Una Misión Con Alas

8

Un ruido hizo que abriera los ojos, el aroma de sangre me hizo levantar de golpe, al hacerlo me golpee con algo en la cabeza, miré donde me encontraba, estaba en el asiento delantero del auto de Demetri, estaba sola, sin Demetri a mi lado, di una mirada hacia afuera encontrándome que el auto estaba estacionado en frente de mi casa. Abrí la puerta, y un dolor en la espalda me hizo dar un grito. Vaya, si dolía horrible, era como si me hubiesen partido por la mitad. Miré todo mi cuerpo, en todas las partes que había sido herida, gracias al cielo no había ninguna señal de herida abierta, solo la ropa manchada de sangre y un dolor horrible de espalda. Caminé adolorida hasta mi casa, subí por la sabana que estaba amarrada en el ventanal de mi casa, intenté no hacerle caso al dolor inmenso que tenía, cuando llegué al ventanal suspiré aliviada para luego entrar al baño y sacar todo rastro de sangre y suciedad, por ultimo me bañé con agua bendita.

Cogí la toalla y sequé mi cabello, salí del baño, quería dormir rápidamente, quería que el dolor de mi espalda desapareciera rápidamente, una sombra en el ventanal hizo ponerme en posición de pelea, saqué un estilete de mi ropero y apunté, lista para enterrar en su cuerpo, se acercó más y me lancé encima pero me detuvo cogiéndome de las manos.

─Lyssi, soy yo.─ dijo Adrien, la luz de la luna alumbró su rostro, todos mis temores se disiparon al verlo.

─Ángel.─ dejé salir un suspiro de alivio.

─Sí, soy yo.─ me miró con desesperación en el rostro. Solté el estilete mientras me separaba de él. Su mirada recorrió todo mi cuerpo.

─Vaya, ¿Ahora me dirás que te gusta las pijamas sexys también?, porque déjame decirte que no me gustan, me gustan las holgadas, son más cómodas para dor…..─ tosí fuertemente, algo salió por mi boca, al saber que era, me cubrí rápidamente.

─Lyssi…

─Quédate aquí, iré al baño, creo que me vomité encima.─ hablé con la boca tapada. No quería que viera sangre salir por mi boca. Fui hasta el baño mientras me enjuagaba.

─ ¿Eso es sangre?─ preguntó Adrien desde el umbral del baño. Me sequé el rostro y lo miré.

─No, no es sangre.─ sonreí y salí del baño.─ Ángel, ¿Qué estás haciendo a esta hora en mi habitación?

─Demetri me dijo que estabas herida.─ me miró fijamente. Dirigió su mirada por cada apéndice de mi cuerpo, como si buscara heridas.

─No estoy herida. Bueno, lo estaba, pero ya no lo estoy.─ me senté en la cama pero al hacerlo me doblegué, me había olvidado el dolor de mi espalda.

─ ¿Qué te duele?─ preguntó, acercándose hasta mí. Negué con la cabeza.

─Nada, será mejor que vayas a tu casa, es extraño que vengas a la madrugada a mi cuarto, parece una escena romántica donde el chico visita al amor de su vida.─ reí pero Adrien seguía mirándome adusto.─ oye, ya te dije…

─Sácate la blusa.─ ordenó. Abrí los ojos sorprendida.

─Estás bromeando, ¿Verdad?

─No, lo digo muy en serio.─ me miró adusto. Lo miré sorprendida y confundida por sus palabras, ¿Me estaba pidiendo que me desnudara? Oh caray, esto se estaba volviendo picante, solo de imaginar que estaba desnuda en sus brazos, me entraban ganas de lanzarme encima de él. Bueno, eran las hormonas, estaba en pleno creciendo, y era normal que me sintiera así.

─ ¿Estas pidiéndome que me desnude?─ pregunté incrédula. Adrien me miró fijamente.

─No, no estoy pidiendo que hagas esa locura, Lyssi.─ se sentó al lado de mí y me miró fijamente.─ sácate la blusa, quiero ver que tan herida estás.

─Oh era eso, en realidad, estoy bien, así que no es necesario que me saque la blusa.─ sonreí, mientras me levantaba de la cama, pero un brazo hizo girarme.

─Dije que te quitaras la blusa.

─Por favor Ángel, dije que estoy bien, no le veo el motivo de quitarme la blusa, solo es un dolor que pasará si tomo una siesta.

─No pasará si tomas una simple siesta, Lyssi.

Lo miré algo fastidiada, siempre me trataba como si fuera muy frágil, como una muñequita de cristal.

─Ángel, no estoy de ánimos para soportar una escena de “Hermano protector”, ahora, ¿Puedes ir a tu casa a descansar?

─No estoy haciendo una escena de “Hermano protector”.─ jaló mi brazo e hizo que me sentara en la cama. Apreté los labios para no gritar de dolor. Me giró de espalda y sacó la blusa dejándome en sujetador, eso hizo que abriera los ojos enormemente.




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