Una modelo en apuros

9; Fiesta

Me miro una última vez en el gigante espejo del baño de la suit y sonrío, satisfecha. Mis ojos grises guardan un brillo inquieto, y mi cabello cae despreocupadamente por mi espalda al descubierto. Llevo puesto un vestido celeste de palabra de honor (es decir, sin mangas) que va ceñido desde el escote hasta la cintura y a partir de ahí es de vuelo.

Me retoco el pintalabios y me coloco los tacones plateados antes de salir al pasillo, donde me esperan los chicos, con los que estoy algo resentida debido a ciertas apuestas y comportamientos inmaduros.

-¡La modelo más guapa de Hollywood está aquí! -grita Alex en cuanto cierro la puerta detrás de mí.

Entonces, la gente se empieza a asomar a las puertas de sus habitaciones, y varios chicos salen de estas, dirigiendose hacia mí corriendo. Miro al moreno en shock, y, justo antes de que la gente me aplaste en frente de mi propia suit, alguien me levanta del suelo al estilo princesa y entra en el ascensor conmigo. Levanto la cabeza y unos ojos verdes me miran con arrogancia. Rápidamente, me deshago de sus brazos y salgo del ascensor en cuanto las puertas se abren.

-De nada, princesa -dice regodeándose.

-Si piensas que te voy a dar las gracias, te vas a quedar esperando, guapo -le digo con determinación, a lo que me contesta con una sonrisa torcida.

-Ya me las darás. Algún día -repone y me guiña el ojo al final de la oración.

Definitivamente odio cuando hace eso.

Al cabo de pocos minutos, Alex y Ethan se reúnen con nosotros.

-No puedes negar que no ha sido gracioso -rompe el silencio el moreno.

-Súper gracioso, Alex -ironizo.

Salimos del hotel y llamamos a un taxi, que no tarda en llegar. Alex se sienta en el asiento del copiloto, y Ethan y Dylan y yo en la parte trasera.

-Música, por favor -le digo, un tanto impertinente, al taxista.

Al instante la canción "Human" de Christina Perry inunda el coche.

-Estás preciosa -me susurra Ethan al oído, haciendo que mi piel se erice.

Me recompongo al instante y le dedico una de mis mejores sonrisas. Después de media hora de viaje, le pagamos al pobre hombre que ha tenido que soportar mis peleas con Dylan y Alex y salimos del vehículo. Delante de nosotros, una gran valla se alza, impidiendo que vea el interior de la parcela. Alex llama al portero y nos abren la puerta. Un chico alto, rubio y bronceado aparece y hace el típico saludo de chicos con Alex.

-¡Hey Christian!

-¿Qué pasa, tío?

Entonces depara en nosotros, y nos sonríe.

-Hola, soy Chris -nos dice esbozándonos una sonrisa, especialmente a mí.

-Ellos son Dylan, Ethan, y esta es la preciosa Lily -nos presenta divertido.

Ruedo los ojos y miro a Chris, que no para de observarme.

-Encantado -repone, y los tres contestamos con un "igualmente".

Nos guía hasta el interior de la parcela, que resulta ser una increíble mansión con un enorme jardín. Sonrío pícaramente; esto pinta bien.

Todavía no hay mucha gente, pero empiezo a fichar a los chicos guapos que veo, que son abundantes. ¿Están todos los tíos buenos del mundo aquí o qué?

Entonces una morena, con unos ojos increíblemente azules que hacen contraste con su piel bronceada, y cabello rizado por la cintura, se acerca a nosotros contoneando su proporcionada figura.

-Carmen -le sonríe Chris-. Estos son Alex, Dylan... ehh... Ethan y Lily.

-Encantada -ronronea cálidamente mirando a Alex.

En cuanto pronuncia la palabra, confirmo lo que había sospechado: que no es de aquí.

-¿De dónde eres? -pregunto curiosa, intentando sonar amable.

-España, he venido aquí por trabajo -me contesta de forma agradable.

¡Española! Vaya, eso está bastante lejos de aquí, creo...

Suspendí geografía, ¿vale? Así que no me juzguéis mucho...

Después de un rato hablando con Carmen sobre temas banales me libro de ella y me voy a disfrutar un poco del ambiente.

-¿Lily Rose? -oigo que me llaman.

Me giro y un chico con unos enormes ojos castaños me sonríe, y unos graciosos holluelos se forman en sus mejillas.

-¿Nos conocemos? -le pregunto acercándome a él.

-Sí. Bueno no. Es decir, que yo sí te conozco a ti, pero tú a mí no -consigue decir y suelta una carcajada.

-Vaya, y ¿con quién tengo el placer de estar hablando? -río.

-Bryan, me llamo Bryan.

-Me alegro de haberte conocido, Bryan -le sonrío seductoramente y sigo mi curso por el jardín. Entablo conversaciones con todos los chicos que me gustan, y cuando llevo ya un rato haciendo lo mismo, me empiezo a aburrir y decido entrar en la casa a ver qué hay. Pero, para mi sorpresa, no hay casi nadie aquí dentro.

Y de pronto escucho una risita aguda, seguida de un "shhh". Frunzo el ceño, curiosa, y me dirijo a escondidas hacia la proveniencia del sonido. Me agacho, quedando oculta por el sofá, y asomo la cabeza por este.

Entonces los veo: a Carmen con Alex.



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En el texto hay: novela juvenil, verano, modelos

Editado: 12.11.2018

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