Una Misión Con Alas

CAPÍTULO TRES

Estaba en una cama acostada, era suave, podía sentir claramente la suavidad de la seda, era amplia y tenía un dosel blanco, de esas camas que tenían las familias aristócratas, olía a colonia, una colonia que era muy masculina, me di cuenta que estaba en la cama desnuda, y al lado de mí yacía un cuerpo, un cuerpo que se sentía cálido, solo sabía que era él, la persona que me ayudó cuando más necesitaba de alguien, él era muy importante para mí. Toqué su pecho, era muy tonificado y lampiño, al hacerlo me agarró una de sus manos y se puso encima de mí, sus ojos verdes claros me miraban con pasión y excitación, acercó su rostro y me besó con pasión, podía sentir su respiración, nuestras lenguas se entrelazaron, danzaron apasionadamente, mientras me tomaba de nuevo, sus embates me llevaban a la gloria y sus besos eran dementes, quería todo él, quería que siempre estuviera a mi lado y que no se alejara de mí.

─Despierta Alyssia.─ escuché a una voz que sonaba molesta. Abrí los ojos poco a poco encontrándome con un par de ojos azules celestinos que me miraban molestos. Miré a mi alrededor encontrándome que estaba en la enfermería de la universidad, ¿Cuándo había parado ahí?

─Oh, Ángel, ¿Qué ocurre?─ pregunté algo aturdida. Él me dio una mirada algo hosca.─ ¿Qué? ¿Qué pasa? ¿Por qué me miras como si acabara de tener un adulterio?

Me hizo una seña con la cabeza para que mirara a mi lado. Giré mi mirada confundida, pero al hacerlo comprendí todo, casi salto de la cama al ver a Liam abrazado a mí.

─ ¡Santa Madre de Calcuta!─ exclamé fuerte, eso hizo que despertara Liam rápidamente.

─Oh Alyssia, al fin te despiertas.─ sonrió, mientras me agarraba de nuevo y me envolvía en sus brazos. Eso bastó para que Adrien me cogiera de la muñeca y me alejara de él rápidamente.─ que…… ─ miró con atención a Adrien quien me tenía en su pecho.

─No sé quién seas, pero ella es Alyssia y es mi novia, y si la trajiste aquí porque se desmayó, te lo agradezco de todo corazón, pero no quisiera que estuvieras con ella en la cama sobre menos abrazados.

Miró de pie a cabeza a Adrien.

─Con que eres su novio.─ sonrió y me miró.─ tienes razón, es muy sexy y sensual.

Asentí con la cabeza.─ te lo dije, él es muy……─ Adrien me miró pidiendo que me callara.

─Lo siento, no volverá a pasar, pero déjame decirte que tienes una novia muy hermosa.─ dijo con una sonrisa radiante en su rostro. Sentí como Adrien se tensó. Oh si estaba teniendo una escena de celos, y vaya como se sentía, era increíble, me sentía amada.

─Muchas gracias por decirlo, entonces me la llevo.─ cogió de mi mano para salir de la enfermería, pero antes de salir habló Liam.

─No te olvides de mí sanduche, hermosa Alyssia.─ dijo Liam, guiñándome un ojo. Salí caminando con Adrien de la mano directo al parqueadero donde estaba “Aki”.

Subimos el auto y no hablamos nada en el camino, el ambiente se sentía tenso, sonreí para mis adentros al saber que estaba celoso, Adrien estaba celoso de mí, era algo extraño y extraordinario, me sentía amada al extremo, pero sabía que para Adrien era molesto, lo comprendo, ya que hace poco había visto a una chica abrazarlo y el corresponder a su abrazo, lo entendía a la perfección, la molestia en el estómago, el pinchazo en el corazón, y las ganas de decir que esa persona me pertenecía, todo lo entendía.

Miré hacia la ventana como empezaba a llover, y recordé.

Recordé el sueño que tuve.

Sus besos, sus caricias, su piel contra mi “yo” del sueño, la pasión, y el desenfreno que nos consumía, era único, entregarse a ese hombre era único, podía sentir claramente su cuerpo dentro del mío, uniéndonos y consumiéndonos hasta decir basta.

─Oh Dios, creo que de verdad me voy a morir de impotencia.─ susurré. Adrien se detuvo en frente de un supermercado. Pestañee sorprendida.─ ¿Por qué estamos aquí?

Miró al parabrisas, tenía las manos en el volante, era como si tratara de controlarse.

─Ángel, de verdad, no pasó nada, me desmayé y luego tú me despertaste, no recuerdo haberme acostado en la cama con él, te lo juro.─ dije con sinceridad. Adrien me miró fijamente.

─Lo sé.

─Entonces no pongas una cara como si quisieras golpear a alguien.─ fruncí el ceño. Adrien apretó los dientes.─ ¿Qué?




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