo la planta y otra persona igual, deberán besarse sin rechistar. ¡Baaah! ¡Patrañas! Yo no lo haré, por suerte estos 3 años trabajando aquí, he corrido con suerte de no cruzarme a nadie cuando me topo con aquella planta.

— ¡Tini! —grita Charly, asustándome—. Necesito que vayas a la bodega y agarres las dos cajas que tienen un sello verde, tráelas aquí —ordena.

— ¿Yo, porque yo? —cuestiono quejándome.

—Porque yo lo ordeno, así que ve y no rechistes.

—Ok —acepto no muy convencida.

Camino sin ánimo a la bodega y entro, me pongo a buscar las cajas y las encuentro, las tomo y cuando estoy por salir choco con un cuerpo que me tumba al suelo.

— ¡Maldición! ¡Tonto! ¿Acaso no ves que estoy saliendo? —le digo al tipo sin verlo y me inclino para recoger las cajas.

—Ahmm, ahmm —Carraspean a mi espalda— Bonita bienvenida —dice observando mi trasero y, luego, mirando mi rostro.

— ¡Pervertido! ¿Qué miras eh? ¿Eh?—reprocho molesta.

—Nada, solo que era imposible no notarlo —dice burlándose y sonriendo.

—Deja, llevo las cajas y te borrare esa sonrisa —le advierto y amenazo.

—Calma. —Levanta las manos en son de paz—. No busco problemas.

—Bien —digo, intentando salir.

— ¡Detente! —me ordena y agarra del brazo, deteniéndome para que no siga caminando.

— ¡¿Qué te pasa loco mirón?! —Le empujo y grito, tratando de que me suelte.



#22762 en Otros
#6887 en Relatos cortos
#35151 en Novela romántica

En el texto hay: mentira, beso, amor navidad bebes

Editado: 30.11.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.