Caminé hacia la montaña donde podía relajarme y huir de las palabras que hablaban los humanos, era ahí donde me sentía libre y donde podía volar con libertad, un ángel debía entrenar sus alas para la hora de eliminar demonios, y era mi deber como ángel eliminar todas las plagas que estaban por ahí sueltas, mi deber siempre había sido ese.
Llegué a la montaña. Me senté en una roca junto a un riachuelo, el sol estaba en todo su esplendor, un buen día para empezar diría yo. Miré a mí alrededor apreciando la belleza de la naturaleza, era magnífico ver y estar tranquilo con la naturaleza. Me acosté un rato apreciando mi hogar, el cielo estaba rodeado de nubes cálidas. Sonreí con nostalgia, ya había perdido la cuenta de cuánto tiempo me había quedado en la tierra.
Cerré los ojos, y un aroma me trajo nostalgia, esas nostalgias que no eran fácil de ignorar, recordaba claramente su cabello negro azabache y sus ojos mieles, ella aún estaba en mi cabeza, sabe Dios que no había dejado de pensar en ella, en su sonrisa y en sus bromas, aunque sabía que era pecado estar enamorado de una mujer humana sobre menos si ella era un ángel caído pero no podía sacarla de mi cabeza. Mi hermosa “Lyssi”, la persona que me había salvado de una muerte segura, se había ido sin dejar huella, su desaparición siempre la había considerado extraña, si la encontraba de nuevo estaba seguro que no la dejaría ir.
Me levanté y caminé hacia un acantilado, quería volar, así podría dejar de pensar en ella, en la chica que ocupaba mi corazón, pero antes de abrir mis alas y lanzarme al abismo unos brazos me jalaron para atrás. Caí con la persona que me sostenía.
─ ¡Por todos los cielos!─ exclamó una voz pastosa. Giré y la observé, me sorprendí, su cabello negro azabache se movía por el viento, sus ojos mieles me miraban con molestia y miedo.─ ¿Acaso te has vuelto loco? ¿Te querías suicidar?
─Yo….
─Eres joven, yo te recomendaría que pensaras bien las cosas, hay personas que llorarán tu muerte si te caes al acantilado.─ se levantó y sacudió su vestido. Tenía un vestido de campesina, una cofia de color café, no pasaba de sus dieciocho años.─ ¿Acaso no puedes hablar?
─Lo siento, no es eso, solo que…….lo siento, yo pues….─ no podía hablar debido a ella. No podía creerlo, ella estaba frente a mí, mirándome con sus ojos mieles, ¿Acaso no me recordaba?
Suspiró y se rascó la cabeza.─ mira, cálmate y luego habla con tranquilidad.
─Soy Adrien.─ me presenté con ese nombre, aquel nombre que me había dado ella. Miré como pasaba su mirada por todo mi rostro. Intenté calmarme, quería decirle que nos habíamos conocido tiempo atrás, pero no podía, podía asustarla y eso no quería.
─Mmmm, un gusto Adrien, mi nombre es Laurie.─ sonríe. La miré confundido, ¿Laurie? ¿Acaso no se llamaba Lyssi?─ ¿De dónde eres?
─Yo pues…
─Primero, vamos al pueblo, ahí podrás comer y asearte, aunque……─ me miró de pie a cabeza.─ chico, eres muy apuesto.
─Oh gracias.─ dije con timidez. Ella sonrió y me dio la mano.
─Adrien. Vamos, me imagino que quieres comer algo para aclarar tu mente, ¿Verdad?
La miro fijamente, ¿Acaso se había olvidado de mi rápidamente?, quizás así sea, ¿Quién se enamoraría de un ángel?, no niego que tenía aspecto apuesto, pero yo era un ángel, y ella era un ángel caído y un humano. Miré su ropa atentamente, ¿Cómo pudo olvidarme rápidamente?
─ ¿Pasa algo?─ pregunté, mirándome fijamente.
La miré fijamente, sus ojos mieles me miraban con confusión. ¿Cuánto tiempo habrá pasado?
Y me detengo.
No había contado el tiempo. El tiempo para mí no contaba.
─ ¿Qué año es este?─ pregunté con miedo. Ella me miró con el ceño fruncido.
─Vaya muchacho, de verdad estás mal de la cabeza.─ señala su sien.─ estamos en el año 1910, ¿Algún problema?, creo que necesi….. ¿Qué pasa? Estás pálido.
No conté los años, para los ángeles el tiempo no contaba, ella no era la “Lyssi” que había conocido años atrás, ella era otra, y a la vez era ella, solo podía significar algo, ella era la reencarnación de Lyssi.
─Laurie.─ susurré. Ella me miró confundida.