Miré hacia el bosque, el sol molestaba mi visión periférica, el calor era abrazador, ya entrabamos a temporada de verano, no sé porque había aceptado la invitación de Demetri, al principio solo quería pasar en mi casa leyendo un libro o haciendo otra cosa, pero decidí acompañarlo, ya que me iba a servir lo que me iba a decir, aún era nueva en eso del tema de los demonios y ángeles, tenía que saber más, así que acepté su invitación, horas después apareció en mi puerta bien vestido como todo un galán mientras le regalaba una sonrisa conquistadora a mamá, y vaya que si funcionó de maravilla, mamá había puesto una sonrisa radiante, estaba pensando que era un conquistador innato.
─Bien, ahora dime, todo la información que necesito saber.─ dije, sentándome en el pasto fresco, mientras miraba hacia el lago que se extendía en frente de nosotros.
─Bueno, comencemos con los demonios, hay tres clases de ellos, los de nivel bajo, medio y superior.─ lanzó una piedra al lago.─ los demonios bajos son de color negro, no tiene cola, pero si un par de cuernos, los de nivel medio, tienen una cola y son de color cafeces oscuros, a ellos le salen extremidades en sus cajas torácicas o en sus espaldas, el de nivel superior, son los que se pueden transformar en cualquier cosa que se propongan, pueden pasarse por humanos, la única forma de identificarlos serían por sus cabezas.─ señaló su cabeza.─ ellos siempre llevan algo para cubrir sus cuernos ya que en la transformación no pueden eliminar esa parte de ellos, así que los cubren para nadie los pueda ver, la única manera de matarlos sería arrancando su corazón.
─Vaya, ahora te vas a la parte mutiladora del asunto.─ suspiré. Demetri soltó una carcajada.
─Si, esa es la parte que más se hace difícil.
Miré hacia el lago, mi picaban los pies para meterlos en el agua.─ ¿Acaso no le tienen miedo a algo?
─Pues sí, tienen miedo a solo una cosa, bueno solo los demonios de rango bajo y medio les tienen miedo, ya que los de rango superior, a ellos les gusta enfrentarlos.
─ ¿Enfrentar a quién?
Sonrió de medio lado.─ a los ángeles.
Lo miré fijamente.─ ángeles….
─Celestiales, tu sabes, los de alas blancas, los protectores de los humanos, los que están en el cielo.
─Bien, bien, ya entendí.─ suspiré profundamente.─ les tienen miedo…
─Solo los de rango bajo y medio, huyen de ellos.─ tiró otra piedra al lago.─ los “Ángeles blancos” son más fuertes que nosotros juntos, cada uno tiene una habilidad en especial.
─ ¿Y cómo sabes identificar uno?─ pregunté con curiosidad. Demetri quedó callado.─ ¿Qué? ¿No me lo dirás?
─No es tan interesante como crees.
─Pero igualmente, quisiera saber cómo se puede identificar a uno.
Miró al lago y suspiró profundamente, como si no le gustara hablar de ellos.
─Su energía es endemoniadamente cálida y llena de mucha paz.
─Bueno, no le veo el “Endemoniadamente” ahí.─ me acosté en el pasto.─ ¿Cómo se siente eso?
─ ¿Cálido? ¿Una corriente tórrida? ¿Algo placentero? ¿Qué más podría decir?
Lo miré con el ceño fruncido.─ estoy pensando en creer que odias a los ángeles de alas blancas.
─Correcto, ya te dije antes, entre ellos y nosotros nos separa una brecha enorme.─ dijo acostándose también, puso sus manos detrás de la cabeza.
─Pero no tanto para odiarlos.
─Bien, no los odios, solo que les tengo recelos, nada más.
Miré al cielo, imaginar que seres celestiales estaban entre nosotros, me llenaba de admiración, no de rencor como a Demetri.
─ ¿Qué más puedes decirme?─ pregunté.
─ ¿De ángeles o de demonios?
─No te puedes enamorar de ellos.─ dijo detrás de mí. Reí por su idea errónea.
─Por favor.─ resoplé.─ ¿Quién se enamoraría de un monstruo con cuernos?, solo que sea una “Demonia lujuriosa”.
Demetri soltó una carcajada.─ no de ellos, sino de los ángeles.
Quedé quieta y lo miré confundida.─ ¿Enamorarse de los ángeles?─ asintió con la cabeza.─ ¿Enamorarse de un ser celestial?─ de nuevo asintió con la cabeza. Reí.─ ¿Cómo podría alguien enamorarse de alguien tan puro como ellos?