Una Misión Con Alas

2

Siempre he odiado el olor de hospitales, me hacen recordar cuando mi padre estaba internado, cuando le dijeron que tenía un tumor cerebral y cuando le dijeron que solo viviría unos meses, desde ese momento había odiado pisar uno, pero en este momento estaba acostada en una camilla de hospital, tenía una intravenosa. Miré por toda la habitación observando la fachada, las paredes era de color caoba, había un ramo de flores en una mesita pequeña de la habitación, eran narcisos, eran mis favoritos, sabía perfectamente quien fue la persona que los dejó ahí.

Me senté en la cama mirando todo mi cuerpo, y como detonante peligroso las imágenes vinieron a mi haciendo que mi corazón latiera de pavor, rápidamente ojee mi pierna que me había roto, pero no había ni señal de herida externa, ni golpe, ni nada, alcé la bata blanca que tenía para observar mi estómago, pero tampoco había señal de cortes, toqué mi cabeza para comprobar mi herida, y tampoco nada, comencé a temblar de pánico.

─Lyssi.─ dijeron desde la puerta. Alcé la mirada y miré como Adrien venia hacia mí rápidamente.─ ¿Estás bien? ¿Cómo te sientes?

Lo miré espantada.─ mi espalda.

─ ¿Qué pasa con tu espalda?

─ ¿Tengo algo en mi espalda?─ pregunté con temor, no quería girarme y ver como tenía un par de alas negras enormes.

─No, no tienes nada.─ dijo Adrien, mirándome preocupado.─ ¿Estás bien?

Mis manos comenzaron a temblar, intenté levantarme pero la intravenosa no me permitía, cogí el cateter y lo saqué de mi muñeca. Adrien se sorprendió.

─ ¿Qué crees que haces?

─Quiero irme a casa.

─Aún estás herida.

─No, no lo estoy.─ caminé hacia la puerta pero un jalón me hizo detener.─ suéltame, quiero irme a casa, necesito…

─Cálmate Lyssi.─ dijo Adrien, mirándome preocupado.─ el accidente te dejó nerviosa.

─Yo no soy normal, soy anormal, Ángel.─ lloré, lágrimas de miedo rodaron por mis mejillas. Adrien me miró sorprendido.

─No digas eso.

─ ¿Cómo paré aquí?─ pregunté, mirándolo con lágrimas en los ojos. Vaciló un poco antes de decirme.

─Alguien te trajo hasta aquí.

─ ¿Quién?

─No lo sé, fue una persona anónima.─ suspiró.─ vamos, tienes que descan…

─ ¡Estoy bien!─ exclamé exasperada. Adrien me quedó mirando preocupado y triste.─ lo siento, solo que…..yo….no entiendo.

─Ni yo, no te preocupes, todo saldrá bien.

─No entiendes, Ángel.─ negué con la cabeza. Junté mis manos para parar de temblar, pero Adrien cogió mis manos, sus manos eran tan cálidas, era como si una corriente apacible recorría todo mi cuerpo aplacando todo mi miedo. Alcé la mirada hacia él.

─Estás asustada por el accidente, no te preocupes, pasará, los nervios y los miedos que tienes, pasará.─ me abrazó, era extraño, nunca me había sentido tan tranquila en sus brazos, cerré los ojos y me dejé llevar por la oleada de tranquilidad que me invadía.─ paraste de temblar.─ susurró.

─Lo siento, es que estaba confundida y……

─No.─ negó con la cabeza. Sonrió tiernamente.─ no digas más y vuelva a la cama para que descanses.

─Ángel, yo no quiero acostarme….

─Tu madre vendrá enseguida, fue a hacer unos trámites.─ hizo que me acostara de nuevo en la camilla. Lo miré preocupada.─ ¿Qué ocurre?

─Yo….no soy normal.

─ ¿De qué hablas?

─Yo……─ ¿Cómo decirle que en el accidente quedé gravemente herida a muerte pero ahora no tengo ningún indicio de que estuve herida? ¿Cómo decirle que cuando salí de los fierros del autobús me convertí en alguien anormal? ¿Cómo decirle que por mi espadas salieron dos alas negras?, si le dijera posiblemente no me creyera nada, y dijera que fue producto del accidente.─ no, nada.

─Entonces, descansa.─ me tapó con la sabana y me miró con una sonrisa en los labios.─ No te preocupes por nada, y descansa, lo necesitas Lyssi.─ dicho eso salió de la habitación. Di un suspiro profundo. Quedé acostada con la mirada hacia el techo. ¿Y si aluciné por el shock?, pero estaba segura que fue verdad, la sangre, las heridas y las alas, eran de verdad.




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