Una Misión Con Alas

CAPÍTULO UNO

Mi vida se tornó inexplicablemente extraña desde el accidente que había tenido donde me había roto un hueso y enterrado un metal en el estómago, me había cambiado por completo, de ser una persona normal había pasado a ser una persona anormal, y no cualquier anormal, ¡Tenía alas en las espaldas! Caray, si me vieran lo de National Geografic sería famosa, estaría en la televisión y a la vista de los científicos locos de la sociedad, hasta podría estar en un circo o en un zoológico, y con un letrero diciendo “La chica cuervo”, y todo los días vería a niños lanzarme bananas o manzanas a la cabeza, increíble, eso sería todo un dilema de mi hermosa y apreciada vida.

Estaba corriendo detrás de ese demonio, era muy veloz, con sus patas que parecían de perro podía dar una maratón en una pista para correr, quizás ganaría un medalla de oro por ser “El demonio más rápido”, hasta quizás gritarían las “Demonias” por él, pero este caso para mí era una patada en el trasero, correr demasiado era cansado, y por supuesto tenía que correr, no volar, si volaba era capaz de desaparecer de mi vista, así que era mejor dar una maratón.

─ ¡Maldición!─ exclamé, mientras saltaba un árbol y giraba por los aires aterrizando en frente del demonio.─ bien, ya estuvo, ¿Qué quieres que te diga? ¿Felicitaciones por tu maratón? ¿O un “¿Qué hay de nuevo viejo?” con una zanahoria en mi boca?

─Ángel caído.─ dijo el monstruo, mientras se ponía en cuatro patas. Vaya, ahora si comenzaba la acción. Se impulsó y saltó hacia mí, caí al suelo con él encima, no era primera vez que estaba en el suelo con un demonio que gruñía y botaba baba, si, era asqueroso, me recordaba a un profesor que tenía, y vaya profesor tenía, siempre tenía baba a un costado de la boca.─ te mataré, me meteré en tu cuerpo y devoraré tu alma.

─Viejo, eso ya está pasado de moda.─ dije, mientras de mi mano derecha hice aparecer una lanza y se la enterré en el estómago, gruñó y desapareció dejando un fango de moscas. Siempre había sido así desde que me había convertido en una “Cuerva”, matar demonios era una cosa cotidiana que hacía casi todo los días de mi amarga vida.

Me levanté y sacudí mi ropa, el viento helado de la noche hizo que mi cuerpo se estremeciera, era mejor regresar a la casa para bañarme y acostarme, pero antes de que dé un paso más, una presencia extraña hizo que me quedara estática, era nueva, se sentía como si todo el alrededor estuviera congelado, un frío torvo recorrió mi columna vertebral, era muy diferente a las demás veces, esta vez era más pesado, el ambiente era muy hosco, era una presencia muy extraña, no apestaba a podrido, pero si se sentía sombrío.

Ignoré la presencia, mientras aparecía mis alas y volaba lejos de ahí, necesitaba hacerlo, algo dentro de mí me decía que me fuera rápido, quizás era mi anterior alma o solo era yo, ¡Vamos!, matar demonios a veces dejaba a mi cabeza con nervios linfáticos, bueno, abreviemos lo de linfáticos, pero si me dejaba con nervios.

Cuando llegué a mi casa, abrí cuidadosamente el ventanal, y me metí cerrando de igual forma, pero alguien prendió la luz haciendo que de un susto de muerte. Miré quien era el causante de mi casi- para cardiaco, sonreí al ver a mi hermoso novio parado en frente de mi con una mirada adusta, Adrien quien fue anteriormente un alado blanco y quien estaba tan sexy y sensual en mi cuarto, estaba molesto conmigo, y sabía el porqué de su molestia. Alcé las manos y sonreí radiante.

─Calma amigo, no llevo ninguna arma conmigo.─ dije. Adrien frunció el ceño y me miró de pie a cabeza.─ ¿Y bien? ¿Ya terminaste de inspeccionar?

─Te dije que me dijeras cuando salgas para tus misiones.─ se acercó hasta mí y me acarició la mejilla.─ Lyssi, deberías confiar en mí, no salgas sin decírmelo.

─Puedes rastrearme, ¿verdad?

Quedó callado.

─ ¿Ángel?, ¿Acaso ya no puedes rastrearme?

─Si estás en una situación peligrosa y a punto de morir y llego tarde….. ¿No crees, qué es mejor que me avises para salir contigo?

Vaya lógica que tenía.

─Bien.─ suspiré.─ no te amargues, yo creo que estás muy obsesionado con la muerte.─ lo abracé, él me rodeó en sus brazos.─ puedo sola con los demonios, así que no pienses que soy una inútil.

─No eres ninguna inútil, solo que…

─No voy a morir.─ dije, separándome un poco para sonreírle. Adrien me miraba impasible, de nuevo estaba pensando en algo, siempre que ponía una mirada neutral su cabeza estaba pensando en algo.─ ¿Qué?




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