- Gracias señora Farfan - dije despidiendome de mi vecina que trabajaba en la cafetería.
- ¡No hay de que! ¡Volve cuando quieras cielo, solo tene´ cuidado con esos chicos borrachos de la esquina, no entiendo como sus papás les permiten tomar tan descaradamente! ¡Mis hijos jamas han sido tan brutos para hacerme pasar verguenza como estos!
- Nos vemos!
Cruzo la calle alejandome del local y de los chicos, por suerte aun conservo a mami Farfi, no pareciera que llevo años sin verla, todo es igual por momentos, esta era la monotonia que necesitaba para regresar a casa.