Una Misión Con Alas

CAPÍTULO SEIS

Me levanté y caminé hacia la laguna donde había estado con Adrien, en mi mano derecha tenía la botella de agua bendita que había cogido de la iglesia, tenía que sacar toda la ropa con sangre y cambiarme por otra, mi cuerpo estaba pesado, quizás era por haber viajado en el tiempo. Me senté y respiré profundamente, pero un ruido de aleteo aterrizar hizo que me ladeara mi rostro para ver quién era. Y ahí estaba, Adrien, me estaba mirando entre asustado y aliviado. Sonreí al verlo, su cabello dorado, sus ojos verdes pardos y sus alas blancas, era majestuoso. Se acercó a mí pero yo me levanté y caminé hacia la laguna.

─Lyssi.─ susurró detrás de mí. Negué con la cabeza, y giré para verlo.─ ¿Estás bien? Tienes sangre por todo tu cuerpo, ¿Es tu sangre?

Asentí con la cabeza. Él se puso lívido y supe enseguida que quería curarme.

─No estoy herida, estoy bien, solo estoy cansada.─ aclaré. Miré hacia la laguna.─ ¿Podrías ayudarme a conseguir ropa?, quiero bañarme, apesto a sangre de demonio, me siento asquero….. ¡Detente, Darquiel!─ exclamé molesta, él estaba a un paso de mí, se detuvo y me miró fijamente.

─No me llames por mi nombre de ángel.─ dijo, sus ojos estaban impasibles, de nuevo estaba pensando en algo. Retrocedí unos pasos.

─Lo siento.─ me disculpé, ¿Por qué no le gustaba que lo llamaran por su verdadero nombre?, era un nombre hermoso, no lo entendía para nada, mejor dicho, no entendía a los hombres.─ estoy bien, así que ¿Podrías traerme ropa?

Él me miró impasible, sabía que estaba pensando, estaba buscando un porque para no querer acercarme a él.

─Estoy sucia, estoy manchada, he matado a un demonio, estoy cubierta de sangre demoniaca, es por eso que no quiero que te me acerques, no es que te odie o algo parecido a eso.─ dije, mirándolo fijamente.

Adrien estaba callado.

─Cuando tome un baño, podré estar a tu lado.─ sonreí leve. Pasé al lado de él.─ te esperaré en el baño público, y lo siento Adrien.─ y me alejé de él, dejándolo con la mirada hacia mí.

Al día siguiente me preparé para ir de pesca con Adrien, aunque él no sabía qué lo iba a llevar a pescar, tenía que disculparme por mi comportamiento de la noche anterior, además tenía que estar al lado de él hasta poder ver el hilo de la maldición, así eliminarlo, dejando que transcurra su vida como ángel mientras yo terminaba la mía. Fui caminando hacia la pequeña montaña, lo encontré con la mirada al abismo, sus ojos azules celestinos estaban fijos al lago que estaba abajo, me acerqué cuidadosamente sin que lo notara, y me puse al lado de él.

─Normalmente no me gustaba estar en una altura como esta, pero cuando tuve mis alas, perdí el miedo a las alturas.─ dije, mirando al lago. Adrien ladeó el rostro para verme fijamente.

─ ¿Cuándo te diste cuenta de que eras la reencarnación de un ángel caído?─ preguntó Adrien con la mirada fija a mí, estaba pensando que me miraba como si fuera algo extraño, algo único. Lo miré sonriendo.

─Tuve un accidente, donde me enterré un fierro en el estómago y tuve una fractura externa en mi pierna, el dolor fue horrible, y peor era ver la sangre que brotaba de mis heridas, fue como ver una película de terror, así que ahí despertó mi parte de ángel caído, pensaba que era un sueño, pero era verdad, y poco a poco me iba acostumbrando.

Escuchaba mi relato atentamente.

─Darquiel.─ dije, él se tensó.─ ¿Por qué no te gusta que te llame Darquiel?

─No me gusta que me lo digan, sobre menos los humanos.─ giró el rostro hasta el abismo.─ no digo mi nombre real a cualquiera, pero tú te enteraste del ángel caído que te tuvo.

Sonreí de medio lado.─ créeme, no fue bonito que ese demonio me tocara, sobre menos……olvídalo, hay cosas que prefiero olvidar.

─Te marcó.─ dijo, mientras me miraba fijamente, sus ojos azules celestinos tenían atisbo de molestia y a la vez de tristeza. Lo miré confundida.

─No digas esa palabra, siento que soy un ganado, de esos que los marcan en la piel.─ me acerqué a él y le cogí la mano.─ oye, ¿Puedes hacer una locura?─ pregunté sonriendo.

Adrien me miró con curiosidad.

─ ¿Qué cosa?─ preguntó. Miré al lago y sonreí.

─No abras tus alas.─ y lo jalé hacia el abismo. Estábamos cayendo, aún no soltaba su mano, Adrien gritó, yo me reí, al final caímos en picada, a veces era bueno hacer un deporte extremo, como caer de un abismo hasta un lago, además no íbamos a morir, ya que no éramos normales como lo demás. El agua sonó, mientras nos sumergíamos, Adrien fue el primero en sacar su cabeza de la superficie, yo demoré en hacerlo. Cuando salí, reí como una loca.




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